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Reportaje:

A la caza del voto del PSOE

El PP centra su estrategia en captar hasta un 6% de electores socialistas que según los expertos pueden cambiar de bando

"Hemos detectado un desplome del suelo electoral del PSOE y queremos hacer que no sea doloroso el tránsito de esos votantes hacia nosotros. Tenemos que centrar nuestro discurso", asegura un alto dirigente del PP. Explica así la estrategia de los populares para captar a votantes socialistas desencantados, que ha sido tratada en las últimas reuniones de maitines en la sede central de la calle Génova, y a la cual puso voz el lunes el vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons.

¿Tiene sentido esta estrategia? ¿Existe una bolsa de votantes del PSOE dispuestos a cambiarse al PP? Según los datos de las encuestas de Metroscopia para EL PAÍS y de los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), sí hay en este momento un porcentaje significativo de votantes socialistas desencantados y dispuestos a apoyar al PP, siempre y cuando este no mantenga un discurso que les provoque rechazo.

Según los expertos de Metroscopia, ese porcentaje podría llegar hasta el 6% de los votantes del PSOE en las elecciones generales de 2008. En cambio, únicamente el 2% de los votantes que pierde el PP están dispuestos a apoyar en este momento a los socialistas.

La dirección del PP admite abiertamente que se ha lanzado a recoger los escombros del suelo electoral del PSOE, desplomado en los últimos meses, una vez que consideran asegurada la movilización de los suyos. Sus estudios indican que la novedad ahora es que, cualitativamente, esos votantes socialistas que podrían trasvasar su voto a la derecha proceden precisamente de la base electoral y tradicional del PSOE. Es decir, de comunidades con hegemonía socialista, con una cierta fidelidad electoral y que ahora rechazan la gestión de este partido, sin tener inconveniente además en votar al PP. Un ejemplo de esto son los pensionistas.

Un dirigente popular llega a asegurar que en ese análisis está la explicación de gestos como el del ministro de Fomento y número dos socialista, José Blanco, dirigiéndose a su base electoral a través de programas de consumo masivo como La Noria (de Telecinco). El fin sería, según su interpretación, asegurar esa base electoral que les está abandonando en este momento por los recortes de sueldo a los funcionarios o la congelación de las pensiones.

Tradicionalmente, el voto del PP ha sido siempre mucho más fiel que el del PSOE. Entre otras cosas, porque los socialistas compiten con otras opciones de izquierda, con partidos nacionalistas y, sobre todo, con la abstención. En cambio, el votante popular es mucho más fiel porque su partido no se enfrenta con otras opciones de derecha o de centro derecha y porque goza de una mayor movilización entre sus fieles. Esa situación se ha acentuado en los últimos meses, según los expertos, a medida que han caído la imagen y la valoración del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

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Según Metroscopia, el grado de fidelidad de los votantes del PP está muy por encima del 70%, mientras que la de los socialistas está entre 15 y 20 puntos por debajo. El votante del PSOE es considerado por los expertos como ciclotímico, mientras que el PP permanece fiel, con Gürtel o sin Gürtel. El electorado socialista se reactiva más por irritación o rechazo al PP que por entusiasmo con el PSOE. Este análisis coincide con el de la dirección del PP, y respalda la estrategia de "no molestar" y, desde luego, no aparecer como partidario de la congelación de pensiones, los recortes de sueldos o el abaratamiento del despido.

La respuesta del PSOE a esa estrategia, según fuentes del PP, no puede venir desde el ámbito económico, porque la crisis y la presión internacional lo impiden, pero sí por leyes o iniciativas que intenten "descentrar" a los populares. Por ejemplo, la futura Ley de Libertad Religiosa o la de igualdad de trato.

Un 13% de indecisos

En lo que coinciden los dos grandes partidos, según Metroscopia, es en mantener un porcentaje muy similar de indecisos: alrededor de un 13% no sabe si votará o no y, en el caso de que lo haga, por qué partido se decantará.

Exceptuando al PP, un 12% de los votos que perdería el PSOE irían a otras opciones, principalmente a IU. En el caso de los populares, ese porcentaje es del 5%. La fidelidad de los votantes del PP hace no solo que sufra una sangría menor que la del PSOE, sino que también recoja más votantes descontentos de otros partidos. Y también de ciudadanos que votan por primera vez, e incluso de abstencionistas que dicen que ahora sí acudirán a las urnas. Por el contrario, el PSOE no está en condiciones de recoger apoyos sustanciales entre los nuevos votantes. Otro dato significativo es que los afines al PSOE en 2008 que ahora se abstendrán o que votarán en blanco duplican a los del PP que declaran esta intención. El 12% de votantes que pierde el PSOE se inclinan por la abstención o el voto en blanco, frente al 6% del PP.

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