El presidente, firme valedor de la soberanía
En Marruecos, José Luís Rodríguez Zapatero fue cauto. Aun así nunca un jefe de Gobierno español en democracia ha reiterado con tantos gestos la soberanía de España sobre Ceuta y Melilla.
Recién investido, en 2004, Zapatero anunció en un discurso en el Senado que las incluiría en la Constitución, pero la reforma que proyectaba no prosperó. En 2006 las visitó como presidente -algo a lo que no se atrevieron Felipe González ni José María Aznar-, y al año siguiente su Gobierno organizó, en noviembre, el primer viaje de los Reyes a ambas ciudades. En el Congreso del PSOE anunció que volvería a visitarlas durante esta legislatura.
Nunca un rey de Marruecos había recordado públicamente tan poco la reivindicación territorial sobre Ceuta y Melilla. En nueve años de reinado, Mohamed VI lo ha hecho sólo en dos ocasiones: en julio de 2002, tras el desalojo de sus soldados del islote de Perejil, y en noviembre pasado, tras la visita real a Ceuta y Melilla.
A Zapatero no le debe sorprender este perfil bajo del monarca, que contrasta con el de su primer ministro, Abbas el Fassi. Éste comparó en noviembre, en un discurso ante el Parlamento, la "ocupación" española de Ceuta y Melilla con la que ejerce Israel sobre Palestina. La diplomacia española no quiso protestar.
Cuando se conocieron, el 18 de diciembre de 2001 en Rabat, Mohamed VI le explicó a Zapatero que no debía preocuparse por Ceuta y Melilla porque no estaban en su agenda. Su prioridad era, ante todo, desarrollar ese norte de Marruecos que su padre, Hassan II, marginó por haberse sublevado contra el trono. Hassan II se despidió de Aznar, en abril de 1998, con una gran bronca sobre el futuro de las ciudades autónomas.
De ahí que al actual soberano alauí le doliera especialmente la visita de su "hermano" don Juan Carlos a ambas ciudades.
