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El asesino de la iglesia tenía orden de alejamiento de su expareja embarazada

Era un indigente perturbado con ocho antecedentes penales.- Hirió a dos mujeres, una de las cuales estaba encinta y falleció.- Una cesárea logra salvar al bebé, que se encuentra ingresado en el hospital La Paz de Madrid.- La policía descarta cualquier vínculo entre el agresor y las víctimas

EL PAÍS

Se llamaba Iván Berral Cid y era un indigente perturbado. Tenía 34 años y sobre él pesaban ocho antecedentes, entre ellas tráfico de drogas y lesiones. Tenía, además, una orden de alejamiento de su expareja, que está embarazada y en las últimas semanas de gestación. Es el hombre que ayer mató a una mujer encinta, Rocío Piñeiro, e hirió a otra antes de quitarse la vida. Sucedió en una iglesia del norte de Madrid, donde irrumpió en plena misa de ocho, armado con una pistola de fogueo modificada, y realizó cuatro disparos. Los médicos no pudieron hacer nada por la embarazada pero sí lograron salvar al bebé practicándole una cesárea a la madre ya muerta. La policía descarta cualquier vínculo entre el agresor y las víctimas. El asesino llevaba un papel a modo de despedida, que dice: "El demonio me persigue".

Una cesárea urgente salvó la vida del bebé, que iba a nacer el sábado
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El cadáver de la mujer fallecida, de 36 años, fue trasladado al instituto Anatómico Forense, donde han practicado la autopsia. El examen, concluido a primera hora de la tarde, indica que la muerte se produjo por una parada cardiorrespiratoria debido a un impacto por arma de fuego, han informado fuentes de la Consejería de Justicia e Interior de Madrid. El velatorio será esta tarde en el tanatorio M-30 y será incinerada mañana en La Almudena.

El suceso ocurrió pasadas las ocho de la tarde, recién iniciada la misa en la parroquia de Santa María del Pinar, en el número 7 de la calle Jazmín. Berral, que había sido detenido en varias ocasiones desde que tenía 20 años y que llevaba los últimos meses viviendo en la calle y durmiendo en albergues, entró en el templo y sacó la pistola, un arma corta de fogueo manipulada para que pudiera hacer fuego real. La llevaba escondida en una funda de raqueta de pádel. Mató de un único disparo en la cabeza a la embarazada, que asistía junto a su madre a misa. La víctima mortal era de Pontevedra y su madre se había trasladado hace unos días a Madrid para estar con su hija, que estaba a punto de dar a luz.

Cuatro disparos en la iglesia

Después, el agresor, nacido en Madrid en 1977, disparó dos veces contra otra mujer de 52 años, M. L. F. C., que también se encontraba en misa y después hizo un cuarto disparo, esta vez contra sí mismo. Se descerrajó un tiro en la boca. En palabras de uno de los testigos, se trató de un acto de "odio supremo". Los servicios sanitarios desplazados al lugar del suceso, situado en el Pinar de Chamartín, tuvieron tiempo de practicar una cesárea a la fallecida y salvar la vida del bebé, cuyo alumbramiento estaba previsto para el próximo sábado. Anoche, el niño recibía atención médica y permanecía estable y en observación en la unidad de neonatos del hospital de La Paz, centro al que también fue trasladada la mujer herida. La neonatóloga de guardia del Summa que le reanimó, Tamara Carrizosa, ha confirmado que, antes de meterlo en una incubadora, hubo un momento para que el padre del recién nacido pudiera verlo en el mismo lugar de los hechos, aunque, como todo el mundo, ha comentado, el hombre estaba también en "estado de shock".

"Nuestra prioridad era el bebé ya que no se podía hacer nada por la madre", ha contado esta mañana la médico que practicó la cesárea , Ceferina Cuesta. Tenían que "tardar lo menos posible en extraer al bebé para que sufriera el menor daño". Cuesta ha añadido que las próximas horas son clave para determinar si ha sufrido daños cerebrales porque nació en parada cardiorrespiratoria. Preguntado esta mañana por su evolución, un portavoz del centro médico ha señalado que la familia no ha autorizado a informar sobre el estado del bebé. En cambio, sí ha facilitado parte de la mujer herida, que se encuentra "consciente, estable hemodinámicamente y fuera de peligro vital". Está siendo atendida en la Unidad de Reanimación Cardiotorácica y presenta cuatro heridas no penetrantes por arma de fuego y contusión pulmonar derecha.

