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Un guardia civil abate a un hombre que mató a una hermana y causó tres heridos

"La ley es que te tengo que matar", le dijo el agresor al agente que le disparó

Le llamaban El Bueno. Pero desde ayer es probable que los vecinos de Oliva de la Frontera (Badajoz) le hayan quitado ese apelativo. Porque José Manuel Aguedo Morcillo, de 37 años, al que llamaban El Bueno, mató ayer a cuchilladas a su hermana Dolores, de 26 años, e hirió a otras tres personas antes de caer él mismo abatido por el disparo de un guardia civil. Nadie sabe qué oscuro resorte se activó en el cerebro del homicida para cometer semejante sangría. "No era un hombre agresivo, aunque a veces se le iba la cabeza cuando bebía", comenta un vecino.

"No era agresivo, aunque a veces se le iba la cabeza cuando bebía", comenta un vecino

Sobre las nueve de la mañana, Aguedo se levantó, saltó la tapia de un vecino y se lió a matar a golpes de pico a los pavos y perros que había en el corral. A continuación saltó otra tapia, entró en un almacén de bebidas y, al ser sorprendido por el dueño, José Manuel Borrachero, de 34 años, se limitó a pedirle una coca-cola. Cuando éste se agachó para servirle la botella de refresco, Aguedo le golpeó con el pico en la cabeza. "Menos mal que no me quedé inconsciente, porque si no... Vi que venía a golpearme otra vez y, como logré incorporarme, me enfrenté a él. Forcejeé y evité que me sacudiera otra vez", recordaba anoche Borrachero, con la cabeza envuelta en vendas.

Otra vecina, María Gallego, de 55 años, también fue agredida con el pico. "Yo le veía con malas intenciones", ha comentado la mujer, en cuyo patio también irrumpió el enajenado.

Aguedo entró en la casa donde vivía con su madre, en la calle de Vasco Núñez y, cuando ésta le recriminó su conducta, él se enfureció. Hasta el punto de que la madre se vio obligada a refugiarse en una habitación para evitar el ataque de su hijo, que empuñaba un cuchillo de grandes dimensiones.

En ese momento llegó Dolores, hermana del trastornado, que recibió sin mediar palabra una cuchillada en el hígado. La herida, sangrando a borbotones, salió a la calle en busca de ayuda y cayó fulminada a sólo unos pasos, ante la puerta de una vecina llamada María, una septuagenaria que también recibió una profunda cuchillada en el abdomen. "Se le salían las tripas", rememora con espanto un testigo. Anoche seguía hospitalizada en Badajoz.

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Los gritos y el alboroto atrajeron a una patrulla de la Policía Local y a un agente de la Guardia Civil. Éste se acercó al agresor y le ordenó que depusiera su actitud y se rindiera pacíficamente. Pero, lejos de obedecer, el furibundo demente le espetó: "La ley es que te tengo que matar". El agente le volvió a llamar por su nombre y le pidió que se entregara y que no empeorase las cosas. "La ley es que te tengo que matar", volvió a repetir. Y de ahí no había quién le sacara.

El guardia civil, un cincuentón que lleva varios años destinado en el cuartel de Oliva de la Frontera, desenfundó su porra, se acercó a Aguedo y le golpeó. De nada sirvió. El demente esgrimió el cuchillo e intentó pinchar al agente, que se vio obligado a recular para eludir la embestida.

Estando así las cosas, el guardia empuñó su pistola y efectuó un disparo con la intención de herir en las piernas al agresor. Pero, al no conseguirlo, el hombre del cuchillo hizo ademán de lanzarse contra el funcionario, quien realizó un segundo disparo que alcanzó en el pecho al atacante. Éste murió prácticamente en el acto.

El Bueno ya había protagonizado el pasado sábado otro incidente. Ese día, empotró su coche contra la puerta de la caseta de feria en la que estaba comiendo un grupo de amigos senderistas. Sin que nadie sepa por qué. La noche del domingo, horas antes de cometer el parricidio, Aguedo estuvo llamando un largo rato a la puerta de una vecina, de la que decía que estaba enamorado.

Los vecinos de Oliva de la Frontera, a tiro de piedra de Portugal, recuerdan que hace unos 15 años hubo otro sangriento suceso: el pastelero del pueblo degolló con un cuchillo a su esposa "porque le cogió manía". Son las dos veces que este municipio de 5.000 almas ha salido en la televisión y en los periódicos.

José Manuel Borrachero, uno de los heridos.
José Manuel Borrachero, uno de los heridos.CLAUDIO ÁLVAREZ

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