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Un ejecutivo batallador

Enfrentado al Gobierno por Endesa, Pizarro rechazó una oferta del PP en 1996

Íñigo de Barrón

Manuel Pizarro cuenta que cuando era poco conocido en Madrid siempre iniciaba las conversaciones diciendo que era de Teruel. "Eso me daba ventaja porque, en principio, muchos creían que eras tonto y te podías mover con más tranquilidad", recordaba hace años el empresario que ha decidido entrar de lleno en la carrera política. La anécdota refleja la astucia con la que se mueve el nuevo fichaje del Partido Popular (PP).

Manuel Pizarro (Teruel, 1951) siempre estuvo cerca del PP. De hecho, en 1996 ya recibió la primera oferta para incorporarse al Gobierno, pero prefirió quedarse "en la retaguardia", como él decía. Esta posición le permitió mantenerse en la empresa privada, donde ha ganado un patrimonio más que razonable y desde donde ha utilizado sus múltiples contactos políticos. A Pizarro, abogado del Estado con 29 años, se le atribuye el nombramiento de Jaime Caruana al frente del Banco de España; Francisco González como presidente de Argentaria y luego el BBVA y de César Alierta para Tabacalera (ahora Altadis). A Alierta, actual presidente de Telefónica, Pizarro le ha dejado en una posición incómoda al dimitir del puesto de consejero de la operadora menos de un mes después de su nombramiento.

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Pizarro, que nunca ha ocultado su amistad con el ex presidente José María Aznar, se ha convertido en un controlador del poder económico para el Partido Popular. Sin embargo, hace gala de una posición de neutralidad que sólo es aparente. Para reforzar este papel a Pizarro le gusta presumir de que tiene amigos en el PSOE, con el que trabajó al ocuparse de los aspectos jurídicos de la expropiación de Rumasa: entre 1983 y 1987 fue asesor jurídico de Economía y subdirector de Expropiaciones de la Dirección General de Patrimonio.

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Después fundó la sociedad de valores Ibersecurities, y desde allí pasó a la presidencia de Bolsa de Madrid, a Ibercaja y a la Confederación de Cajas de Ahorros. Entre 1998 y 2002 fue vicepresidente de Endesa, y en mayo de 2002 fue nombrado presidente, cargo que ocupó durante cinco años y cinco meses, tras sustituir a Rodolfo Martín Villa.

Los más cercanos a este aragonés, que se ha convertido en un ponente habitual en los cursos de la Fundación FAES, dicen que es un hombre "afable y tranquilo en las distancias cortas", pero demostró que también es capaz de "defender con uñas y dientes" lo que él considera que es suyo, como declaró durante la OPA sobre Endesa.

De hecho, hasta este conflicto, Pizarro nunca realizaba declaraciones altisonantes, pero esta operación mostró a un ejecutivo muy agresivo. "Procuro no tener aristas", comentaba cuando presidía la Bolsa, pero al final las tuvo y muy cortantes contra el gobierno socialista. Pizarro entendió que la Oferta Pública de Adquisición (OPA) que la catalana Gas Natural lanzó en 2005 contra Endesa era fruto de un acuerdo político que suponía quedarse con la eléctrica "por un precio ridículo".

A partir de ahí comenzaron los procesos judiciales. Para cortar el paso a la empresa catalana, controlada por La Caixa, negoció con el gigante alemán E.ON otra OPA más ventajosa sobre Endesa. El Gobierno intentó evitarla por un decreto ley que le permitiera reforzar las competencias de la Comisión Nacional de la Energía (CNE). Por esta operación, el Ejecutivo de Zapatero ha tenido que dar explicaciones a la Comisión Europea.

La pugna por Endesa se cerró en octubre de 2007 tras más de dos años de proceso, el más complejo de la historia empresarial española, incluidos varios procesos judiciales, la salida de Pizarro y el nombramiento de José Manuel Entrecanales.

Pero el acontecimiento más conocido de este nuevo personaje político es cuando, el 17 de septiembre de 2005, salió en tromba ante los medios de comunicación con un ejemplar de la Constitución para denunciar que la OPA era inconstitucional porque no podía defenderse. Dijo que en España no había seguridad jurídica y que había que ir a buscarla a Nueva York. Después ha acusado al Gobierno de enviar Guardias Civiles para espiarle en la sede de Endesa, caso que ha sido archivado por el juez y recurrido por Pizarro.

Muchos accionistas de Endesa le están agradecidos porque elevó un 112% el valor de las acciones de la empresa. A buen seguro que el PP también lo recordará para ensalzar su capacidad de gestión. Sin embargo, entre 2002 y 2005 las acciones de Endesa tuvieron un triste recorrido bursátil (incluso se depreciaron) y sólo se animaron con la guerra de OPA.

Ahora Pizarro deja el mundo empresarial para saltar a la política, es decir, la carrera contraria a la de su amigo Rodrigo Rato, que es uno de los consejeros mejor pagados. Pizarro dejó Endesa con una indemnización de unos 12 millones, tras duplicarse el sueldo en 2006 y ganar 3,2 millones. Además, obtuvo cuatro millones por la venta de acciones. Quizá ya ha ganado dinero suficiente y ahora sólo le motiva el poder.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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