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Los herederos de Franco tendrán que abrir el Pazo de Meirás

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia dictamina que la familia tendrá que permitir a la Xunta el acceso al recinto al Pazo de Meirás

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) ha dado la razón a la Xunta al dictaminar que la familia Franco debe permitir el acceso a los técnicos de la Consellería de Cultura al Pazo de Meirás, en Sada (A Coruña).

Fuentes de la Consellería que dirige Anxela Bugallo indicaron que han recibido hoy la notificación con la resolución que permite la entrada para inspeccionar el pazo, para lo cual establece dos condiciones.

Los condicionantes son que el reportaje fotográfico se limite al estado de conservación del inmueble y que no se dé publicidad a la inspección.

Las mismas fuentes explicaron que los trabajos para comprobar el estado del edificio se realizarán en breve, si bien no se comunicará para cumplir con la resolución y "proteger la intimidad de la familia".

La inspección será realizada por tres técnicos de la Dirección General de Patrimonio de la Consellería que redactarán el preceptivo informe a partir del cual se comunicará si el pazo se cataloga como Bien de Interés Cultural (BIC). La posible catalogación como BIC fue el motivo que dio lugar a la solicitud de inspección del pazo.

El pasado 9 de octubre la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Xusticia de Galicia (TSXG) ya rechazó el recurso presentado por Carmen Franco Polo, hija de Franco, para impedir la entrada de técnicos de la Xunta para inspeccionar Meirás.

La Dirección General de Patrimonio Cultural había ordenado la entrada de un equipo técnico el 23 de agosto de 2007 y fijado la mañana del día 30 para que los especialistas realizaran la visita a sus instalaciones para comprobar su nivel de conservación, operación que no se pudo realizar por la oposición de la familia Franco.

El Pazo de Meirás fue en su día propiedad de la escritora Emilia Pardo Bazán, pero en 1939 un grupo de ciudadanos formado, entre otros, por el banquero Pedro Barrié de la Maza, promovió su compra a los herederos y obtuvo más terrenos contiguos para ofrecérselo como regalo "popular" a Franco, que a partir de entonces siempre pasó allí sus vacaciones de agosto.

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