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Primera remodelación en el Gabinete de Zapatero

La renuncia de Bono desencadena un cambio de Gobierno que sitúa a Rubalcaba en Interior

Luis R. Aizpeolea

Primera remodelación en el Gabinete de ZapateroJosé Luis Rodríguez Zapatero ejecutó ayer su primera remodelación de Gobierno en pleno ecuador del mandato. El presidente sorprendió a todos con una reforma de notable alcance político que pocos conocían antes de que comenzase el Consejo de Ministros. Aprovechó la petición del ministro de Defensa, José Bono, de abandonar su cargo, planteada en enero y confirmada por carta en febrero, para hacer una reestructuración con la mirada puesta en el proceso del fin de la violencia terrorista que se ha abierto tras la declaración de alto el fuego de ETA.

El titular de Interior, José Antonio Alonso, sustituirá a Bono en Defensa. En su lugar, Zapatero decidió situar al dirigente socialista que ha desempeñado uno de los papeles más importantes en la política antiterrorista, el actual portavoz parlamentario Alfredo Pérez Rubalcaba, al que a su vez sustituirá Diego López Garrido. Para rematar los cambios, Zapatero decidió prescindir de María Jesús San Segundo como ministra de Educación tan sólo unas horas después de que se aprobará la LOE, una de las promesas electorales principales del presidente. Será sustituida por la diputada Mercedes Cabrera, presidenta de la Comisión de Educación del Congreso y número dos en la lista del PSOE por Madrid de las últimas elecciones.

El ministro de Defensa abandona el cargo por "razones personales": "La vida es más importante que la política"
Zapatero encarga al portavoz, que será sustituido en el Congreso por Diego López Garrido, gestionar el alto el fuego
Rubalcaba ha ocupado un papel principal en el proceso previo al alto el fuego de ETA
José Antonio Alonso pasa a Defensa y Mercedes Cabrera sustituye en Educación a María Jesús San Segundo
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Bono: "Mi lealtad al presidente, al PSOE y mi amor a España es superior a mi discrepancia con tal o cual asunto de gobierno concreto" San Segundo: "Me he sentido apoyada técnica y humanamente. Espero que todos nos llevemos un buen recuerdo de esta gestión"
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La renuncia de Bono se ha convertido en el desencadenante de una crisis cuyo telón de fondo es el proceso de paz en el País Vasco.

Zapatero comunicó su decisión a los tres ministros que dejaban sus departamentos en la noche del jueves. Al comenzar la mañana del viernes, comunicó a los dos nuevos ministros su decisión. El resto del Consejo de Ministros conoció los cambios a primera hora de la mañana, con la única excepción de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, a la que consultó la remodelación.

Zapatero convocó a los periodistas a las diez de la mañana para explicar que Bono le había pedido dejar el Gobierno por "razones personales" y él había aceptado ahora esa petición. El ministro de Defensa precisó después que había pedido el relevo a Zapatero hace seis meses y lo confirmó por carta en febrero pasado. Bono confirmó su deseo de abandonar el cargo coincidiendo con la destitución y arresto del teniente general Mena Aguado por "indisciplina", con motivo de su discurso en la jornada de la Pascua Militar, en el que se refirió críticamente al Estatuto de Cataluña.

Zapatero ha aprovechado el "momento adecuado" para materializar la petición de Bono, que le dejó al presidente el margen de tiempo que necesitara. Zapatero ha elegido la etapa en que el Gobierno está más consolidado -las encuestas dan al PSOE entre 7 y 10 puntos por encima del PP-, dos semanas después de la declaración de alto el fuego permanente de ETA, antes de las vacaciones de Semana Santa y una vez cumplidos los principales compromisos programáticos de su ministro de Defensa.

El presidente del Gobierno explicó que había decidido hacer el cambio una vez que el ministro había logrado, el pasado jueves, la aprobación en el Congreso de la Ley de Tropa y Marinería y en el Consejo de Ministros de ayer, la aprobación un decreto de gran alcance político para la remodelación de las Fuerzas Armadas.