Francisco Santos, el cura de la parroquia, ha contado esta mañana que el agresor había estado merodeando por la iglesia, que entró varias veces antes para preguntar la hora de la misa. Parecía "ansioso, no alterado" y mantenía un comportamiento "correcto, no agresivo". Otros testimonios recabados en el lugar también sostienen que el perturbado estuvo merodeando por la zona. Quienes lo vieron destacan que iba vestido con unas bermudas y que cubría su cabeza con un sombrero blanco de paja. El hombre, que portaba una funda de raqueta, entró en un bar próximo a la parroquia en el que tomó una cerveza y preguntó por el horario de misas.

"Me han matado a mi hija"

Tras abandonar el bar, el agresor entró en el templo, cuyo interior tiene una distribución de asientos en forma de tribuna y, tras rebasar la primera fila de bancos, se detuvo junto al lugar en el que se encontraba la mujer embarazada y le disparó prácticamente a quemarropa en la cabeza en presencia de la madre de esta. La mujer se desplomó de inmediato en el suelo entre los gritos de su madre, quien, en estado de shock, repetía a gritos una y otra vez: "Me han matado a mi hija". "Me podría haber matado a mí o a otra persona pero fue a ella directamente", contó Jesús Herranz, un vecino del barrio que estaba sentado detrás de la víctima, en los últimos bancos.

Acto seguido, se adentró en el templo unas filas más y disparó sin mediar palabra contra otra mujer. Uno de los presentes en la misa, de nombre Jesús, la atendió allí mismo de una fuerte hemorragia en la espalda. Después de la segunda agresión, el hombre avanzó impertérrito por el pasillo otras tres filas de bancos, se postró de rodillas y acto seguido se disparó en la boca con el arma homicida, lo que le causó la muerte de forma inmediata. En el momento del crimen había unas 40 personas en la iglesia, la mayoría de las cuales huyó al oír las detonaciones. Pese a que en un primer momento se especuló con que se tratara de un nuevo crimen de violencia de género, las pesquisas policiales no encuentran relación entre el agresor y las víctimas. El grupo V de Homicidios se ha hecho cargo de la investigación. Los últimos datos sobre el caso son escalofriantes: Berral tenía una orden de alejamiento de su expareja, que también está encinta y en las últimas semanas de gestación, como la víctima mortal de su ataque. El juez ha decretado el secreto de sumario.

Ocurría poco antes de la misa de las ocho de la tarde en una iglesia del barrio madrileño de Pinar de Chamartín. Un hombre armado con una pistola entraba al templo y disparaba a bocajarro a una mujer embarazada. Después se dirigía hacia el altar, disparaba a otra mujer, de 54 años, dejándola gravemente herida, se arrodillaba frente al cristo, y se suicidaba de un tiro en la boca.Vídeo: AGENCIA ATLAS
Fue en la parroquia madrileña de Santa María del Pinar donde Iván Berral Cid, un indigente perturbado de 34 años, mató a una mujer embarazada de un tiro e hirió a otra antes de quitarse la vida frente al altar. La mujer encinta se llamaba Rocío Piñeiro, tenía 36 años y estaba a punto de dar a luz. Iba a ser su primer hijo. Aunque el Samur no pudo hacer nada por la madre, sí logró salvar la vida al bebé tras practicarle una cesárea a la fallecida. La otra victima, M. L. F. C. de 52 años, recibió dos disparos pero se encuentra fuera de peligro.
Fue en la parroquia madrileña de Santa María del Pinar donde Iván Berral Cid, un indigente perturbado de 34 años, mató a una mujer embarazada de un tiro e hirió a otra antes de quitarse la vida frente al altar. La mujer encinta se llamaba Rocío Piñeiro, tenía 36 años y estaba a punto de dar a luz. Iba a ser su primer hijo. Aunque el Samur no pudo hacer nada por la madre, sí logró salvar la vida al bebé tras practicarle una cesárea a la fallecida. La otra victima, M. L. F. C. de 52 años, recibió dos disparos pero se encuentra fuera de peligro.JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

El Arzobispado lamenta las muertes y da "gracias a Dios" porque el bebé se salvó

El cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha lamentado las muertes y que han dado "gracias a Dios" por la actuación de los servicios de emergencia que permitió salvar la vida del bebé. En un comunicado, monseñor Rouco y sus obispos auxiliares han expresado su "dolor" por el "trágico" suceso y han enviado su condolencia al marido y familiares de la fallecida, a quien los sacerdotes de la parroquia administraron el sacramento de la unción de enfermos, a la vez que bautizaron al neonato.

"No sabemos las causas por las que esta persona ha cometido estos asesinatos y desde luego, es totalmente condenable porque es una barbaridad", ha señalado por su parte del vicepresidente madrileño, Ignacio González.

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