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Dos cardenales creen que el Gobierno quiere dañar a la Iglesia

"Tratan de erradicar nuestras raíces cristianas más propias". Esta es la impresión del cardenal de Toledo y primado de España, Antonio Cañizares, ante el anuncio de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, de que el Gobierno se propone reformar la Ley Orgánica de Libertad Religiosa para avanzar hacia la laicidad.

La tesis del cardenal primado es que "el laicismo esencial y excluyente que se pretende imponer" intenta acabar con "el patrimonio y los principios morales que caracterizan a Occidente, sustituyéndolos por la dictadura del relativismo". "Nos hallamos inmersos en una gran revolución cultural. Desde hace unos decenios estamos asistiendo a una profunda transformación en la manera de pensar, de sentir y de actuar, donde Dios no cuenta", afirmó en la misa celebrada en la catedral de Toledo.

En términos parecidos se expresó el también cardenal Agustín García-Gasco, arzobispo de Valencia, durante la celebración de la Missa d'Infants, con motivo de la festividad de la Virgen de los Desamparados. "El hombre es un ser social y la fe tiene una dimensión comunitaria, por lo que es inconcebible que el creyente tenga que renunciar a su fe para ser ciudadano activo", dijo.

Un documento de la Conferencia Episcopal con motivo del Domingo de Pentecostés culpa de la crisis del catolicismo "a las imágenes parciales y sesgadas" emitidas por algunos medios de comunicación. Entre otros motivos del "desinterés por la formación cristiana", señalan la ruptura de la cadena en la transmisión de la fe en el seno de la familia y los "sucesivos procesos de secularización que padece la sociedad española".

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