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El presidente de Alicante pidió ayuda a Zaplana en una operación

Las escuchas policiales ordenadas por el juez que instruye el caso Brugal deparan nuevos protagonistas. El ex ministro Eduardo Zaplana aparece en tres conversaciones con el presidente de la Diputación de Alicante. José Joaquín Ripoll, exponente del zaplanismo, llamó al ex ministro para que convenciera a un amigo suyo que le ayudara a reflotar una televisión local. Zaplana, que no está imputado por el juez, aclaró anoche que "en ningún momento" llegó a mediar en esta cuestión.

De hecho, en las dos conversaciones interceptadas por la policía, del 28, 29 y 30 de julio de 2009, Ripoll explica a Zaplana -que ya había abandonado la política- que pretende poner en marcha una "operación acordeón" para insuflar capital en Canal 37, propiedad de Tabarca Media S.A.

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La idea surgió de un hermano de Ripoll, Ángel Francisco, que vio oportuna la mediación de Zaplana con el empresario Robert Batauche, vinculado a Marina Greenwich, adjudicataria y concesionaria del puerto deportivo de Altea (Alicante). Ripoll llamó por teléfono al ex presidente de la Generalitat valenciana para informarle de que había una operación en marcha "a punto de cerrarse" para reflotar Canal 37. Hacían falta 1,5 millones de euros a depositar entre varios socios. El problema, según explicaba Ripoll, era "un pequeño escollo con Robert Bataouche". Zaplana preguntó de qué se trataba. "Que quiere llevarse un poco de pasta", le contestó Ripoll. El ex ministro se comprometió a intentar llamarlo esa misma noche.

Había prisa, porque la operación debía cerrarse al día siguiente. Según se desprende de las conversaciones, el empresario amigo de Zaplana presuntamente había pedido 300.000 como contrapartida por participar en la operación. Al día siguiente, Ripoll volvió a llamar a Zaplana para explicarle que el empresario "no se baja del burro, quiere que haya un intercambio económico de 300.000 euros". Y Zaplana comentó: "Qué jeta". Luego apuntó sobre su amigo del puerto de Altea: "Creo que anda mal".

Los dos coincidieron en que las condiciones de Batauoche no eran claras; al parecer pretendía plantear "una operación vinculada al puerto, aunque extraña", admitía Ripoll. "Él quiere que se lo pidamos ahí, al puerto, eso no se lo digas porque me ha pedido que no se lo diga a nadie, una especie de ayuda por el trabajo que hicimos en el instituto", añadía. Zaplana concluyó: "Eso no puede ser". Meses después el empresario Ángel Fenoll rescató la televisión.

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