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La investidura del presidente

La legislatura arranca con promesas de pactos y preocupación económica

Rajoy y Zapatero, abiertos al acuerdo, chocan en su visión de la desaceleración

Se repitió el esquema y casi los votos -169 a favor, porque los socialistas recuperaron a la diputada canaria perdida en la tormenta, 158 en contra y 23 abstenciones-, y José Luis Rodríguez Zapatero pudo ser investido ayer de nuevo presidente del Gobierno.

Pero los discursos cambiaron un poco. El realismo del primer día de esta larga sesión de investidura a doble vuelta, que llevó al presidente a anunciar dos años malos en economía, dejó paso ayer al optimismo de Zapatero.

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"El Gobierno responderá, no lo duden, a los efectos de la crisis mundial sobre la economía española. Lo hará con urgencia, con medidas de alcance coyuntural y con reformas y medidas a más largo plazo destinadas a dotar a nuestro país de capital humano, físico y tecnológico que necesitamos", dijo el candidato pocos minutos antes de ser investido por la Cámara.

El presidente obvió por completo, sin embargo, el dato del FMI, que ha rebajado en nueve puntos las previsiones de crecimiento de España hasta quedarse en 1,8% -el Gobierno mantiene la previsión oficial en el 3,1% y no la revisará hasta junio-. Tampoco habló de la inflación -ayer se conoció que vuelve a subir y se coloca en el 4,5%-.

Su optimismo contrastó con la preocupación que trasladaron casi todos los portavoces sobre los nubarrones que se colocan sobre el futuro de la economía. El más duro fue Mariano Rajoy, el líder del PP. "El conjunto de los españoles ya están sufriendo en sus propias carnes las consecuencias de la situación de la economía española. Creo que las medidas que se han dado a conocer en esta Cámara son insuficientes, creo que no sirven y creo que no generan ni credibilidad ni confianza. Hay que gobernar, y yo espero que el Gobierno haga un esfuerzo, se tome en serio la situación de nuestra economía y pronto veamos aquí planteadas reformas estructurales", sentenció Rajoy.

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El foco estaba puesto en la economía, que domina las portadas de los periódicos de todo el mundo -el Euríbor que fija las hipotecas alcanzó ayer un nuevo récord anual-, pero la segunda y definitiva sesión de investidura, pese a su brevedad, destacó por la insistencia de los dos principales líderes en hablar de pactos de Estado. Aunque hubo notables diferencias en la forma en que ambos mostraron su disposición al acuerdo.

Zapatero habló de cuatro "cuestiones que llaman a la inclusión de todos, pero requieren la colaboración singular de la primera fuerza de la oposición". "A ella me dirijo, en primer lugar, para trazar y apoyar una estrategia de lucha antiterrorista compartida por todos para terminar con ETA; para acordar una pronta renovación de los órganos constitucionales; para preparar la Presidencia española de la Unión Europea de 2010; y para consensuar las bases de la reforma de la Administración de justicia", concluyó el presidente.

Rajoy se mostró abierto al acuerdo, pero sólo coincidió en el de terrorismo, justicia y presidencia española de la UE. El líder del PP incluyó como imprescindible el Pacto de Toledo (sobre pensiones) y otro "sobre el modelo de Estado" del que Zapatero no habló. "Creemos que en estos temas, al menos el acuerdo de los dos grandes partidos es una necesidad nacional", concluyó Rajoy.

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