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El 11-M llega a juicio | 02

La investigación halló 26 huellas y restos de los terroristas en los escenarios del 11-M

La policía recabó pruebas del paso de 10 de los islamistas que atentaron en los trenes por los lugares de la matanza

La investigación policial, en la que han participado cientos de agentes, ha permitido descubrir huellas y restos biológicos de los terroristas en todos los escenarios de sus acciones criminales. La mayoría de los autores materiales de la matanza de los trenes dejó rastro en el lugar de los hechos.

Jamal Ahmidan, El Chino, había cerrado con éxito a finales de 2003 sus negociaciones para lograr explosivos con dos narcotraficantes, a los que había conocido a través de otro delincuente. Sus viajes, encuentros y llamadas telefónicas rastreadas por la policía acreditan este hecho.

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En sus reuniones de otoño con el ex minero asturiano Emilio Suárez Trashorras, que sabía cómo robar grandes cantidades de explosivo en una mina en la que había trabajado unos años antes, cerró el trato para garantizarse que la acción criminal que planificaba en Madrid junto a un grupo de terroristas tenía garantizada la dinamita necesaria.

El 28 de enero de 2004, El Chino alquiló una finca en la localidad madrileña de Chinchón con el nombre falso de Youssef Ben Salah. En ese lugar se preparó un pequeño zulo para almacenar el explosivo y, posteriormente, se montaron 13 bombas con teléfonos móviles, detonadores y Goma 2 ECO.

De aquella actividad terrorista quedaron pistas. En la finca de Chinchón, la policía encontró una huella de El Chino en la carcasa de una tarjeta de teléfono móvil y restos biológicos de este terrorista en una camisa, una toalla, un pantalón corto y una gorra de lana.

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No estaba solo. En la misma finca, la investigación policial encontró en una funda de almohada restos biológicos de El Tunecino, uno de los líderes del grupo de terroristas que atentó en Madrid. En otras prendas de ropa que había en la vivienda de Chinchón se hallaron restos biológicos de Abdennabi Kounjaa y Asrih Rifaat (ambos se suicidaron meses después en Leganés). Por último, en una plancha de metal de la parcela de Chinchón la policía descubrió la huella de Abdelmajid Bouchar (huido tras la explosión del piso de Leganés).

Al menos cinco de los 12 terroristas que atentaron en los trenes de Madrid habían pasado por Chinchón, el cuartel general donde los asesinos planificaron y organizaron su acción criminal.

Un mes después de alquilada la casa de Chinchón, El Chino viajó a Asturias para abastecerse de la Goma 2 que necesitaba para el atentado de los trenes. En Asturias se encontró con Emilio Suárez Trashorras, el ex minero que le facilitó los medios y la información precisa para robar la dinamita.

Entre el 29 de febrero y el 11 de marzo, los terroristas montaron sus bombas en Chinchón. En la madrugada del atentado, el grupo de islamistas radicales se desplazó en dos vehículos hasta Alcalá de Henares con los artefactos explosivos.

En una Renault Kangoo viajaron al menos cuatro miembros de la célula islamista: Allekema Lamari (terrorista argelino detenido en 1997 y excarcelado en 2002 por un error judicial), Abdennabi Kounjaa, Asrih Rifaat y Ouhane Daoud. De los tres primeros se hallaron restos biológicos en una bufanda y un guante localizados en el vehículo. Del cuarto, Daoud Ouhane, el único de los autores materiales que permanece huido, se descubrió una huella en la furgoneta.

En un Skoda Fabia viajó al menos otro terrorista más, Mohamed Afalah, que logró huir de España y que, según la investigación, murió un año después en un atentado suicida en Irak. En una funda sobaquera y en unos guantes hallados en el vehículo se encontraron restos pertenecientes a Afalah.

Los terroristas se ocultaron tras el atentado en un piso de Leganés que habían alquilado, y desde allí planificaron nuevas acciones con los explosivos que les quedaban del robo en la mina asturiana. El 29 de marzo de 2003, El Chino y Mohamed Oulad Akcha robaron pistola en mano un Citroën C-3 en Fuenlabrada, localidad fronteriza con Leganés. Con ese vehículo viajan cuatro días después en compañía de Abdennabi Kounjaa hasta Mocejón (Toledo), adonde llegaron entre las siete y las diez de la mañana para colocar otro artefacto explosivo junto a las vías del AVE. El artefacto no llegó a explosionar. La investigación policial encontró también un perfil genético que correspondía a Asrih Rifaat.

Sólo un día después de aquel atentado frustrado, los terroristas fueron acorralados por la policía en el piso de Leganés que habían alquilado. Siete miembros del grupo que atentó en el 11-M se suicidaron con la Goma 2 ECO que almacenaban en la vivienda. Los análisis de ADN confirmaron que se trataba de Abdennabi Kounjaa, Asrih Rifaat Anouar, Serhane El Tunecino, Jamal Ahmidan, los hermanos Mohamed y Rachid Oulad Akcha y el argelino Allekema Lamari. Además, la investigación determinó, a través de restos biológicos hallados en el piso, que Abdelmajid Bouchar estaba con ellos.

Este relato de hechos está basado en las huellas dejadas por los criminales en distintos escenarios. La investigación judicial ha determinado que al menos 12 terroristas participaron en el atentado del 11-M. De ellos, 10 dejaron sus huellas en lugares clave para esclarecer lo ocurrido.

Otros dos, Jamal Zougan y Basel Ghalyoun (al que sólo la fiscalía acusa de ser autor material del atentado), han sido reconocidos por viajeros de los trenes donde explotaron las bombas.

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