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La prueba más difícil de la carrera política del presidente guineano

Teodoro Obiang Nguema va a afrontar en Madrid una de las pruebas más difíciles de su carrera política. En primer lugar, necesita conseguir de las autoridades españolas la moratoria en el pago de la deuda exterior guineana con nuestro país -unos 6.500 millones de pesetas-, pero de un modo bilateral y sin intermediarios internacionales que fiscalicen el veraz -y alarmante- estado de cuentas de la joven república africana.En este capítulo, una muestra de su disponibilidad para resolver los contenciosos con Madrid sería que el Estado guineano se aviniera a dar o a admitir una solución a las deudas que contrajo con exportadores, comerciantes o propietarios españoles antes y, sobre todo, después de la dictadura de Francisco Macías.

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Fuentes próximas a estos medios, deseosos de lograr una moratoria de los juzgados españoles ante los que se hallan demandados, proponen como fórmula la administración, desde Madrid, de un porcentaje de la cooperación de España hacia Guinea Ecuatorial para el saldo de estas deudas. La ortodoxia de este procedimiento habría que estudiarla. En dos o tres años, dicen, quedaría cancelado este espinoso, pero soluble, problema bilateral, cifrado en unos 1.200 millones de pesetas.

A Teodoro Obiang le es preciso también obtener la prórroga de la cooperación española como sustitutivo único de una actividad productiva y económica guineana que no existe, entre otras razones por la falta de un programa de acción política del Gobierno de Malabo.

Para lograr la renegociación de la deuda y la reanudación fluida de la cooperación española, el presidente guineano sólo tiene, como bazas, los réditos políticos del asunto Micó, hasta ahora sagazmente explotados por él, y diversas informaciones sobre corruptelas de algunos españoles.

Hay un argumento que explica el problema Micó desde la óptica de Malabo. Si Carmelo Owono, que ocupaba dentro del clan de Mongomo una posición destacada, fue ejecuta do por su participación en el golpe, desde esta lógica, ¿cómo no ejecutar al sargento Venancio Micó, inferior en el rango del clan? Hay razones para pensar que el clan de Mongomo, que es en Guinea Ecuatorial el único mecanismo vertebrado de mando, puede estar seriamente agraviado. El argumento tiene peso, pero en las relaciones interestatales los pactos se respetan.

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Situación de ambigüedad

Si la actual situación de ambigüedad se perpetúa, parece seguro que el Gobierno español no accederá a satisfacer los objetivos perseguidos por el coronel Teodoro Obiang, con lo cual Guinea Ecuatorial puede entrar en un tipo de bancarrota directamente vinculado al estallido de la cólera popular de los ecuatoguineanos, sumidos en un estado de pobreza y en un caos administrativo y político en casi nada distintos de los que sufrieron bajo Francisco Macías.

En Guinea Ecuatorial, al no existir producción ni comercio por la falta de motivaciones políticas y por una desastrosa gestión, el pueblo no tiene acceso al dinero y no hay modo de conseguir recursos por medios legales. La inconvertibilidad de la moneda local, el ekuelé, mantenida a conciencia por el Gobierno de Malabo, imposibilita la actividad económica legítima de este país.

Hasta ahora, Teodoro Obiang Nguema ha dejado que los problemas políticos se pudran sin soluciones. Pero hoy la crispación social, económica y política de los ecuatoguineanos le obligan a decidir acuciantemente. El primer nivel decisivo y la llave de los demás es si está decidido o no a compartir el poder, democratizándolo. Sin compartirlo, su política ha sido un fracaso. Incluso con este procedimiento ha tenido que afrontar un conato de golpe procedente, precisamente, de un sector de su propio clan.

Pero si Obiang se niega a compartir el poder, los demás clanes fang desplazados, como los de Ebebiyín, Mikomeseng, Niefang y otros, pueden olvidar sus rivalidades, unirse, buscar algún apoyo en los países vecinos y dar un fácil golpe de Estado que aleje a Obiang, definitivamente del poder. Esto, según la oposición, ya está sucediendo. Todo ello dibuja un laberinto cuya salida única es un proceso de democratización. Que Teodoro Obiang se ponga al frente o en contra de este proceso va a determinar su supervivencia política.

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