Bono, en la explicación que ofreció a sus compañeros del Consejo de Ministros, que se celebró inmediatamente después de la comparecencia de Zapatero en La Moncloa, insistió en que llevaba 25 años dedicado a la política -diputado socialista, presidente de Castilla-La Mancha y ministro-, que estaba cansado y pretendía volver a la vida privada. "La vida es más importante que la política", dijo.

Para que no hubiera dudas de que su decisión era personal y que no tenía ningún tipo de reserva política hacia el presidente del Gobierno, señaló, en el Consejo de Ministros, que "estaba perfectamente persuadido de que en aquel Congreso [el del PSOE de julio de 2000 en que Zapatero logró la secretaría general por sólo nueve votos de diferencia respecto a a Bono] ganó el mejor".

Bono compareció junto a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, para explicar su decisión y no ocultó sus desacuerdos sobre el proyecto de Estatuto de Cataluña, pero insistió en que la renuncia no obedecía a discrepancias con el Gobierno en este tema.

Bono se mostró satisfecho del trabajo de Zapatero para lograr la declaración de alto el fuego de ETA. "No me voy por el Estatuto de Cataluña", declaró. "A mí no me echa el Estatuto de Cataluña de la política. A mí no me echan las dificultades de la política. Mi lealtad al presidente, al PSOE y mi amor a España es superior a mi discrepancia con tal o cual asunto de Gobierno concreto", insistió el ministro.

El presidente del Gobierno, en su intervención de primera hora de la mañana, puso el acento en que Bono "si quisiera, seguiría en el Gobierno" y expresó su "profundo agradecimiento" por la tarea desarrollada por el ministro de Defensa, que calificó de "importantísima", desde su trabajo para ejecutar la retirada de las tropas de Irak hasta la elaboración de Ley de Defensa Nacional y la de Tropa y Marinería.

También expresó el presidente su esperanza en que la retirada de Bono de la política "no sea definitiva". No obstante, el posible regreso de Bono a la política tendrá que esperar porque su abandono es, por el momento, "irrevocable", según señalaron ayer fuentes de La Moncloa.

El propio Bono aseguró que había rechazado todas las ofertas que le había presentado Zapatero y negó que fuera a ser candidato socialista a la alcaldía de Madrid o nuevo embajador español en Washington.

En la decisión de Bono se mezcla el cansancio político, el alejamiento de su familia por su actividad ministerial, y su sensación de no pertenecer al núcleo duro del presidente en la toma de decisiones en los asuntos claves del Gobierno, según señalaban ayer distintas fuentes socialistas. "Aunque era un ministro respetado por Zapatero, no estaba en la pomada y no lo iba a estar en la fase que se abre, con la declaración de alto el fuego de ETA ", añadieron las mismas fuentes.

Distintos dirigentes socialistas aseguraron que de no haber mediado la petición de relevo de Bono a Zapatero, no habría habido crisis de Gobierno en este momento, aunque casi con toda certeza sí se hubiera producido a la vuelta de las vacaciones de verano. En este sentido, Zapatero ha aprovechado la salida de Bono para proceder a una remodelación de Gobierno acorde con la nueva situación política creada, tras la declaración de alto el fuego de ETA.

El presidente del Gobierno concibe la situación política creada tras el alto el fuego de ETA como una nueva etapa que va a marcar la segunda parte de su legislatura y cree necesario adecuar su equipo a ella.

Así, el hueco que deja Bono en Defensa, lo ocupará el ministro del Interior, José Antonio Alonso. "Es un ministro que ha ganado peso institucional con su cometido y es un nombramiento adecuado para un cargo de ese rango", manifestaban ayer en La Moncloa. Zapatero aprovecha el relevo de Bono para situar en su puesto a una persona de su total confianza. Será ahora Alonso quien gestione una institución tan importante como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que adquirirá relieve en el proceso de paz en ciernes en el País Vasco, por ejemplo, en la verificación del alto el fuego. La llegada de Alonso a Defensa no significará el relevo del actual director del centro, Alberto Sáiz, un hombre que se ha ganado la confianza del presidente del Gobierno.

