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ELECCIONES CATALANAS

Mas se garantiza la presidencia y tiende la mano al resto de partidos

El convergente avisa de que CiU no es "el salvador de Cataluña"

Àngels Piñol

Convergència i Unió (CiU) certificó ayer su risorgimento después de siete años de larga travesía en el desierto. Artur Mas condujo a la federación a seis escaños de la mayoría absoluta enterrando así los malos augurios de quienes en 2003 vaticinaron la desaparición de CiU por estar en la oposición y sin el liderazgo de Jordi Pujol. Al grito de Mas president de cientos de militantes, el futuro presidente de la Generalitat puso su victoria al servicio de los 7,5 millones de catalanes y repitió una idea que lanzó en el mitin del Palau Sant Jordi: "Cuanto más grande fuera, con mas humildad la teníamos que recibir. Estamos contentos, pero no presumimos. Nos sentimos servidores de Cataluña, pero no somos sus salvadores".

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Eufórico y acompañado de la plana mayor de la federación -desde Jordi Pujol a Josep Antoni Duran i Lleida-, Mas fue el último en aparecer ante las cámaras en su cuartel general, en el hotel Majestic, cuando el escrutinio se acercaba al 100%. "Pedimos una amplia mayoría y los ciudadanos nos la han dado", afirmó feliz Mas. Primero agradeció el "sentido de país" de los electores al acercarse a las urnas mucho más de lo que pronosticaban las encuestas. Avisó de que los tiempos no serán fáciles e hizo un llamamiento a movilizar todas las energías del país: "Queridos compatriotas, a Cataluña la tendremos que levantar entre todos. Al lado de este gobierno fuerte, tiene que haber un país movilizado".

El discurso de Mas no fue más allá y omitió cualquier alusión a su objetivo final del concierto económico, el tema estrella de su campaña. El mensaje fue lanzar guiños a todos los sectores para lograr alianzas contra la crisis. CiU sabe que, entre otras cosas, la actual situación económica le ha catapultado al gobierno y su obsesión es gestionar esa recuperación. Con los 62 escaños, Mas se garantiza una investidura sin problemas y solo necesitará la abstención de algún partido en la segunda votación para ser nombrado sucesor de Montilla. "¡Ya era hora! ¡Ya nos merecíamos una noche así!", exclamó Mas en el balcón del hotel Majestic donde la dirección de CiU saludó a la militancia para después cantar Els Segadors. Y, en clave de partido, no se olvidó de quienes le han acompañado durante estos siete años en la oposición: "El ejercito de resistencia, a los que han navegado cuando teníamos todos los vientos en contra, sentid esta victoria como vuestra. Habéis sido unos extraordinarios compañeros de viaje".

No habló nadie más desde el estrado -Jordi Pujol se mantuvo en un segundo plano- salvo el omnipresente Josep Antoni Duran Lleida, que felicitó a todos por la victoria y alardeó de haber clavado el resultado que anunció sobre las 21.30. Mas también tiene dotes en ese sentido porque en la porra adjudicó a CiU 62 escaños. La militancia nacionalista acabó la noche en una fiesta en un local de la calle París con la sensación de que se han cumplido sus pronósticos. Antes de la campaña, un dirigente de la federación resumió así el estado de las cosas: "Nosotros vamos a intentar a poner el seis [por los 62 diputados de CiU] y otros, a por el tres pero después, con la crisis, vendrá lo peor".

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