Una operación con 15 detenidos
El pasado 24 de mayo, agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera irrumpieron en el instituto de crédito de la Xunta de Galicia, el Igape, y detuvieron a su director, Joaquín Varela, y a un subdirector del organismo, Carlos Silva. Ese día fueron arrestadas otras 13 personas, entre ellas, Jorge Dorribo, propietario de la empresa farmacéutica Nupel ubicada en Lugo. Así saltó a la prensa la Operación Campeón, un dispositivo dirigido por la juez Estela San José, del Juzgado de Instrucción número tres de Lugo, y en el que a las personas puestas entonces bajo custodia policial se les imputaron delitos por fraude en subvenciones públicas, falsedad documental, alzamiento de bienes, blanqueo de capitales y fraude fiscal.
Pero fue Jorge Dorribo quien centró las investigaciones y quien, además, pasó dos meses y medio en la cárcel. El empresario, durante años símbolo del hombre emprendedor hecho a sí mismo, había recibido cuatro millones de euros del Igape solo en los últimos seis meses. Un millón a fondo perdido para un laboratorio en la pequeña villa de Rábade, al lado de Lugo. Casi tres millones en un crédito a intereses muy favorables y con dinero del Banco Europeo de Inversiones. Y a medida que las pesquisas iban saliendo a la luz pública, las conexiones del señor Nupel y de su factoría farmacéutica crecida al calor de las exportaciones a África y Asia se extendían por miembros de todos los partidos del Parlamento gallego.
Francisco Cacharro, expresidente de la Diputación lucense y largo tiempo poderoso barón provincial del PP, ayudó a Dorribo a medrar. Y en el Gobierno de coalición entre socialistas y nacionalistas que rigió Galicia entre 2005 y 2009, el empresario encontró receptividad en la Consejería de Industria de Fernando Blanco (BNG). Tanta que el jefe de gabinete del departamento, Xoán Manuel Bazarra -que antes había sido candidato municipal por el Bloque en Muros (A Coruña)-, fue contratado por Jorge Dorribo como gerente de sus negocios en Andorra.