El puesto de Alonso al frente de Interior lo ocupará el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tampoco tiene intención de hacer cambios en los pilares fundamentales del ministerio. Zapatero aprovecha el relevo para poner al frente del departamento que conducirá el proceso de paz en el País Vasco a un hombre de perfil político y que ha participado, con el propio presidente, en la estrategia que ha conducido al alto el fuego de ETA del pasado 22 de marzo.

Pérez Rubalcaba fue el número dos de Zapatero en la estrategia que diseñó para el final de ETA, que ha sido dirigida desde La Moncloa desde el verano de 2004 y que lo seguirá siendo en la etapa que ahora se inicia con el alto el fuego. Con este nombramiento, Zapatero da rango institucional al papel de Rubalcaba.

El portavoz parlamentario socialista ofrecerá un perfil distinto para Interior en un momento nuevo. Si en la etapa de la lucha antiterrorista, se requería un ministro de Interior discreto, como Alonso, ahora, en la etapa del proceso para lograr el fin definitivo de la violencia terrorista, el perfil de ministro político adquiere más relevancia. "La situación ha cambiado radicalmente. El papel del ministro del Interior era antes combatir a ETA, ahora entramos en una etapa distinta, en la que habrá que dialogar con la banda", señalan fuentes de La Moncloa.

El relevo de la titular de Educación, María Jesús San Segundo, por Mercedes Cabrera, diputada socialista por Madrid y presidenta de la Comisión de Educación del Congreso, obedece a la "escasísima proyección pública" de San Segundo. Zapatero la ha relevado al día siguiente de la aprobación de la LOE (Ley Orgánica de Educación) en el Congreso. San Segundo ha sido la ministra menos conocida del Gobierno, según todas las encuestas del CIS, pese a que se encargaba de las políticas educativas, a las que Zapatero había asignado un protagonismo especial en su programa. De hecho, fue Pérez Rubalcaba, en su calidad de portavoz del Grupo Socialista, quién llevó a cabo la negociación de la LOE, ante las dificultades de San Segundo para entenderse con los colectivos educativos. San Segundo declaró ayer: "Me he sentido apoyada técnica y humanamente y espero que todos nos llevemos un buen recuerdo de esta gestión. A partir de mañana, lo que cuentan son los siguientes proyectos para seguir cumpliendo el programa electoral".

Zapatero ha manejado la crisis de Gobierno de manera discreta sin que nadie sospechara de ella. "Zapatero está queriendo trivializar las crisis de Gobierno y restarles la solemnidad que tenían", señalaron ayer fuentes gubernamentales. José María Aznar, solía presumir de sorprender con sus nombramientos en las crisis de Gobierno -llegó a hacer de su cuaderno azul, donde anotaba sus nombramientos, un fetiche-, pero no de su propia realización, que se solía conocer con alguna antelación

El presidente citó el jueves por la noche en La Moncloa a los ministros salientes Bono, Alonso y San Segundo. Su ausencia de la cena que ofrecieron los Reyes al secretario general de la ONU, Kofi Annan, llamó la atención, pero nadie pensó en una crisis de Gobierno. Reiteradamente, tanto él como la vicepresidenta primera la habían descartado. El presidente les recibió por separado para notificarles los cambios respectivos. Ayer a primera hora de la mañana, convocó a Pérez Rubalcaba y Cabrera a la Moncloa para notificarles sus nombramientos. A continuación, se dirigió al Palacio de la Zarzuela para notificar al Rey el cambio de Gobierno. Los ceses y nombramientos se publicarán en el BOE del próximo martes. Ese mismo día, se celebrarán las tomas de posesión.

María Teresa Fernández de la Vega y José Bono se dan la mano en la rueda de prensa tras el Consejo.
María Teresa Fernández de la Vega y José Bono se dan la mano en la rueda de prensa tras el Consejo.ULY MARTÍN

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