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DISCURSO DE JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO | Medalla al mérito constitucional a Javier Pradera

El mérito cívico

Hay personas que saben mover nuestras ideas y actitudes y hay ideas y actitudes -el compromiso, el rigor, la conciencia crítica- que parecen condensarse en algunas personas. Javier Pradera fue una de ellas. Una de esas personas que siempre, especialmente en los tiempos más difíciles, tuvo claro que un país es lo que hemos sido pero, sobre todo, lo que podemos ser. Que ningún proyecto colectivo puede construirse sobre el terror, la desconfianza o la intolerancia. Una de esas personas que siempre han sabido que la independencia nada tiene que ver con la indiferencia, sino que más bien es un contrario; que la libertad de crítica no tiene que ver con renunciar a mirar sino, al revés, con poseer una mirada propia.

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Permítanme que declare mi admiración por Javier Pradera. Una admiración personal, larga en el tiempo, que trasciende la condición con la que comparezco hoy, todavía, ante ustedes; aunque sea esta condición, la de presidente de Gobierno, la que me depare la oportunidad, el privilegio, de imponer a alguien al que tanto he admirado esta medalla. Una distinción para la que Javier Pradera -"Pradera", como se le conocía, con una rotundidad que parecía evocar su propio rigor intelectual- reunió a lo largo de su vida todo el mérito. El mérito cívico, como intelectual y periodista que acompañó con su lucidez crítica el nacimiento y el desarrollo de la democracia española. Y el mérito específicamente jurídico-constitucional, pues muy pocos como él han sido capaces de explicar con tanta claridad y fineza el significado de los derechos y de las instituciones que consagra la Constitución de 1978.

En los artículos de Pradera nunca encontramos afirmaciones apodícticas, opiniones no contrastadas, por supuesto, nada parecido a soflamas o a invectivas dogmáticas, de trinchera. En Pradera siempre hay lo contrario: esfuerzo por razonar, por fundamentar, por persuadir. En Pradera hay un profundo respeto a la inteligencia del lector, que ve y siente cómo se mecen ante sus ojos los matices, los argumentos, los puntos de vista... algo que él sabía como pocos hacer compatible con el vigor en la defensa de las propias ideas.

Sí, Pradera era un intelectual, "un hombre de letras o un artista", como ha definido tal cualidad otro intelectual tan próximo a él como Fernando Savater: "Que no se limita a ejercer su oficio sino que se involucra en el debate político y social". Que "pretende denunciar injusticias, movilizar conciencias ciudadanas y ayudar a ilustrarlas, proponiendo y apoyando soluciones a los males de la comunidad". Sí, un intelectual comprometido con los tiempos que le tocó vivir, desde su activismo en la Universidad, desde las editoriales en las que trabajó (...) Y, sobre todo, pues ahí encontró su verdadera vocación, desde las páginas de EL PAÍS como editorialista y jefe de Opinión primero, y luego, en una segunda, larga y fructífera etapa como columnista y comentarista en la SER.

Honrar hoy a Pradera nos lleva a honrar la libertad de expresión, el pluralismo informativo, la capacidad de someter al poder a una crítica -en conocida expresión de la jurisprudencia americana- "robusta y desinhibida". Como ha practicado y practica, desde que se fundó, junto a la democracia misma, el periódico de Pradera, EL PAÍS, fundado para la libertad, pilar de la democracia y hoy embajador global, ejemplo de periodismo democrático. Ese gran proyecto promovido por una persona que quiero recordar hoy: Jesús de Polanco.

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Y qué mejor manera de concluir estas palabras que aunar el compromiso de Pradera como intelectual, su mérito constitucional y la defensa de la libertad de expresión que recordar el editorial que escribiera Pradera y publicara EL PAÍS como respuesta al golpe de Estado del 23-F, Con la Constitución: "A la hora de cerrar esta edición, la situación parece controlada por el Rey y las fuerzas y poderes legales. (...) Las horas y los días venideros determinarán el futuro en libertad de España". En efecto, el futuro en libertad de España que disfrutamos gracias al compromiso de ciudadanos como Javier Pradera. Reciba a título póstumo, con emoción y agradecimiento, esta medalla al mérito constitucional.

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