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"Ni yo ni mis hijos viviríamos allí", dice un ertzaina en el juicio de Inama

Agentes constatan elevado ruido y dolencias por los escapes de emisiones

"Yo no viviría allí. Ni mis hijos". Uno de los 15 ertzainas que declaró hoy en el juicio por delito contra el medio ambiente contra dos ex gerentes de la empresa Inama, en la reserva de Urdaibai, aseguró que sufrió afecciones en la garganta y sus ojos al comprobar una denuncia vecinal sobre las emisiones de la planta. El agente y otros tres compañeros más que acudieron otras veces junto a la planta confirmaron casos de intensas humaredas procedentes de Inama. "Te pegaban en el cuerpo partículas del humo. Conocíamos de otras veces que te picaba la garganta y nos fuimos de allí", señaló otro ertzaina.

La segunda sesión del juicio, en el que los dos directivos se enfrentan a tres años de prisión y la fábrica al cierre durante un año, estuvo protagonizada por las declaraciones de 15 ertzainas que entre 2005 y 2008 acudieron a la zona tras las denuncias de los vecinos. La mayoría señalaron que constataron ruido por encima de legal y episodios de escapes de polvo de serrín, que son las principales quejas de los residentes.

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Varios agentes realizaron mediciones con sonómetros en viviendas cercanas a Inama y constataron, salvo tres de ellos que afirmaron haber hecho las pruebas sin la preparación necesaria, que se superaban los límites legales. "La percepción del ruido era clara", apuntó uno de ellos. La defensa de los encausados se centró en desacreditar las mediciones de los ertzainas y aportó los atestados, en los que el aparato utilizado no se correspondía con el que había pasado la verificación correspondiente.

Una decena de agentes aportó sus testimonios sobre las emisiones de la planta. "Era asombroso. El coche patrulla quedó recubierto de polvo y tuve que utilizar el limpiaparabrisas al irme de allí. Era un polvo amarronado y con un olor acaramelado. Indudablemente, afectaba a la salud", apuntó en la línea de las denuncias vecinales de que la actividad de Inama les ha causado diversos problemas respiratorios.

En la vista también declaró Anxo Mourella, el inspector que examinó la empresa en 2004 por encargo del Gobierno. Afirmó que la última licencia de actividad era de 1963 y que, a principios de 2005, no disponía de ningún otro permiso, pese a la ley vasca de Medio Ambiente de 1998 que le obligaba a ello. Sobre los ruidos, se refirió a los dos informes aportados por dos empresas especializadas en los que "se incumplía en horario nocturno" el umbral legal de contaminación acústica.

Raquel García, técnico de Salud Pública de la comarca de Urdaibai, testificó que acudió varias veces junto a la planta tras las denuncias vecinas. "Era polvo de madera. Creo que el único origen era Inama. Era algo que sucedía varias veces". Agregó que sus superiores nunca le comunicaron que adoptasen alguna "medida excepcional" por la actividad de Inama.

La vista continúa hoy -seguramente se prolongará hasta el viernes- con la declaración de los responsables de las empresas que hicieron los análisis del ruido.

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