_
_
_
_
_
EL SUMARIO SOBRE EL 'COMANDO VIZCAYA' | La lucha contra el terrorismo

"El plan era sedarlo dos días y matarlo"

La investigación sobre el 'talde' desarticulado en julio revela el macabro plan para secuestrar y asesinar a un edil del PSE y la obsesión por captar nuevos terroristas

Jorge A. Rodríguez

El camuflaje parecía perfecto. ¿Quién iba a sospechar que en el CD de una película se iba a ocultar un importante mensaje de ETA? El Servicio de Información de la Guardia Civil recogió un CD de El Ilusionista de la casa que el supuesto miembro de la banda Aitor Cotano habitaba en Getxo (Vizcaya).

Más información
El Foreign Office alerta a los turistas británicos de los atentados de ETA
La Fiscalía pide que De Juana declare como imputado por la carta leída en su homenaje

Y cuando un agente se dispuso a ver qué contenía, halló una mina de información. Como por ejemplo, un archivo de texto que demostraba la necesidad de ETA de captar nuevos miembros y colaboradores. Una urgencia resumida en una frase: "Tienes que captar entre 10 o 15 personas". El mensaje era de Arkaitz Goikoetxea, uno de los líderes del comando Vizcaya, un obseso de las medidas de seguridad, que fue detenido el 22 de julio, precisamente por no cumplir las más tontas y por dejarse ver por media Euskadi.

El sumario elaborado tras la desarticulación del comando Vizcaya, una operación dirigida por el juez Baltasar Garzón, detalla el modo en que funcionaba el grupo y cómo el comando no era más que un grupo de amigos reconvertidos a terroristas. Su lectura revela las obsesivas medidas de seguridad que tomaban algunos de los ya detenidos, pero también cómo acababan amparándose en casas de familiares y amigos, utilizando el coche del padre o de la madre...

El primer error

Arkaitz Goikoetxea, Dulantzi, estuvo preso por actividades relacionadas con la kale borroka entre 2001 y mayo de 2005, cuando salió en libertad provisional de la cárcel de Navalcarnero (Madrid). Allí fue visitado asiduamente por su amigo Íñigo Gutiérrez, quien seguía manteniendo relación con Zigor Goikoetxea, hermano de Arkaitz. Cuando la Guardia Civil supo que Goikoetxea era, junto a Jurdan Martitegi, Arlas, "uno de los dinamizadores del comando", centró sus ojos en Gutiérrez, de 25 años. "Su ostensible actitud recelosa y vigilante, así como las constantes medidas de seguridad que adopta", como "paradas inesperadas e injustificadas para observar a los vehículos y personas que transitaban tras él, cambios repentinos del sentido de la marcha o imprevistas modificaciones en la velocidad" confirmaron que la pista era buena. Y no se equivocaron.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El 14 de junio, Gutiérrez tomó el coche de su madre y se fue a la vivienda de vacaciones de su familia en Ezcaray. Allí se apostaron los agentes. Y esa misma noche vieron salir a un joven con una camiseta de rayas de la marca Billabong, "que portaba en su mano izquierda un monopatín o skate, llevando una pequeña mochila a la espalda". En ese momento no fue posible identificarlo, pero se trataba de Arkaitz Goikoetxea.

Las miguitas de pan

Gutiérrez, pese a sus obsesivas medidas de seguridad, fue sembrando pistas. Los agentes lo vieron reunirse con Mikel Saratxo y Maialaen Zuazo, también amigos de Goikoetxea. El día en que estuvo en la casa de vacaciones de sus padres con Arkaitz, la Guardia Civil lo vio reunirse en un bar de Getxo con Aitor Cotano y Asier Borrero, clarísimamente nerviosos. El 15 de junio, Maialaen se fue hasta una playa de Barrika (Vizcaya), donde el Servicio de Información de la Guardia Civil vio otra vez al joven alto y con perilla y con camiseta de Billabong que habían visto el día anterior en Ezcaray.

Las chapuzas de seguridad

Pese a las constantes medidas de contravigilancia que adoptaron algunos de los miembros del comando, sus errores fueron de libro. Sobre todo los de Goikoetxea. Y eso que había echado del comando a otra liberada, Olga Comes, porque decía que "ponía en riesgo la seguridad de todos". Gutiérrez, por ejemplo, se movía con el coche de su madre y ocultó a uno de los terroristas más buscados en la casa de vacaciones de sus padres. En otras ocasiones utilizó el vehículo propiedad de Mikel Saratxo e incluso el de Adur Aristegi, íntimo amigo de la otra pata del comando, el aún huido Jurdan Martitegi. En resumidas cuentas, se dedicaron a usar los coches y las viviendas de sus familias para ocultar a unos terroristas cuyas caras estaban colgadas en estaciones y aeropuertos de toda España, y se reunían en los bares de Getxo donde antes txikiteaban Goikoetxea y Martitegi. Arkaitz, de hecho, fue detenido en el piso que habitualmente ocupaba Maialaen Zuazo.

