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El informe final del incendio de Guadalajara descarta negligencia en las 11 muertes

Los peritos achacan el siniestro a un fuego imprevisible y a la elección de la ruta de escape

Dos años después del incendio de Guadalajara, el juzgado de Sigüenza que investiga la muerte de los 11 miembros del retén ya tiene el informe pericial definitivo encargado por la juez: "No se aprecia imprudencia ni negligencia en las operaciones de combate del incendio", concluye el dictamen, elaborado por peritos independientes tras analizar todos los informes periciales previos existentes en la causa. El informe, entregado al juzgado el pasado junio, determina que el fuego era imprevisible y que "la ruta de escape" que adoptó el retén de 11 bomberos al verse rodeado por el humo "resultó fatal, situación achacable sin duda al cúmulo de circunstancias de índole físico y natural".

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El 17 de julio de 2005, el retén de Cogolludo se adentra en una ladera junto al pueblo de Santa María del Espino para combatir el incendio que desde el día anterior azota Guadalajara por una imprudente barbacoa. Son 12 en un todoterreno y camiones. Ningún avión está en el aire por el fuerte viento. Nadie sabe que están allí. A las 17.33, el jefe del retén, Pedro Almansilla, pide ayuda por última vez al 112. Sin éxito. Fallecieron 11 de los trabajadores. Sólo uno, Jesús Abad, se salvó al meterse bajo el camión bomba que conducía.

Desde entonces, el Juzgado número 1 de Sigüenza instruye una causa para ver si los excursionistas cometieron un incendio imprudente, si son responsables de las 11 muertes y si los medios de extinción pudieron evitar el siniestro. Ante la proliferación de informes a veces contradictorios y con partes vinculadas a las Administraciones, la juez encargó al Colegio de Ingenieros de Montes de Madrid un peritaje definitivo con seis cuestiones:

1) Si el fuego se inició en la barbacoa (los excursionistas dicen que hubo una misteriosa llamarada a sus espaldas);

2) Si el retén fue engullido por un fuego de tipo eruptivo o por un ascenso de las corrientes de aire tipo Venturi (ascenso súbito de gases por un efecto de succión); los informes discrepaban;

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3) Si fue imprudente encender una barbacoa ese día debido a las condiciones meteorológicas;

4) Si se pudo evitar la propagación del fuego;

5) Si la barbacoa estaba en un sitio seguro;

6) Si "debido al comportamiento del incendio horas antes de producirse los 11 fallecimientos (...) podríamos estar ante un accidente o no".

Las primeras, referentes a la barbacoa, son las que tienen más relevancia penal, ya que los únicos imputados son los excursionistas y el devenir del caso depende en gran parte en dilucidar si hubo imprudencia al encender la barbacoa. Pero la última, la de ver si fue un accidente o si hubo negligencia, es relevante ya que el abogado de ocho de las familias de las víctimas insiste en acusar a la Junta de Castilla-La Mancha de negligencia y ha pedido más indemnizaciones de las que han recibido. El informe le deja poco margen para la reclamación.

El dictamen ha sido elaborado por los técnicos forestales Ana Belén Padrino y Gonzalo Carpintero. Tiene 32 páginas y fue entregado al juzgado el pasado junio. Señala que el lugar elegido por el retén para atacar las llamas no era el más seguro: "Entendemos que el conjunto de equipos de extinción que entró operativo en ese flanco oeste del incendio pudo tener exceso de celo". "Tuvieron que haber visto muy claro" que al sur no tenía fuego o, de lo contrario, siempre según el peritaje, "hubieran decidido atacarlo en otro punto".

Una vez sorprendidos por las llamas, "los medios de extinción tuvieron una buena maniobra de respuesta ante un imprevisto abandonando los equipos de combate y retirándose a las zonas de ataque, pero con una decisión arriesgada" al elegir esa ruta de salida. Aún así, concluyen que "no se aprecia imprudencia ni negligencia en las operaciones de combate del incendio por parte de los medios de extinción afectados y sí una confianza en la solución adoptada como ruta de escape que resultó ser fatal, situación achacable sin duda, al cúmulo de circunstancias (viento, temperatura...)" que rodearon el siniestro.

Los peritos afirman que "la evolución del frente de llama de la ladera al sur donde se encontraban combatiendo los medios de extinción fue imprevisible y repentino para ellos, situación que creó una sucesión de lances y acontecimientos accidentales que concluyó con el fallecimiento".

3.000 llamadas al 112

Del informe se extraen varias conclusiones que ya habían salido durante la instrucción: en la gestión del incendio hubo descoordinación y falta de medios, como reflejan las 3.000 llamadas recibidas esos días en el teléfono 112 de Castilla-La Mancha, en el que los equipos no sabían dónde estaban los otros, las órdenes a veces no estaban claras y todo el mundo se quejaba de la falta de medios. La pregunta es: ¿más aviones hubiesen evitado las 11 muertes? Si el fuego que engulló al retén fue "imprevisible" difícilmente se podrá imputar a algún responsable de apagar el fuego. El abogado de los familiares pidió en 2006 imputar a Antonio Solís, coordinador provincial de incendios de Guadalajara, como responsable de las muertes, pero la juez la denegó por falta de pruebas.

El resto del informe no deja en buen lugar a los excursionistas y en especial a Marcelino Herce, que conocía la zona y preparó las parrillas tras pedirle fuego al guarda de la cueva de los Casares, Emilio Moreno, también imputado.

En la disputa técnica sobre si el fuego ascendió ladera arriba por una erupción del fuego o por el efecto Venturi, los peritos se inclinan por esta segunda teoría, ya que los medios de extinción no fueron carbonizados directamente por la explosión de fuego, sino que, rodeados por el humo, intentaron escapar.

Tres cadáveres de agentes forestales, junto al vehículo todoterreno calcinado en el que viajaban el 17 de julio de 2005.
Tres cadáveres de agentes forestales, junto al vehículo todoterreno calcinado en el que viajaban el 17 de julio de 2005.REUTERS

El origen del fuego fue la barbacoa

El informe concluye que el origen del fuego fue la barbacoa y que prender lumbre en ese lugar y en ese momento -"era público que nos encontrábamos en una ola de calor sahariana"- "suponía un riesgo elevado de incendio" aunque la barbacoa estuviese permitida. El informe alude a un despiste en su control pues este tipo de incendios, puntuales y de baja magnitud (un ascua que escurre hasta el suelo) son "fácilmente controlables en primera instancia". Además, duda de que Marcelino Herce utilizase carbón vegetal para encender la barbacoa y minimizar el riesgo de incendio.

La juez preguntó también a los peritos si era lógico que hubiese allí una barbacoa, que estaba acondicionada por la Junta de Castilla-La Mancha. El informe concluye que "para unas condiciones atmosféricas normales y un uso diligente" se encuentra dentro de los parámetros de "bajo riesgo de incendio".

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