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Informe confidencial sobre la amenaza islamista

La policía teme que los 'hombres bomba' sean la gran arma terrorista

El salafismo busca objetivos gubernamentales

José María Irujo

"Que entréis con vuestros pies lavados en nuestro Al Andalus despojado, pronto si Allah quiere"; "que nuestros pies limpios pisen nuestra Al Andalus raptada y la Quds (Jerusalén) violada", señaló el dirigente salafista Abu Musad Abdel Wadoud el pasado 11 de abril después de que tres de sus militantes se suicidaran en Argel al volante de tres coches bomba y asesinaran a 30 personas. La elección del día 11 fue un homenaje a los ataques de Nueva York y Madrid en 2001 y 2004.

Es la primera vez que el antiguo Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) argelino emplea suicidas en sus ataques, y en el comunicado en el que se atribuyeron la matanza anunciaron que los tres terroristas suicidas "son los primeros de su clase". La policía asegura ahora que esa frase anuncia "la intención (de Al Qaeda en el Magreb) de establecer el suicidio en su modus operandi como ocurre en los conflictos de Irak o Afganistán". Los analistas de la policía añaden: "Este salto cualitativo se suma al ya producido en los últimos meses de realizar atentados coordinados contra múltiples objetivos (ataques del pasado 11 de abril en Argel contra la sede del Gobierno, la oficina de Interpol y un cuartel policial) con los que los terroristas pretenderían aumentar el impacto de sus acciones, utilizando para ello vehículos bomba en centros urbanos y con muchos transeúntes. Asimismo, la gran cantidad de explosivo muestra la intención destructiva de Al Qaeda".

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Objetivos occidentales

La estrategia de los terroristas argelinos de atacar objetivos gubernamentales no es nueva, pero para la policía española "el hecho diferenciador" es que atacarán un organismo internacional policial como Interpol. "Este hecho demuestra la intención de Al Qaeda de atacar objetivos occidentales o internacionales en el norte de África, así como demostrar que los organismos con capacidad antiterrorista siguen siendo objetivo prioritario".

Una comisión del Ministerio del Interior y Exteriores visitó hace varias semanas organismos y empresas españolas en Marruecos, Argelia y Túnez para mejorar y reforzar su seguridad.

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El piso de Leganés donde se suicidaron los terroristas del 11-M.
El piso de Leganés donde se suicidaron los terroristas del 11-M.M. ESCALERA

Anatema y exilio

El movimiento takfir nació en Egipto en 1969 inspirado por Shukri Ahmed Mustafá, un ingeniero agrícola que lanzó un anatema contra todos los musulmanes "renegados" que no comulgaban con sus ideas extremas sobre el islam.

En 1978 fue ejecutado bajo la acusación del asesinato de Mohamed al Dhahabi, ministro de Asuntos Religiosos. Su muerte provocó que el movimiento captara más militantes, entonces unas 5.000 personas, que dejaron las ciudades y se refugiaron en el campo huyendo de la civilización y la modernidad.

Los autores del asesinato, en 1981, del presidente egipcio Anuar el Sadat comulgaban con esta religión. Eran takfires. La persecución y torturas a los Hermanos Musulmanes reforzaron a este grupo.

Desde Egipto, los seguidores takfires emigraron y extendieron las ideas de Shukri por Europa y el norte de África, donde encontraron en los años noventa el apoyo del Grupo Islámico Armado (GIA), luego reconvertido en el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) y hoy en Al Qaeda en el Magreb, aliado del cerebro de los atentados del 11-S, Osama Bin Laden.

Los takfires cuentan con centenares de mezquitas en Europa y sus miembros son los más clandestinos de todos los grupos asociados a la red de Al Qaeda.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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