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La población española creció en 2007 más que nunca gracias a los inmigrantes

Los empadronados superan los 46 millones, un millón más que hace un año

Pablo Linde

La pujanza de la inmigración hizo que 2007 fuese el año de mayor crecimiento de población en España desde que hay datos anuales. La revisión del padrón a fecha de 1 de enero de 2008, publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra un aumento de 957.085 personas (2,12%). El incremento es superior al anterior récord, en 2004, cuando el padrón creció en 910.846 inscritos.

Los datos consolidados del INE revisan al alza el crecimiento que adelantó en junio pasado. Suma casi 100.000 habitantes más que entonces, lo que sitúa el número de habitantes de España en 46.157.822 personas. No añade nada nuevo a la computación de inmigrantes, que fueron quienes impulsaron el crecimiento poblacional. Aproximadamente ocho de cada diez nuevos ciudadanos nacieron fuera de España, con lo que el número de extranjeros se eleva a 5,2 millones, en torno al 11% de la población total.

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En esta revisión del padrón se aportan datos que no se conocían, como las variaciones de población de las provincias españolas (ver gráfico). Todas crecen en número de habitantes empadronados excepto Ourense, que perdió 827 habitantes (0,25%) y Zamora, con 16 inscritos menos (0,01%). La que más aumenta en términos relativos es Guadalajara, con un crecimiento de 13.711 empadronados, un 6,12% más que el año anterior.

Los datos del INE consolidan el crecimiento de población de todas las comunidades autónomas. El incremento está encabezado, en términos relativos, por Baleares, que crece un 4,09%. Las islas mantienen un aumento constante en la última década, periodo en el que su población ha subido cerca de un 30% como consecuencia de la inmigración que busca trabajo y de los extranjeros que viven su jubilación en la comunidad. Uno de cada cinco habitantes de Baleares es foráneo. A la cola del incremento poblacional de las autonomías está Galicia, que sólo creció un 0,4%.

En cuanto a los municipios, todos los mayores de 500.000 habitantes aumentan su población: Madrid (3.213.271 personas, sube un 2,58%), Barcelona (1.615.908, un 1,3% más), Valencia (807.200, un 1,2%), Sevilla (699.759, un 0,09%), Zaragoza (666.129, un 1,79%) y Málaga (566.447, un 0,93%). Sólo tres capitales de provincia pierden empadronados: Cádiz (1.354 personas, un 1,05%), Salamanca (181, un 0,12%) y Ourense (129, un 0,12%). La localidad menos poblada de España es Illán de Vacas, un pueblecito de Toledo con seis habitantes, de los que cuatro son hombres y dos, mujeres.

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Ocurre lo contrario que en el resto de España, donde hay casi medio millón de mujeres más que de varones. Dentro de la población inmigrante, los hombres son mayoría: un 53,2%, según los datos adelantados en junio -la revisión publicada ayer no especifica el origen de los empadronados-. Según esta misma estadística, los rumanos forman la mayor colonia de foráneos, con 728.967. Experimentaron un espectacular crecimiento en 2007, fruto de la incorporación de este país a la Unión Europea en enero de ese año. Rumania desbancó a Marruecos, que es el segundo país extranjero con más habitantes en España.

GUADALAJARA GANA. Los que huyen de Madrid

Guadalajara es la población que, proporcionalmente, más habitantes gana. Eso es debido al "desbordamiento de Madrid". Guadalajara ofrece conexión por tren de cercanías, una autovía y una autopista de peaje que, en menos de una hora, pueden dejar al trabajador en el centro de la capital. El AVE para, pero nadie lo usa debido a que el Gobierno del PP lo situó en Valdeluz -una ciudad fantasma hija de la burbuja inmobiliaria-.

La provincia ha crecido en 13.711 empadronados, un 6,12% más que el año anterior. Y un 90% de ellos procede de Madrid. Los promotores buscaron suelo barato para ofrecer pisos decentes a quien no podía pagarse una casa en Madrid y con colegios públicos -con libros gratis- y centros de salud cerca.

OURENSE PIERDE. Una provincia sin empleos

Ourense es, con Zamora en menor proporción, la única provincia que pierde población. La deslocalización del textil y la fuga de los jóvenes "que emigran a las provincias costeras huyendo de un salario base que en los convenios colectivos no llega a los 800 euros", según los sindicatos, abonan su despoblamiento. Ourense ha sufrido durante décadas el azote de la desindustrialización y la llegada del Gobierno bipartito no ha logrado ponerle freno. Sus medidas de discriminación positiva para fijar población en el medio rural no han parado la sangría. Los sindicatos denuncian que la agricultura de supervivencia permanece. "Las únicas industrias que se han creado ocupan a trabajadores, y la construcción, que amortiguó la caída del empleo, se vino abajo", lamentan.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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