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Los jueces se quejan de falta de tiempo para estudiar los temas más delicados

Casi 2.000 magistrados desvelan sus problemas en una encuesta del Poder Judicial

Los jueces españoles se sienten en general mal pagados, dicen soportar una "excesiva carga de trabajo" y están "poco o nada satisfechos" con la "consideración social de su trabajo". El 92% de ellos se queja, además, de que no disponen de tiempo suficiente "para enfrentarse a los asuntos más complicados", lo que les impide estudiarlos con la necesaria "profundidad", señalan.

Así lo pone de manifiesto una encuesta de carácter interno que ha elaborado la Sección de Estudios Sociológicos del Consejo del Poder Judicial entre los días 16 de marzo y 30 de abril pasados. Un total de 1.763 jueces y magistrados respondieron al cuestionario, el 39% del total de 4.528 que hay en España. Una muestra que, según este estudio, refleja con gran certidumbre los actuales ánimos de la carrera judicial.

Aumentan al 57% los magistrados descontentos con su salario
Malestar con las instalaciones y la falta de recursos humanos y técnicos
El 65% está "poco o nada satisfecho" con la consideración social de su trabajo"
El Observatorio de Violencia de Género, entre lo peor valorado del Consejo
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Muchos litigantes se quejan, no ya solo de la tardanza en las resoluciones, sino también de que los jueces no se leen todos los papeles que aportan en sus pleitos. La encuesta revela algo que podría explicar esa percepción: un 77% de los magistrados apuntan en la encuesta que soportan "demasiada carga de trabajo". Pero lo que preocupa especialmente a la inmensa mayoría de los jueces, es "la falta de tiempo a la hora de pensar y estudiar con profundidad los asuntos más complicados". Este problema lo viven con más intensidad aún las jueces que trabajan en los juzgados de lo contencioso (pleitos entre los ciudadanos y la Administración), de instrucción (que investigan delitos), familia (divorcios, custodia de hijos...) y civiles (pleitos entre ciudadanos). "Este problema existe y habría que facilitar algún modo flexible, accesible y rápido para que los jueces puedan solicitar una dedicación mayor a ciertos asuntos", se indica en la encuesta.

Las "malas instalaciones" judiciales, la falta de medios técnicos (fax, fotocopiadoras, informáticos), escasez de recursos o ausencia "de preparación del personal" del juzgado (bajas, interinidades, plaza sin cubrir...) son otros de los problemas que les agobian.

Coinciden la mayoría de los magistrados consultados en quejarse del salario y de la consideración social que se tiene de ellos. Un 57% de ellos ve "poco o nada satisfactorio" su nivel de retribución. Los mejor pagados y más satisfechos son los del Tribunal Supremo (unos 7.000 euros mensuales netos); a gran distancia, los demás. Un juez de instrucción de Madrid, con guardias y complementos, gana unos 4.000 euros.

La insatisfacción en la carrera judicial con el sueldo se ha acrecentado un 23% en el último año. En 2009, solo el 34% de los jueces se sentía insatisfecho. En abril de este año (antes incluso del recorte salarial decretado por el Gobierno a todos los funcionarios a raíz de la crisis) el porcentaje era del 57%. Como botón de muestra, el 50% de los jueces de la Audiencia Nacional declara estar "poco o nada satisfecho con la retribución", al igual que el 66% de sus colegas de los juzgados de menores. Sí lo están casi unánimemente los del Supremo, aunque unos y otros saben que por sus despachos pasan abogados que multiplican sus sueldos. La encuesta revela más motivos de descontento. El 65% está "poco o nada satisfecho" con la consideración social de su trabajo. Entre las jueces, el porcentaje llega al 72%: "Las mujeres son más perceptivas -o receptivas- al claro deterioro que está sufriendo el prestigio social de la carrera judicial en España en los últimos años".

La encuesta refleja que después de seis años como juez el malestar crece progresivamente. Si el destino en el que están les gusta, la satisfacción aumenta. Pero no siempre es así. Un 40% de ellos desearía otro destino. Los jueces que muestran más satisfacción en sus destinos son, obviamente, los del Tribunal Supremo; seguidos de los que trabajan en los juzgados de violencia sobre la mujer (un 78%). En las antípodas, declara "poca o ninguna satisfacción" el 23% de los que se hallan en los juzgados de lo contencioso y el 23% de los de la Audiencia Nacional.

El plan de modernización de la justicia diseñado por el Consejo en 2008 y apoyado por el Ministerio de Justicia (en resumen: más dinero, más juzgados, mayor agilización del proceso, y potenciación de la informática) tampoco es la panacea ni solventará las deficiencias. Solo el 40% dice saber "algo" de ese plan, y lo ven "inadecuado o insuficiente".

Muchos encuestados se muestran muy favorables a que se potencie la figura de la mediación intrajudicial, que reduciría la carga de trabajo y daría a los jueces más tiempo para dedicarse a los asuntos más complejos. Son proclives el 87% de los jueces de familia, el 80% de los de lo mercantil, el 70% de los de la jurisdicción laboral y el 66% de los jueces de menores. Los jueces quieren ser ellos, y no el Consejo, los que, en votación, elijan a sus altos cargos, presidentes de tribunales superiores y de audiencias. Creen que deberían tenerse en cuenta a la hora de los nombramientos la "experiencia y antigüedad" en la jurisdicción" y recelan de los ascensos en función de una cuota por razón de sexo.

Dentro de los servicios del Consejo, el más elogiado es el de Documentación que el Poder Judicial tiene a disposición de los magistrados. El Observatorio de Violencia de Género, que dirige la vocal Inmaculada Montalbán, es, en cambio, de lo peor valorado por los jueces: sobre 10, sólo obtiene un 3 de nota.

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