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El "fascista" y los "tontitos"

Villalobos se enzarza con Bono, que le reprochó que insultara a los discapacitados

Hace meses que José Bono, presidente del Congreso, y Celia Villalobos, diputada del PP y secretaria cuarta de la Cámara, mantienen agrias discusiones en la Mesa, a puerta cerrada. Hace varias semanas discutieron por el viaje a Guinea Ecuatorial de una delegación de la Cámara, y ayer superaron los precedentes.

Primero porque los representantes del PP plantearon la petición de comparecencia del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, para explicar las investigaciones sobre los ERE de Andalucía. Bono les dijo que el PP debía reformular la petición porque nunca se admiten comparecencias del fiscal sobre asuntos concretos. Como los cuatro representantes del PP se negaron, tras una agria discusión, Bono lo sometió a votación y, con apoyo de los representantes de PNV y CiU, se rechazó.

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En el archivo de la Mesa del Congreso constan una docena de peticiones de comparecencia sobre asuntos concretos del fiscal general del Estado en las últimas tres legislaturas que fueron frenadas. Cuando el PP tenía mayoría fueron rechazadas, y desde 2004 se han reformulado en muchas ocasiones para que sean peticiones genéricas, a partir de las cuales los grupos pueden plantear al fiscal asuntos concretos que estén sub iúdice.

Luego, a propósito de la convocatoria de plazas para personal de la Cámara, Villalobos se refirió reiteradamente a los discapacitados como "tontitos". Se discutía sobre la inclusión en el cupo de discapacitados de un solicitante, y la diputada del PP insistió en el término "tontitos". Bono, que había salido un momento, se incorporó a la reunión y, tras ser informado, afeó a Villalobos el uso de ese término, imputándole "falta de sensibilidad social".

"Hablo como se habla en mi tierra", dijo Villalobos. "Ni coloquial ni nada. Aquí todos tenemos alguna discapacidad. A unos les falta un brazo y a otros sensibilidad", le respondió Bono, antes de zanjar la agria discusión asegurando que el tema no estaba en el orden del día y se levantaba la sesión. La diputada del PP protestó.

Según explicó luego, lo que quiso decir "es que si hay cinco plazas y las ganan [los discapacitados], para ellos, que no hagan corralitos, porque eso es lo que se hacía en los años cuarenta, cuando se distinguía entre listitos y tontitos; en los cuarenta, no ahora". A la salida, Villalobos coincidió con diputados de su grupo como Soraya Sáenz de Santamaría, Jorge Fernández y Ana Pastor. La secretaria cuarta de la Cámara, en tono airado, informó a los suyos de que no se admitía la petición de comparecencia del fiscal general. Las cámaras captaron a Villalobos decir frases como: "Lo que no es de recibo es que la mayoría decida lo que tenemos que poner en una petición de comparecencia"; "lo que nos faltaba con el demócrata este"; "es lo más fascista que he visto en mi vida... como presidente". Villalobos se escudó luego en que era una conversación informal y aseguró que tachó a Bono de fascista como equivalente a "arrogante".

El asunto parecía haberse cerrado así, pero el cruce de palabras continuó por la noche. En una entrevista con la cadena Veo7, el presidente del Congreso, preguntado por su disputa con la diputada popular, aseguró no estar enfadado por el calificativo de "fascista" porque venía de una persona que "insulta a su chófer", según dijo haber visto en varios vídeos de Youtube. "Que a mí me llame fascista es lo mejor que me podía llamar. Que Dios la perdone", concluyó.

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José Bono indica al Presidente del Estado de Israel, Simon Peres, los impactos de los disparos durante el intento del golpe de estado del 23- F, en el Congreso de los Diputados el 22 de febreroEFE

Bono sostiene que el CESID fue cómplice del 23-F

En su entrevista en la cadena Veo7, el presidente del Congreso fue interrogado, en su calidad de exministro de Defensa, sobre el papel del antiguo servicio secreto, el CESID, en el 23-F, del que hoy se cumplen cumplen 30 años. En un principio, Bono eludió responder porque "de existir esa documentación sería secreta", pero sí reconoció tener la certeza de que la intentona de golpe de Estado "no hubiera sido posible" sin el servicio secreto. "No pudo estar ausente", constató. Y subrayó, sin aportar nombres, "que hubo complicidad con el intento de acabar con la libertad".

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