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Reportaje:

En busca del voto emigrante

El candidato a la presidencia promete en Madrid una Francia nueva

Guillermo Altares

Ante un público entregado, en el que había casi tantos franceses como españoles, el candidato conservador a las elecciones presidenciales Nicolas Sarkozy trajo anoche la campaña electoral francesa a Madrid con un discurso en el que realizó un llamamiento a acabar con "la ideología de mayo del 68".

Como ya hizo en Londres en enero, el ministro del Interior francés está intentado ganarse los votos de los residentes en el extranjero, un número nada desdeñable (40.000 en España, 800.000 en todo el mundo) y que puede resultar crucial en unas elecciones, que se anuncian muy reñidas, cuya primera vuelta se celebra el 22 de abril.

"Quiero transmitir toda mi amistad a Mariano Rajoy", exclamó al principio del mitin de Madrid, en el que se encontraba el líder del Partido Popular, lo que fue respondido con gritos de "presidente", que todavía resultaron más estruendosos cuando transmitió su amistad a "Ana Botella Aznar", también presente, y a José María Aznar. Al encuentro con Sarkozy asistieron unas 1.500 personas, que llenaron a rebosar un auditorio del Palacio de Congresos de Madrid.

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Sarkozy comenzó su discurso lanzando grandes elogios a España, centrados sobre todo en "la exitosa gestión del PP", y luego se dirigió a los franceses del extranjero en unos términos casi calcados del discurso que pronunció en Londres. "Ya lancé en Londres un llamamiento a todos los expatriados que son desdichados con la situación en Francia y que se han sentido obligados a irse, y es un llamamiento que quiero repetir esta noche. Les dije entonces y quiero decirlo de nuevo: 'Volved'. Volved porque juntos convertiremos a Francia en una gran nación en la que todo será posible, en la que los padres no tendrán miedo del futuro de sus hijos, en la que cada uno pueda realizar sus proyectos, ser responsable de su propio destino", manifestó.

Su discurso fue extremadamente crítico con la Francia actual, que describió como un lugar en el que no se respeta el trabajo, en el que los impuestos son muy elevados, en el que es casi imposible conseguir un empleo sin titulación, en el que la educación padece una caída libre por la falta de respeto a profesores y alumnos. Un discurso mucho más propio de un candidato de la oposición, y no de un miembro del Gobierno. "No ignoro que muchos de ustedes se han visto decepcionados por la derecha republicana", reconoció.

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"El país que quiero construir con ustedes es una Francia que cree de nuevo en los valores del esfuerzo, del éxito, del trabajo, del mérito. Es una Francia que romperá con la ideología de mayo del 68, esta ideología que instaló en todas partes, en la política, en la educación, en la sociedad, una inversión de valores y un pensamiento único cuyas principales víctimas son los jóvenes", exclamó.

Precio "de amigo"

Nicolas Sarkozy y su esposa, Cecilia, se beneficiaron en 1997 de una rebaja de al menos 300.000 euros en la adquisición de una vivienda de 230 metros cuadrados en Neully, una localidad residencial colindante con París de la que el político conservador francés era entonces alcalde. La inmobiliaria Laserre, una de las principales empresas contratistas del Ayuntamiento de Neully, ofreció a los Sarkozy un "precio de amigo" y "una rehabilitación integral personalizada", según una información que publica hoy el semanario Le Canard Enchaîné.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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