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El fichaje de Pizarro llegó después de que San Gil dijera 'no'

Acebes trató de convencer a la líder del PP vasco para contrarrestar a UPD

Carlos E. Cué

Nada más conocerse el fichaje de Manuel Pizarro para ser el número dos por Madrid, en el PP surgió rápidamente una pregunta: ¿por qué se había incorporado hace sólo un mes, el 23 de diciembre, al Consejo de Administración de Telefónica? La respuesta es que Mariano Rajoy no le pidió que fuera en la candidatura hasta finales de la semana pasada.

Pizarro no era la primera opción de la dirección para ese puesto, sino María San Gil, presidenta del PP vasco, según fuentes de la cúpula nacional y regional.

El 30 de septiembre de 2007, domingo, Rajoy y su equipo de confianza se encontraron con una foto en todos los periódicos que les preocupó mucho. Una sonriente Rosa Díez, ex dirigente del PSOE, posaba con el escritor Mario Vargas Llosa, un liberal votante confeso del PP; Mikel Buesa, ex presidente del Foro Ermua -afín a los populares- y Albert Rivera, el líder de Ciutadans, que ha robado unos 25.000 votos al PP en Cataluña, según cálculos de este partido. Era la presentación de un nuevo partido, Unión, Progreso y Democracia (UPD), en el que está también el filósofo Fernando Savater.

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Los populares intentaron por todos los medios parar el surgimiento de esa formación. Sobre todo lo procuró San Gil, amenaza por ETA y especialmente respetada en los ambientes donde se formó UPD.

Cuando se presentó, la cúpula de Génova decidió que había que contraatacar. Rajoy no lo veía claro, según narran sus fieles, pero su entorno estaba seguro de cuál era la solución. Fue Ángel Acebes, hombre cercano a San Gil, quien intentó convencerla para que fuera la número dos por Madrid.

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San Gil declinó la oferta. Por motivos personales y políticos. No es una mujer especialmente ambiciosa, y un hecho terrible marca su vida política. Vio cómo asesinaban a su amigo y mentor Gregorio Ordóñez, tiroteado en la nuca mientras comía con ella. San Gil se siente heredera del líder del PP vasco, y está muy comprometida con la política de esa comunidad. Las elecciones autonómicas están previstas para octubre.

Acebes lo intentó hasta última hora, pero la negativa y el hecho de que la campaña se orientase hacia la economía convencieron a Rajoy para intentar captar a Pizarro.

Ese fichaje tiene otra consecuencia. Si Rajoy pierde y hay que buscar un sucesor, en el grupo parlamentario -es opinión extendida que el líder debe ser diputado- sólo habrá dos miembros de maitines, dos dirigentes clave: Eduardo Zaplana y Acebes, que incluso sus más fieles ven como quemados para dirigir el partido. Cobrará entonces mucha más relevancia Pizarro, señalan dirigentes regionales.

María San Gil.
María San Gil.J. HERNÁNDEZ

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