_
_
_
_
_

El líder de Al Qaeda en España acusa del ataque a la corriente de islamismo radical detrás del 11-S

Abu Dadah: "No se pueden hacer esas cosas, pero no me extraña porque el abuso genera odio"

El sirio Imad Eddin Barakat Yarkas, alias Abu Dadah, fue condenado en 2006 a 12 años de cárcel por el Tribunal Supremo como líder de la red terrorista Al Qaeda en España. Hoy ha comparecido como testigo en el proceso por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid que se sigue en el pabellón de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo, pero apenas ha podido aportar algo de luz. Ha negado que conociera las intenciones asesinas de la célula islamista a la que se acusa de la matanza, y sólo ha admitido que mantenía tratos comerciales con Jamal Zougam, uno de los supuestos autores materiales del ataque.

Más información
Monumento al 11M
"Era un baile de sonámbulos, muy triste, mucho silencio, nadie se miraba, todos miraban a la nada"

Preguntado por la fiscalía por qué pidió comparecer ante el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón tras la matanza, Abu Dadah ha explicado que "tenía interés para explicar que era inadmisible", "que no se pueden hacer esas cosas". "No me extrañaba [que hubiera ocurrido] por la guerra de Irak, porque en nuestra cultura el abuso genera odio", ha dicho, "pero llegar a ese nivel bajo nuestra ideología está prohibido".

Además de a Zougam, el testigo ha admitido que conocía a alguno más de los encausados: a Mouhannad Almallah Dabas (miembro de la célula islamista para el que la Fiscalía pide 12 años de cárcel), porque en alguna ocasión le arregló una lavadora y coincidió con él en la mezquita; también en el templo vio a Serhane Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, uno de los miembros del grupo que se suicidó en Leganés días después del atentado. Pero ha negado conocer al resto de implicados por los que se le ha preguntado.

Abu Dadah ha dicho que, en su opinión, el atentado lo cometieron seguidores de la doctrina takfir, aunque ha dicho que no conoce a nadie relacionado con esta línea de pensamiento. Esta doctrina de islamismo radical, que está también detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, era la profesada por uno de los líderes de la célula, Jamal Ahmidan, El Chino (muerto también en Leganés).

Según la ley islámica, takfir es pronunciar anatema contra alguien porque se ha desviado del islam y se comporta como los infieles. El castigo es la muerte. Takfir wal Hijra (Anatema y Exilio) es una línea de islamismo radical que nació en los años 60 en Egipto y propugna la aplicación de esta pena, es decir, la eliminación de los infieles. Tienen permitido comer durante el Ramadán, beber alcohol y fumar y comportarse en general como un occidental, disimulando así para llevar a cabo sus fines asesinos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_