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Reportaje:

Un millón de GPS bajo sospecha

Los expertos alertan sobre el riesgo de manipular los navegadores al volante

Los navegadores por satélite, conocidos como GPS, fueron el regalo estrella de estas Navidades; a lo largo de 2006 se compraron en España alrededor de un millón, de los 12 millones vendidos en la Unión Europea. Pues bien: ese fulminante éxito tecnológico y comercial se encuentra bajo sospecha. La teoría dice que es útil, ayuda al conductor; pero autoridades y expertos se cuestionan la necesidad de limitar su uso, porque puede causar distracción, el factor clave (un 37%) de los accidentes mortales de tráfico.

"Si el móvil no lo puedes usar con las manos, no deberías poder programar el navegador con las manos", apuntó el director de Tráfico, Pere Navarro, el miércoles pasado. Hablar por el móvil mientras se conduce está sancionado con una multa de hasta 300 euros, la suspensión del permiso de entre uno y tres meses y la pérdida de tres puntos. Por el contrario, ni la legislación europea ni la española contemplan sanciones por un mal uso de los navegadores.

En Japón la pantalla de estos dispositivos sólo se ve cuando el vehículo está parado

El portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Enrique García, interpreta que la permisividad del uso de los GPS se debe en parte a la falta de estudios concretos: "Es necesaria una iniciativa que calibre el impacto del uso del navegador en la seguridad vial", reclama. El Servei Català de Trànsit, el departamento con competencias de tráfico en Cataluña, se ha puesto a la tarea: "La incorporación de gadgets es muy reciente, por eso no disponemos de una base estadística", explica su director, Josep Pérez.

La Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad del Automóvil (FITSA) -en la que participan varios departamentos del Gobierno y asociaciones privadas-, ha elaborado un estudio en el que se afirma que el navegador "puede contribuir a la seguridad del conductor al reducir la indecisión a la hora de seleccionar rutas". Pero también reclama una "regulación sobre el empleo seguro de estos sistemas, su ubicación y sus características", ya que alerta del riesgo de distracción "si se programa manualmente durante la conducción" o por la "necesidad de desviar la vista de la carretera para consultar la pantalla".

Otro estudio de la Fundación Mapfre apunta en la misma dirección. "Los navegadores son útiles, porque el viajero puede recorrer con seguridad un trayecto, pero del mal uso puede derivarse una situación de riesgo", resalta Miguel Muñoz, director del departamento de Seguridad Vial de la firma aseguradora.

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En 2000, cuando el uso del GPS empezó a hacerse popular en el Continente, la Comisión Europea elaboró unas recomendaciones para que los navegadores no distrajesen al conductor. Una declaración de principios basada en la premisa de que no se debe mirar la pantalla del aparato mientras se conduce. "En Japón se determinó que la tecnología de los navegadores permita consultar la pantalla sólo cuando el vehículo está parado y el dispositivo funcione mediante órdenes de voz", puntualiza el subdirector de gestión del tráfico y movilidad de la DGT, Federico Fernández. Las recomendaciones de la Comisión Europea dieron pie a un estudio del programa de Investigación y Desarrollo del Ministerio de Educación. "El objetivo es disponer de datos rigurosos sobre la forma en que los errores en el uso del GPS pueden ocasionar distracción al volante", explica uno de los coordinadores de la investigación, Baltasar Gil. El estudio finalizará en junio, aunque de lo analizado hasta el momento Gil anticipa una conclusión: "El manejo del GPS por voz es mucho mejor". Apunta que las conclusiones del estudio también van dirigidas a los fabricantes. "Nadie homologa los GPS, nadie certifica que los aparatos cumplen con las recomendaciones de la UE", se queja.

Según el responsable de transportes y movilidad de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), Fernando Acebrón, la mayor parte de los dispositivos que el coche lleva incorporados de fábrica "están diseñados para que las instrucciones por voz sean suficientes". El director general de Teleatlas Iberia -la empresa que fabrica la mayoría de los programas cartográficos que incluyen los GPS-, Rafael Gil Casares, dice que sus programas contemplan la transcripción fonética de todas las calles "para que no se tenga que mirar la pantalla ni teclear".

La intención es evitar que el mal uso de los navegadores incremente la cifra de accidentes. Como los que la prensa británica recogió el pasado abril: una docena de conductores creyeron más en las instrucciones que daba la pantalla de su GPS que en las señales que a uno y otro lado de la carretera alertaban de que el puente que cruzaba el río Avon, a su paso por Luckington (suroeste de Inglaterra) estaba cortado por obras. Como consecuencia, una docena de coches tuvo que ser rescatada del río. The Times reflejaba el testimonio de una mujer, con su anciana madre a bordo, que se justificó: "¡Mi navegador me dijo que era por aquí!".

Un coche con un navegador GPS integrado en el salpicadero.
Un coche con un navegador GPS integrado en el salpicadero.

A FAVOR

Reduce la indecisión al seleccionar las rutas

Permite conocer con antelación las maniobras que se aproximan

Permite evitar las retenciones e incidencias de la carretera

Reduce la ansiedad ante el desconocimiento de la ruta

EN CONTRA

Riesgo de distracción del conductor si se programa manualmente durante la marcha

Para consultar la pantalla es necesario desviar la vista de la carretera

En carreteras secundarias disminuye

la cantidad y la calidad

de la información

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