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La cúpula de Convèrgencia abraza el independentismo en Cataluña

Sus dirigentes se prodigan en declaraciones favorables a la autodeterminación

Los tres principales cargos de Convergència Democràtica (CDC) han prodigado en los últimos días declaraciones en favor de la autodeterminación y/o de la independencia de Cataluña. La calculada ambigüedad de la era pujolista ha llegado así a su fin. Pero, significativamente, sólo a través de las posiciones personales de la nueva cúpula, no de ningún programa, ni de ningún congreso.

Así, el secretario general, Artur Mas, se ha mostrado a favor de un referéndum de autodeterminación, con condiciones. Más directo, el nuevo secretario general adjunto, Felip Puig, ha dicho "sí" al ser inquirido sobre si votaría la independencia, aunque matizando que si él es independentista, en su partido conviven distintas posturas. Y el flamante portavoz parlamentario, Oriol Pujol, vástago del expresidente Jordi Pujol, también ha declarado que apoyaría la independencia en un referéndum.

"Jordi Pujol decía que él había llegado al Aneto y que a nosotros nos correspondía escalar al Montblanc. Y ahí estamos, no hay nada extraño", afirma su hijo Oriol

Pese a la contundencia de lo registrado, en conversaciones con EL PAÍS, la cúpula introduce matices. Echa agua al vino. Niega toda radicalización nacionalista: "Somos los de siempre porque siempre hemos sido soberanistas. Lo que sucede es que ahora nos hemos liberado de las hipotecas que tuvo que asumir Jordi Pujol". Así se explica Felip Puig. Oriol Pujol remacha: "Jordi Pujol siempre decía que él había llegado al Aneto y que a nosotros nos correspondía escalar el Montblanc. Y ahí estamos, no hay nada extraño".

¿El Montblanc significa la autodeterminación de Cataluña, como cree la nueva hornada? Pujol padre siempre negó que CDC abogara por la separación. Tampoco ese objetivo figura en las ponencias congresuales. Pujol huía de los maximalismos. Amaba las parábolas y asumió, con algún ribete radical, un sólido anclaje en España. Afirmaba que Cataluña tenía los mismos derechos que Lituania, pero enseguida matizaba que España no era como Rusia.

Ahora, Mas, Puig y Pujol júnior son más contundentes. Los dos últimos, porque así lo sienten. Mas, quizá porque no domina, como su mentor, el difícil arte de la ambigüedad dialéctica. Por eso esta semana, cuando se le preguntó qué votaría en un referéndum sobre la autodeterminación de Cataluña, respondió afirmativamente.

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Josep Antoni Duran Lleida, el líder de Unió, que en sus estatutos defiende la confederación de los "pueblos ibéricos", flanqueó a Mas. Pero Duran precisa que, a partir del reconocimiento del derecho a decidir de Cataluña, es partidario de la permanencia en España. Y se autodefine como español, algo de lo que siempre huyó Jordi Pujol.

Puig en una reciente entrevista se declaró independentista, pero apostó por un primer estadio confederal. El moderado Xavier Trias, jefe de la oposición municipal en Barcelona y dirigente número cuatro, suele limitarse a sostener que Cataluña debe asumir todas las cotas de autogobierno posibles.

La nueva cúpula argumenta que ni Cataluña ni CDC han de cerrarse puertas. Y que la idea de convertir al partido en la "casa grande del catalanismo" no implica radicalizarse, sino recuperar el espíritu fundacional de CDC: un movimiento de carácter globalizador e integrador de diferentes sensibilidades.

Pero Pujol, e incluso Trias, abogan porque CDC actúe como locomotora para que las posiciones soberanistas lleguen a ser mayoritarias. Trias afirma: "¿Cómo se llega a la independencia? Pues a base de que una masa crítica de gente te apoye y te siga. Eso, tomando según qué posiciones extremistas, es muy difícil. Por tanto, tienes que ser capaz de calibrar cómo conducir a la gente hacia determinada dirección o cómo te conduce la gente hacia ella, porque el país va cambiando".

Y en eso están enfrascados los convergentes: en intentar interpretar los cambios sociológicos. En esta fase de prospección, Puig, Trias y Pujol coinciden en que las posiciones más soberanistas ganan adeptos. Lo achacan al "hartazgo" hacia algunas actitudes que últimamente "ha adoptado España". "La gente se volverá independentista si el Estado no nos permite estar cómodos", opina Trias. Pujol añade: "La fatiga hacia España ha incrementado las adhesiones hacia el nacionalismo o el soberanismo". Y Puig insiste: "España no asume que entramos en una segunda transición y que Cataluña y Euskadi ansían un nuevo marco de relación que supere el Estado de las autonomías".

La última encuesta del Centro de Estudios Sociológicos de la Generalitat, de esta semana, revelaba dos datos que enarbolan los convergentes. Los independentistas han aumentado en casi dos puntos desde la oleada de julio: alcanzan el 18,5%. Y los encuestados que se declaran sólo catalanes han pasado del 13,9% al 18,8%.A Unió le molestan algunos "exabruptos" independentistas de sus socios. Pero se mantiene expectante, a ver cómo se decantan. Se concentra en las elecciones generales, que encabezará Duran. Pero en este envite necesita a sus militantes y a los convergentes. Y a los votantes más moderados, refractarios al independentismo.

EL PAÍS

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