Arkaitz se asomó a la ventana

Los agentes que habían vigilado los movimientos del joven con perilla y camiseta de Billabong no estaban seguros de quién era. Hasta que el 21 de julio se cercioraron, por un fallo del propio Goikoetxea. "Al mediodía del día 21 de julio, pudo constatarse como por una de las ventanas que tienen visión a la parte trasera del inmueble de la calle Iturribide (...) se asomó un joven, varón, de unos 30 años de edad, moreno, con bigote y perilla (...) pudiéndose verificar, al mirar al exterior, que se trataba, sin ningún género de dudas, del miembro liberado de ETA Arkaitz Goikoetxea". Justo el día antes de que los investigadores pudieran comprobar la identidad del terrorista, la banda había colocado cuatro pequeños artefactos en las localidades cántabras de Laredo y Noja. La llamada telefónica para alertar de la colocación de las bombas fue realizada "a la sede de los bomberos del Valle del Trápaga (Vizcaya), desde una cabina pública de la localidad de Sopelana".

Un sistema antibaliza

La Guardia Civil desencadenó la operación antiterrorista el 22 de julio. Cuando entraron en la vivienda en la que se ocultaba Goikoetxea, en la calle Iturribide de Bilbao, lo primero que les llamó la atención es que los terroristas habían instalado, "perfectamente visible, un detector de ondas de radio, utilizado para la detección de balizas, micrófonos electrónicos, etcétera". El aparato estaba colocado "sobre una mesa del salón". No les sirvió absolutamente de nada.

El 'messenger' y el buzón de siempre

Los terroristas combinaron para sus comunicaciones tanto las nuevas tecnologías como los métodos tradicionales de la banda. Así, Goikoetxea se comunicaba tanto con sus colegas de comando como con la dirección etarra mediante correo electrónico, pero sus amigos se intercambiaban mensajes a través de Messenger. Además, Goikoetxea había creado varios buzones en el monte Urkiola (Vizcaya), en la parte trasera del conocido polideportivo de Fadura (Algorta, Getxo) y junto al cementerio de Berango (Vizcaya) e incluso en las proximidades de la casa de Aitor Cotano. La señal utilizada para avisar de que en uno de estos buzones (en realidad agujeros en el terreno) "se había introducido un mensaje era una cinta roja adherida en una señal de tráfico próxima". No obstante, Aitor Cotano e Íñigo Gutiérrez actuaron como "enlaces entre los liberados y la dirección de la banda en Francia".

Los 'zulos' con valium líquido

Habían montado tres escondites de material. Uno estaba en Manzanares de Rioja, al noreste de Ezcaray. Allí fue donde, entre explosivos, matrículas francesas y portuguesas, fue hallado un estuche de jeringuillas cargadas de valium líquido, que supuestamente iban a utilizar para secuestrar a Benjamín Atutxa, concejal del PSE de Eibar, a fin de repetir el repugnante modus operandi que ejecutaron con el edil del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco. "La intención era que permaneciera sedado dos días hasta que fuera ejecutado", se dice en el sumario. El segundo zulo fue fácil de localizar. Estaba en Valgañón (La Rioja), junto a la ermita de las Tres Fuentes. "El croquis del mismo fue incautado tras el registro del vehículo propiedad de Asier Borrero". Allí había más valium, un subfusil MAT 932 y munición. El tercero estaba junto al buzón de comunicaciones de Fadura.

Los objetivos que preparaban

Goikoetxea y Martitegi recibieron el encargo directo de Garikoitz Aspiazu, Txeroki, el jefe militar etarra, de preparar un atentado contra el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska en Ezcaray, donde el magistrado pasa temporadas de descanso. "La información consistía en la localización del lugar apropiado para colocar un artefacto, que iba a ser activado por cable. La comprobación la realizaron en febrero de 2007, teniendo previsto atentar en agosto [y] desistiendo al no ver al magistrado". Íñigo Gutiérrez, por su lado, recibió el encargo de realizar informaciones sobre empresas vinculadas al TAV, las obras del AVE vasco, "así como acerca del Cuartel de la Guardia Civil de Burgos, el Museo Militar de esta ciudad y don Ramón Rabanera, diputado general de Álava, del PP". Aitor Cotano se fijó en "las casas del pueblo del PSE-EE de Sopelana y Leioa", en las comisarías de la Ertzaintza de Bermeo, Plentzia y Santurtzi, "así como sobre la sede del PP en Getxo y los Juzgados de Balmaseda". Olga Comes, Txikitze, que fue detenida con posterioridad en Francia, vigiló "entre octubre de 2007 y abril de 2008" al edil Benjamín Atutxa. Desistieron de ejecutar el macabro plan al comprobar que siempre llevaba escolta y cumplía las medidas de seguridad.

