El líder del PSN llama a la unidad de los militantes para acabar con la "sangría interna" del partido
La decisión de la dirección del PSOE de no autorizar a los socialistas navarros a cerrar un pacto de gobierno con Nafarroa Bai e IU y obligarles a entregar la presidencia a Miguel Sanz (UPN), ha causado una "sangría interna" en el PSN. Su secretario general, Carlos Chivite, envió ayer una carta a los militantes en la que llama a la unidad para superar la crisis, culpa a la ejecutiva federal de la situación y pide que cesen los conciliábulos de los sectores críticos estimulados por la crisis.
"Estamos todos decepcionados y dolidos, pero debemos superarlo y canalizar todos nuestros esfuerzos hacia afuera, hacia los ciudadanos a quienes representamos y servimos", concluye Chivite su escrito.
Para el secretario general del PSN, la crisis del partido, que califica de "preocupante", se debe "a una decisión federal no compartida pero asumida y aplicada". Chivite insiste en echar parte de la culpa a la ejecutiva federal al asegurar que ha intentado "por todos los medios" vencer "las resistencias existentes y convencer con argumentos a nuestra dirección federal de que, aún con los riesgos que supondría un Gobierno plural con NaBai e IU, merecía la pena intentarlo". "Otras razones de índole superior que no alcanzo a entender pero que seguramente estarán bien fundamentadas" -prosigue la carta- "han determinado que lo que deseábamos casi todos los socialistas de Navarra, entre los que me incluyo, no haya podido ser", afirma.
Chivite hace un llamamiento "a la calma, al sosiego, a la serenidad y, sobre todo, ahora más que nunca, a la unidad" para superar esta situación, "que ha provocado que algunos compañeros estén animando a la rebelión a la escisión o a la desaparición del PSN-PSOE". "No puedo compartir", continúa el secretario general, "que dichas reuniones se hagan a espaldas de la comisión ejecutiva regional y mucho menos que sus contenidos y resoluciones se trasladen a los medios de comunicación mucho antes que a la dirección del partido". Y concluye: "Las llamadas a la rebelión, a la insumisión, las peticiones de dimisiones o los abandonos de los cargos, lejos de solucionar nada, nos abren una brecha interna". "Una sangría interna" de la que, dice Chivite, el resto de partidos estará encantado.
La carta se refiere a las sucesivas reuniones (con pronunciamiento público incluido) celebradas por los sectores críticos. El más importante es el encabezado por el anterior secretario general y parlamentario foral, Juan José Lizarbe, que perdió el último congreso del PSN frente a Chivite por sólo 11 votos. Sus partidarios se reunieron el pasado 8 de agosto en un hotel de Pamplona, donde aprobaron un manifiesto que culpa a la dirección regional del partido de la situación y pide su sustitución por no haber sabido negociar en Madrid el acuerdo con NaBai.
En coherencia con esa postura, fuentes de ese sector criticaron ayer la carta de Chivite. "Echar la culpa a Madrid sin asumir ninguna responsabilidad es un análisis equivocado", aseguró un miembro destacado de esa corriente. "La dirección del partido ha sido coprotagonista de este episodio y ha perdido toda la credibilidad", según ese mismo dirigente, que no sólo achaca al secretario general la mala gestión del pacto frustrado, sino también los resultados electorales que han hecho pasar a los socialistas navarros de segunda a tercera fuerza en el Parlamento foral.
El segundo grupo que cuestiona el liderazgo de Chivite lo forman concejales y alcaldes del sur de Navarra que le fueron fieles en el congreso. Su posición se ha endurecido a lo largo de la crisis pasando de solicitar que se retomara el pacto con NaBai (pero reiterando el apoyo a sus dirigentes) a exigir abiertamente la dimisión del grupo parlamentario y la ejecutiva regional por ceder el Gobierno a Sanz.
Un miembro de este sector, Mariano Cerezo, negó ayer que las reuniones se celebraran sin conocimiento del secretario general, como dice la carta. "Le invitamos a una de ellas para que nos diera explicaciones, pero no vino. Debe de entender que ante la falta de explicación hay rebelión".
