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Análisis:Juicio por el mayor atentado en España | 11-M
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Qué estalló en los trenes... y los preservativos de los Tedax

Los esfuerzos de algunos por marear la perdiz y sembrar cizaña en beneficio propio no parece tener límites. La presentación al tribunal del informe definitivo de los explosivos realizado por ocho peritos, cuatro oficiales y cuatro escogidos por tres acusaciones y dos defensas, ha dado pie de nuevo al enredo y la insidia por un lado y a la cuchufleta y al ¡cómo es posible!, por otro.

Ahora lo explico, pero no se dejen engañar, porque la importancia de la prueba es relativa, aunque algunos intenten desesperadamente insinuar que en uno de los focos de explosión del tren de El Pozo estalló Titadyn, para intentar vincular a ETA con los atentados.

La importancia es relativa porque hay otras pruebas, como los cruces de llamadas entre los terroristas y la trama asturiana o los teléfonos usados para activar las bombas, para acreditar los hechos, pero también porque durante la sesión del juicio del 1 de marzo, el tribunal destruyó la falsa polémica. Ese día se proyectó en la sala el vídeo de Mina Conchita tomado durante una inspección de la Guardia Civil. La proyección evidenció que incluso tres meses después de la tragedia, cuando los propietarios de la mina ya sabían que los explosivos y detonadores del 11-M procedían de allí, y se suponía que debían de tener más cuidado, el desbarajuste era total. Los agentes pudieron encontrar explosivos y detonadores distribuidos por la bocamina, fuera de los minipolvorines, sin ningún control y conviviendo partidas de Goma 2 Eco con otras de Goma 2 EC y todo ello, sin vigilancia.

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La prueba demostró que los dos tipos de dinamita citados estaban en la mina y que los terroristas, guiados por José Emilio Suárez Trashorras y el menor conocido como el Gitanillo, se llevaron unos 200 kilos de ambas sustancias, aunque la gran mayoría debía ser Goma 2 Eco, de más reciente fabricación.

Y eso fue lo que estalló en los trenes: Goma 2 Eco, aunque en algunas de las bombas esa dinamita estaba mezclada con algún cartucho de Goma 2 EC. Creer que los terroristas despreciaron la Goma 2 EC porque era más antigua es como creer que un borracho va a despreciar un whisky de garrafón porque ha encontrado un gran reserva.

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La Goma 2 EC tiene los mismos componentes, aunque con algunas diferencias en cuanto a porcentajes que el tipo de Titadyn que suelen utilizar los etarras, lo que explica la presencia de algunas sustancias como el dinitrotolueno (DNT) y la nitroglicerina, que agitan con entusiasmo los de la teoría de la conspiración. Y los resultados de los análisis permiten asegurar que lo que estalló en los trenes era dinamita, aunque como las cantidades de las muestras son muy escasas no permiten ponerle el nombre comercial. De los explosivos hallados intactos en todos los escenarios del 11-M, los análisis dicen que se trata de Goma 2 Eco.

Eso es lo que dirá el tribunal en la sentencia, y si no, al tiempo. Lo demás son juegos florales y ganas de enredar o peor, la utilización política de 191 muertos y 1.800 heridos.

Ésa es la parte seria, pero la prueba de los explosivos ha dejado también alguna perla para la historia que es como para echarse a reír si no fuera para echarse las manos a la cabeza. Resulta que las bolsitas de plástico utilizadas para recoger muestras por parte de los Tedax no son estancas, sino permeables. Lo que permite que se evaporen sustancias del interior, como el nitroglicol de los explosivos, y que determinados productos del ambiente perfundan la bolsa y se instalen tranquilamente en la muestra como contaminación. ¡Y se han dado cuenta ahora!

¿Saben cómo se han dado cuenta?, porque los análisis de algunas muestras guardadas en las bolsitas de captura de muestras y almacenadas en las dependencias de la Policía Científica daban resultados diferentes en 2004 y en 2007.

Así, se da la paradoja de que tres muestras extraídas de un mismo cartucho, según el recipiente en el que hayan estado guardadas, tienen ahora una composición diferente. Las muestras guardadas en tarros de cristal o en otros envases denominados tubos Falcon se conservan mucho mejor que las recogidas en las bolsas de plástico.

Está claro que las situaciones límite ponen a prueba los engranajes y que nunca antes en España se había cuestionado un análisis sobre el explosivo de un atentado.

Ahora bien, que una muestra que no tenía DNT ni nitroglicerina en los análisis realizados el 11 de marzo de 2004, tenga esas sustancias tres años después, no deja de ser inquietante. Seguramente Darwin encontraría una solución ingeniosa a la cuestión de que donde antes había un seiscientos, ahora hay un Ferrari. Pero resulta que tras los experimentos pertinentes se ha llegado a la conclusión de que la culpa es de la bolsita, que deja pasar el DNT y la nitroglicerina, porque se ha contaminado en dependencias de la Policía Científica, donde parece que esos productos flotan en el ambiente.

¿No se preguntan de qué fabricarán los preservativos los Tedax y si tienen familia numerosa?

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