La película de 'El Ilusionista'

La funda de El Ilusionista estaba marcada con el nombre de Rumano, "el nombre orgánico de Aitor Cotano". No había película alguna, sino que el CD contenía un archivo de texto y dos de imagen. "El archivo de texto es una carta en euskera que firma Dulantzi en la que éste le pide a Rumano un mayor compromiso en la lucha, al tiempo que le conmina a la captación de otras personas antes de pasar a la clandestinidad". También le marcaba "una cita en Francia, adjuntándole los planos necesarios para acudir a ella (archivos de imagen), indicándole lo que tiene que llevar para huir. Además, le menciona la posibilidad de llevar a cabo 'una ekintza [una acción o atentado] potente' en Getxo". El atentado iba a concretarse "contra una patrulla de la Policía Autonómica Vasca en el Puerto Viejo de Algorta (Vizcaya), en las fiestas de dicha localidad".

La cuadrilla, a la cárcel

Como explica la Guardia Civil, el Vizcaya se fue configurando con personas "con vinculaciones a uno y otro liberado", Goikoetxea y Martitegi, "siendo ésta la tónica general de los comandos de la banda, que basan en muchos casos su composición, como en éste, en los vínculos personales de sus militantes". Los investigadores han encontrado cartas a algunos de los detenidos en las que los etarras piden "datos de personas de su entorno para cobijar" a Martitegi. Aitor Cotano, por ejemplo, le pidió a Mikel Saratxo que colaborase con la banda, pero éste le replicó que sólo "estaría dispuesto para momentos puntuales". El que dio el salto fue Asier Borrero, quien dejó cartas de despedida para su padre y su madre y para su novia. En una de ellas, tras reconocer su "militancia como legal" o miembro no fichado de la banda, anuncia su paso "a la lucha clandestina" y revela sobre su huida a Francia: "La peña no sabe nada, excepto Inge", su novia. Las vocaciones, en cualquier caso, parecen escasear. Los servicios de Información ya han constatado en varias ocasiones las cada vez mayores dificultades que tiene ETA para reclutar gente. Pero la carta de Goikoetxea a Cotano es de libro: "Tienes que captar a 10 o 15 personas de tu entorno personal". Es decir, le pide que tire de su cuadrilla, la pandilla de amigos. De los colegas de Goikoetxea y Martitegi, muchos ya están en prisión. La mayoría no ha cumplido aún los 30 años.

LOS TRES LIBERADOS DEL 'COMANDO VIZCAYA'

El único huido

- Jurdan Martitegi,

Arlas, de 28 años y natural de Durango, es el único cabecilla del comando que ha logrado huir. Estuvo encarcelado en 2001 y 2006 por actos de kale borroka, como su amigo Arkaitz Goikoetxea. Los dos han arrastrado a la ruina a su cuadrilla de amigos. Como a Gaizka Jareño, amigo de Martitegi. Éste utilizó su pasaporte para pasar a Francia sin problemas en junio, según relató Goikoetxea. Jareño, en cambio, fue detenido con dos pistolas en su casa de Elorrio. Martitegi tiene especial inquina a la Guardia Civil. Ha participado en los tres atentados del comando contra casas cuartel, pero no hay pistas de él en el resto.

Él mismo se delató

- Arkaitz Goikoetxea, Dulantzi, nacido en Barakaldo (Bilbao) hace 28 años, ha pringado a todos sus amigos e incluso a su novia, Maialaen Zuazo, en cuya casa de Bilbao fueron detenidos ambos. Es, o más bien era, un obseso de las medidas de seguridad, y llegó a pedir a sus jefes que repatriaran a otra etarra, Olga Comes, porque le ponía en peligro. Sin embargo, él mismo cometió errores de libro; uno de ellos llevó a su detención. Ya fue identificado como la persona que, en noviembre de 2007, alquiló en Ermua la furgoneta para perpetrar un atentado y se le vio colocando el coche bomba que estalló en el cuartel de la Guardia Civil de Calahorra (La Rioja).

La 'expulsada'

- Olga Comes Arambillet, Txikitze, nacida en Pamplona el 15 de febrero de 1968, no era amiga de Martitegi y Goikoetxea ni era de su quinta. Ambos discutieron con ella porque sus errores ponían "en peligro a todo el comando". Los dos amigos pidieron por carta a Txeroki, jefe militar de ETA, que se la llevara a Francia. La mujer fue integrada en el aparato militar etarra. Su carrera fue corta. El 25 de julio, la Gendarmería Francesa la detuvo en Arceau. Estaba en paradero desconocido desde mayo de 2006. El día antes de su detención, Goikoetxea dio una detallada descripción de Txikitze, que estuvo en el comando entre octubre de 2007 y abril de 2008.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_