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De la crisis financiera al desempleo

La crisis, con el deslizamiento hacia la recesión que han revelado los últimos indicadores, ha entrado en su etapa álgida. El principal problema con el que se topa el Gobierno de Zapatero es el desempleo, que en España ha alcanzado los índices de crecimiento más altos de la Unión Europea. En esta cuestión prioritaria pretende centrarse el Ejecutivo en las próximas semanas: ha cerrado su agenda de encuentros con la patronal y los sindicatos y prepara el debate político con la oposición.

Hasta este momento, el Gobierno ha tenido que lidiar con una crisis financiera para la que están definidas las bases del afianzamiento del sistema financiero después de las medidas adoptadas en la cumbre europea del 12 de octubre. En esta reunión, Zapatero, de la mano del presidente francés, Nicolas Sarkozy, desempeñó un papel protagonista. Ambos lograron que se impusiera la tesis de que Europa tenía que afrontar el derrumbe financiero de manera unitaria.

De esta primera parte de la crisis, la financiera, el Gobierno de Zapatero ha salido políticamente indemne. Su papel ha tenido el reconocimiento de la oposición. El líder del PP, Mariano Rajoy, ha dado un apoyo básico a las medidas del Gobierno para blindar de la crisis al sistema financiero español.

Cambio de percepción

No era esa la situación en el mes de julio. Una encuesta señalaba que el 60% de los españoles responsabilizaba al Gobierno de la crisis. Tenía mucho que ver con esa percepción la negativa reiterada de Zapatero a reconocer como crisis la situación económica que se vivía en España desde la primavera. Los encuestados se dividían entre quienes consideraban que el Gobierno les engañaba y los que pensaban que había errado en sus previsiones.

Sin embargo, en septiembre, tras la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers y la posterior intervención de las autoridades norteamericanas, la percepción de los ciudadanos ha cambiado. Son ahora el 60% de los españoles los que atribuyen la crisis a causas exteriores a España.

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Las turbulencias económicas han marcado la segunda legislatura del Gobierno de Zapatero, constituido a mediados de abril. En clave política cabe destacar el protagonismo creciente del presidente a la hora de afrontarla, dejando en segundo plano al vicepresidente económico, Pedro Solbes.

También han surgido con fuerza nuevas caras, como la de David Vegara, secretario de Estado de Economía, que ha adoptado un progresivo protagonismo a ojos del presidente por su profundo conocimiento de los mecanismos del sistema financiero.

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