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El millar de evacuados de Ibiza regresa a sus casas

Más de 115 hectáreas de pinar asoladas y un chalé quemado entre Roca Llisa y Santa Eulàlia

Los más de mil vecinos desalojados de sus chalets en la noche del domingo, ante la amenaza de las llamas del grave incendio forestal de Ibiza reforzado por un fuerte viento del norte, han podido regresar a sus viviendas en Roca Llisa esta tarde. De las 800 construcciones dispersas alrededor de un campo de golf, una casa ha sido pasto del fuego y otra media docena de chalets ha quedado afectada, con jardines, porches y muros quemados o marcados por el humo y el calor.

Este incendio en los pinares próximos a la capital de Ibiza es el segundo de carácter grave que afecta a la isla este verano, tras el de Morna en Sant Joan, que quemó 1.500 hectáreas. Esta tarde puede considerarse casi controlado, tras haber sido estabilizado durante el día. No quedan frentes ni focos peligrosos.

Una gran parte de las 115 hectáreas abrasadas alrededor de Roca Llisa, entre la ciudad de Ibiza y Santa Eulàlia, correspondía a los bosques de un área natural protegida por sus valores medioambientales, donde está vetado edificar.

Los pinares han sido asolados en apenas doce horas. Las lenguas de fuego, azuzadas por ráfagas de viento de más de 70 km/h, se acercaron peligrosamente sin control a las diferentes zonas de urbanizaciones y residencias dispersas cerca del litoral.

Tras una noche del domingo cargada de angustia, sin posibilidad de una respuesta directa por tierra y desde el aire al siniestro, esta tarde se ha impuesto -apenas sin viento- la acción de los bomberos, forestales, militares de la Unidad de Emergencias y, en especial, de los nueve aparatos aéreos.

Un portavoz del servicio de Emergencias de Baleares ha reconocido que en la madrugada del domingo al lunes temieron "que las llamas avanzaran hasta las inmediaciones de la ciudad de Ibiza". Con el viento reinante y los frentes abiertos en el monte, el modelo de progresión de siniestros apuntó que el fuego podía arrasar 600 hectáreas. La realidad no casó con la teoría. Han sido 115 hectáreas, con un perímetro de kilómetros. Es una gran mancha desigual de negro, ceniza y pinares ocres, paisaje que ha perdido su vida verde.

Al atardecer del lunes ha comenzado a recuperarse la normalidad en Roca Llisa, Cala Llonga, entre Santa Eulàlia de Ibiza. Por la mañana ya se habían reabierto los accesos de Cala s'Olivera y Sol d'en Serra.

Del millar largo de personas evacuadas, dos decenas se alojaron en el polideportivo municipal, la mayoría pernoctó en casas de parientes y en hoteles y otra parte quedó en vela, en los alrededores, para comprobar de lejos cómo evolucionaban los frentes y la situación de sus casas.

El primer foco se declaró al anochecer del domingo en las inmediaciones de Roca Llisa. Se decretó que el siniestro era de nivel 2 por su "amenaza de manera grave y colectiva a personas y bienes". A dos decenas de kilómetros, en la isla de Formentera, llegó el olor a chamusquina.

Las imágenes nocturnas mostraban frentes de fuego que coronaban las sierras y valles al norte de la capital de Ibiza. Las laderas estaban repletas de puntos con brasas encendidas en la oscuridad.

Los servicios de extinción tratan de acabar con el incendio declarado en la zona de Roca Llisa, en Ibiza.
Los servicios de extinción tratan de acabar con el incendio declarado en la zona de Roca Llisa, en Ibiza.SERGIO G. CAÑIZARES (EFE)

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