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La crisis del Partido Popular

Una mañana entera sin Aguirre

Toda la representación de cercanía entre Rajoy y Gallardón se produjo ayer a salvo de la mirada inquisitoria de la presidenta de la Comunidad de Madrid y gran rival del alcalde, Esperanza Aguirre. Por motivos personales, dijeron sus colaboradores, ella se ausentó de la concentración en contra de ETA ante el Palacio de Cibeles y del acto de entrega de las Medallas de Oro de la Ciudad en el parque del Retiro.

En su representación, mandó Aguirre a su vicepresidente, Ignacio González. Éste, una vez terminado el acto de las medallas y en plena exhibición de esa sintonía de la gente de Rajoy y de Gallardón, permaneció alejado, a unos diez metros, de esos corrillos. Ayer les tocaba a otros escenificar el buen entendimiento. Una situación muy distinta de la vivida hace dos semanas en la recepción ofrecida por Aguirre para celebrar el Dos de Mayo. Entonces, Rajoy, tras anunciar que no acudiría al acto, tuvo que rectificar, casi obligado por las exigencias de la presidenta. Ayer, en cambio, parecía sentirse a gusto. Rajoy y Cobo, bajo la lejana mirada de González y sin ninguna prisa, analizaron elecciones históricas y hablaron del fútbol y celebraciones ligueras con el presidente del Real Madrid, Ramón Calderón.

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