_
_
_
_
_
Reportaje:ELECCIONES 2008 | ETA irrumpe en el cierre de campaña

La llamada más temida

Rubalcaba recibe a las 13.37 la noticia de que ETA acaba de atentar. Durante unos minutos se aferra a la esperanza

La cita es a las 13.30 en su despacho del Ministerio del Interior. Rubalcaba aparece puntual. Su secretaria le trae una infusión de manzanilla en una taza blanca. El jueves, el ministro pasó todo el día en la cama, víctima de una gastroenteritis que le venía persiguiendo por toda España, de mitin en mitin, hasta que logró darle caza en mitad de un vuelo procedente de Vigo.

El ministro tiene mala cara y parece más delgado de lo habitual, pero dentro de dos horas partirá de nuevo hacia Cádiz, donde encabeza la lista del PSOE al Congreso de los Diputados. En Alcalá de los Gazules tiene previsto clausurar -junto al presidente Manuel Chaves- la campaña de 2008. La primera pregunta es precisamente por su experiencia gaditana. El ministro sonríe e inicia el relato de una anécdota cuando su teléfono, un Nokia antiguo de color negro, lanza un pitido.

El ministro se lamenta: "Sabía que estos canallas lo intentarían"
Más información
El terrorista que asesinó a Isaías Carrasco utilizó balas del calibre 9 milímetros parabellum
Ezker Batua dice que romperá el pacto de gobierno en Mondragón con ANV

-Disculpa un segundo...

El ministro coge el teléfono, escucha unos instantes y le dice a su interlocutor: "Ahora te llamo". Sin mirar al periodista, y mientras teclea rápidamente un número, habla de forma entrecortada, en voz baja: "Un atentado..., creo que un atentado..., en el País Vasco... Un concejal socialista...". Son las 13.37.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El rostro del ministro ya no es el de hace unos segundos. Se levanta y empieza a dar paseos por la habitación. La madera cruje bajo sus pasos. A ratos, se para, se sienta. Con la mano izquierda sostiene el teléfono. Con la derecha se tapa los dos ojos, apretándolos, como si quisiera conjurar un mal sueño. Entre llamada y llamada, murmura: "Lo sabía, sabía que estos canallas lo iban a intentar". Y luego vuelve al silencio. Un silencio que se hace insoportable, eterno, a la espera de noticias... El ministro se vuelve a levantar.

-Sí, dime Rafi...

Es una dirigente socialista de Guipúzcoa. Llorando, le dice al ministro que está allí, en Mondragón, junto a su amigo tiroteado, acompañando a su mujer y a su hija...

De nuevo el teléfono. Un mando policial informa de que la víctima -no se sabe todavía su nombre a ciencia cierta- está siendo llevada en ambulancia hacia un hospital. "Ojalá no haya muerto, ojalá se salve", susurra impotente. Pero enseguida otra llamada mata las esperanzas.

-Me dicen que es un ex concejal. Por eso ya no llevaba escolta. Canallas...

Vuelve al teléfono. Su jefe de gabinete y el periodista lo miran en silencio, impotentes. Sus pasos sobre la madera vieja suenan más que sus palabras.

-Dime Felipe. Sí, parece que ha muerto...

El ministro se va caminando lentamente hacia el despacho contiguo. Ahora habla con el presidente Zapatero. Ya le han pasado un papel con el nombre de Isaías. Va y viene. La secretaria, compungida, lo avisa de una nueva llamada.

-Es la vicepresidenta.

-Pásamela, y llama a Balza.

Son las 13.55 y ya no hay esperanzas. En el despacho de al lado, una página de Internet ya dar por muerto a Isaías. El secretario de Estado, Antonio Camacho, entra en el despacho.

La taza de manzanilla sigue intacta sobre la mesa.

El periodista se levanta. Da el pésame al ministro y alcanza la calle. Son las dos en punto de la tarde. Los guardias civiles de la puerta, ajenos a la noticia, bromean con el conductor de una grúa.

El ajetreo del paseo de La Castellana y la luz del día contrastan con las voces en voz baja y la penumbra del despacho del ministro. Sólo hace falta una llamada de teléfono. La más temida. La de la vida a punto de romperse.

Alfredo Pérez Rubalcaba abraza al secretario general de los socialistas vascos, Patxi López (en primer plano). Detrás, a la derecha, José Luis Rodríguez Zapatero da el pésame a otros miembros del PSE.
Alfredo Pérez Rubalcaba abraza al secretario general de los socialistas vascos, Patxi López (en primer plano). Detrás, a la derecha, José Luis Rodríguez Zapatero da el pésame a otros miembros del PSE.SANTOS CIRILO

Declaración del ministro del Interior

- "ETA ha asesinado en Mondragón a un ex concejal socialista. Quiero expresar mi dolor y mi solidaridad a la familia de Isaías, a su mujer, María Ángeles, y a sus tres hijos, y a todos los militantes y simpatizantes del PSE. (...) En torno a la una y media, un individuo le disparó en varias ocasiones en la cabeza y el pecho. (...) Estamos ante una acción vil y cobarde de unos asesinos que nunca van a conseguir doblegar a la sociedad española. Hoy han vuelto a matar a una persona y a destrozar una familia. Quienes lo han hecho pueden tener una única certeza, una sola, que acabarán frente a los tribunales y en la cárcel".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_