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Plan de choque de Zapatero | El recorte social

El polémico 'cheque-bebé' desaparecerá el 31 de diciembre

El año pasado, en la apertura del curso político, el presidente Zapatero anunciaba medidas de contención del déficit, pero recalcó que no iban a afectar al cheque-bebé. "No hay ni la más mínima posibilidad de cambiarlo", afirmó tajante.

Pues ya ha caído. El cheque de 2.500 euros por cada hijo nacido o adoptado desaparece con el fin de este año. Los que nazcan en enero ya no tendrán esa ayuda, que se vendió como un acicate para la natalidad. El PP, que ayer criticó la pérdida de esta protección social, lo calificó en su día de "absolutamente electoralista" y lo tildó de "cheque-voto" porque empezó a cobrarse en diciembre de 2007, cuatro meses antes de las elecciones generales.

Al líder de la oposición, Mariano Rajoy, le disgusta ahora que las "futuras madres" pierdan esta ayuda.

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El primer año la Agencia Tributaria pagó 1.002 millones de euros para atender las más de 400.000 solicitudes que presentaron los padres. Era cercano a lo que había previsto el Gobierno. En total se han pagado desde que entró en vigor la medida 2.500 millones de euros. Las asociaciones de familias criticaron ayer la retirada de esta ayuda. La Federación Española de Familias Numerosas dijo que "una vez más, la familia es la gran perjudicada, la que más sufre la crisis y la que paga las consecuencias de la mala gestión política".

Pero nunca estuvo exenta de polémica. Hasta el vicepresidente económico del momento, Pedro Solbes, estaba contrariado con la idea del cheque-bebé, que supondría un 10% del superávit y porque tampoco estaba convencido de su eficacia.

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'Políticas placebo'

Los expertos politólogos llaman a esta y otras medidas similares políticas placebo, "iniciativas que buscan atraer muchos electores sin grandes transformaciones, pero que tienen escasa repercusión real", en palabras del catedrático José Luis Dader, experto en comunicación política.

A buena parte de la izquierda tampoco le gustaba esta medida, por universal, es decir, que premiaba igual a ricos y pobres, sin progresividad de ninguna clase. Opinan que una buena red de guarderías sería más eficaz para potenciar la natalidad, y más justa.

Hasta la Iglesia criticó el cheque-bebé, porque, en su universalidad entraban las madres solteras y los padres adoptantes, y eso de "promover que los hijos vengan al mundo sin padre o sin madre no se debe hacer", dijo un portavoz de la Conferencia Episcopal.

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