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Reportaje:

El pisito de Matas

El presidente de Baleares y ex ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas (PP), no ha encontrado en su nueva casa buen refugio. La compra, en pleno ejercicio del cargo, de una vivienda del siglo XVI valorada por los expertos en unos cinco millones de euros ha desatado las iras locales. Un torbellino que la oposición ha llevado al Parlamento autónomo con una pregunta: ¿Cómo lo ha pagado? Matas, que se considera objeto de una campaña de mentiras, todavía no ha respondido ni tampoco ha facilitado el precio satisfecho. Su renta anual disponible es de 70.000 euros.

La vivienda objeto de la polémica fue comprada a medias con su esposa, Maite Areal, profesora de secundaria y ex asesora del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Ahora trabaja en una empresa de asesoría y turismo. La vivienda ocupa la primera planta noble de una mansión señorial, catalogada y protegida. Es una casa de 475 metros cuadrados en 11 piezas, que con balconadas, terrazas, escalera histórica propia, galerías, garaje y un jardín de su uso exclusivo alcanza los 727 metros.

El presidente balear, con una renta de 70.000 euros al año, compra una vivienda valorada en cinco millones
Frente a las preguntas de la oposición, Matas no ha contestado sobre cómo pudo pagar el palacete
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Un lujo valorado entre 4,9 y 5,4 millones de euros

En un entorno monumental renacentista, los cuerpos desnudos de Adán y Eva, dos cariátides de piedra, una corte de ángeles con guirnaldas y escudos y muchas testas en capiteles y columnas adornan puertas y ventanas de este exquisito espacio. Tiene "una de las más bellas fachadas de Palma, un raro ejemplo de arte manierista", según su vendedor, el arquitecto Giuseppe Violante. Una exquisitez que el PSOE ha bautizado con el nombre de "palacete de Matas".

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"¿Cómo se paga esto?", pregunta Antonio Diéguez, diputado socialista, al cuestionar la capacidad económica del político del PP para adquirir una propiedad que valora en 4,972 millones de euros, calculados según el precio de promociones inmobiliarias vecinas, de menor categoría, que se anuncian bajo el reclamo de "Viva en un palacio".

Nacido en una familia republicana socialista de clase media -que cerraba las persianas cuando Franco visitaba Palma-, Matas tiene alquilado el local del comercio familiar de electrodomésticos de Palma que cerró. También conserva la propiedad de otras dos viviendas y disfruta de un apartamento de verano en Sa Colònia. Vendió su chalecito en Cas Català, zona residencial de Calvià, por 900.000 euros. Para sufragar su nueva mansión asumió una hipoteca de 850.000 euros a pagar en 30 años, según la nota del registro.

Economista, de 50 años, con dos hijos en la universidad en Madrid y una hija adolescente que estudia en Palma, Matas divulgó sus declaraciones de la renta en Internet (70.000 euros de renta disponible), pero no las de patrimonio. De hecho, el PSOE reclamó en Baleares una oficina de control de patrimonios y anticorrupción, pero el PP se opuso y creó un archivo de transparencia con las declaraciones de todos los cargos públicos.

"El poder a veces ciega. Es asombroso qué fácil se equivocan algunos, sin disimulo", comentó sobre la mudanza de su líder un ex parlamentario del PP.

En el barrio de la Palma antigua se evidencia una memoria de la jerarquía de la historia y el gusto de la vieja aristocracia local. Allí, por donde se despierta Matas con toques de campanas, la ciudad con Catedral, murallas y mar, conserva la trama musulmana. Es un museo patrimonial silencioso, literario y de capitales acumulados. En la misma vía de ascenso y conquista social, Vicente Grande, un inmobiliario enriquecido que es dueño y presidente del Real Mallorca, ha pagado decenas de millones para comprar tres casas monumentales en el mismo casco histórico.

Jaume Matas se ausentó del Parlamento cuando el socialista Diéguez abrió el debate de su palacete y se niega a comentar en público el asunto porque asegura que es "mentira". La vicepresidenta balear Rosa Estarás acusó al socialista Diéguez de "total falta de ética" y, a la vez, destapó sus propiedades, que éste justifica.

Meses atrás, al levantarse la liebre de la futura mudanza al palacete, el presidente de Baleares explicó a periodistas locales y a líderes de la izquierda que tenía "una opción de compra de nueva casa" para que el tema no se aventara. Semanas atrás el PP había atacado de manera preventiva a cuatro líderes opositores por irregularidades en sus viviendas en suelo rústico. Ahora, el asunto de la adquisición inmobiliaria del presidente abre otro frente de incomodidad electoral para el partido del Gobierno balear. Ya se ha convertido incluso en lema de pancartas en las manifestaciones contrarias al PP.

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