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Reportaje:Las consecuencias del 9-M

Un sistema electoral para todos

La Universidad de Granada ofrece a los partidos un reparto más proporcional y con la gobernabilidad garantizada

Carmen Morán Breña

Los porcentajes de votos obtenidos por los partidos no se traducen de forma parecida en la representación que obtienen en el Congreso. El PSOE obtuvo un 43,64% de los sufragios en las pasadas elecciones que se traducen en un 48,3% de escaños en el Congreso. Al PP le sucede algo similar: obtuvo el 40,1% de los votos y el 43,7% de los escaños. A las formaciones pequeñas de ámbito estatal, como IU, les ocurre lo contrario. Obtuvo un 3,80% de los votos emitidos y su representación en el Congreso es la sexta parte, un 0,57%. El candidato de IU, Gaspar Llamazares ya sabe que esto le pasa siempre y ha hecho de la modificación del sistema electoral una reivindicación continua en su campaña. Con cerca de 965.000 votos, IU-ICV tiene dos escaños.

Consulta el gráfico explicando el sistema electoral propuesto por la Universidad de Granada

El Grupo de Investigación en Métodos Electorales de la Universidad de Granada, comandado por Victoriano Ramírez, ha propuesto a los partidos políticos, tras años de trabajo, un sistema de recuento que elevaría notablemente los resultados de los partidos nacionales minoritarios, apenas notarían cambio los nacionalistas, a los que el actual sistema ni beneficia ni perjudica, "y favorecería la gobernabilidad" porque también prima a los ganadores. Se trata, básicamente, de la Ley D'Hont, pero el recuento de los votos es triple.

Primero, una puntualización: se modifica el número de escaños en alguna circunscripción (ver gráfico). Comienza el recuento. En la primera fase se reparten 350 escaños, como ahora, por circunscripciones, para asegurar que cada provincia esté representada.

Segundo reparto. Se suman 30 escaños más y los 380 resultantes se reparten, también con la Ley D'Hont, entre todos los partidos, pero en esta ocasión España es una circunscripción única, como una sola provincia. Ningún partido puede obtener ahora menos de los que sacó al inicio, por tanto, los que en realidad están en juego son 30 diputados. Es en esta fase cuando los minoritarios de ámbito estatal obtienen su parte de la tarta.

Tercera fase. En este paso se trata de "garantizar la gobernabilidad", es decir, favorecer al más votado, que, además, será siempre el que más diputados obtendrá. El Congreso vuelve a aumentar escaños, 40 más, hasta 420, que se reparten entre los partidos como antes teniendo otra vez a España como circunscripción única. Pero ahora el número de votos de cada partido se eleva al cuadrado, o sea, se multiplica por sí mismo. Los que han sacado 11 ó 10 millones de votos (PSOE o PP) se verán beneficiados sobre los más pequeños. Así pues, los 40 diputados extra serán, normalmente, para los dos mayoritarios. Si el porcentaje de votos obtenidos entre uno y otro es superior a un 6% aproximadamente, los 40 diputados irían para el vencedor. Si la diferencia es menor de ese 6% se los repartirán.

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En los dos últimos repartos, el PSOE (siguiendo la simulación del gráfico) ha ganado 35 diputados más, pero ¿por qué circunscripción" Sus votos en cada provincia se dividirían por un cociente matemático (que se extrae en cada caso). Las provincias más pobladas ganan y abaratan el precio de un escaño.

Por último, Ramírez, que ha participado en numerosos congresos internacionales y que en la actualidad colabora con universitarios de La Sapienza en Italia para el diseño de otro sistema electoral allí, propone que se pueda votar simultáneamente con listas cerradas pero bloqueadas y desbloqueadas. Es decir, un elector puede votar a un partido sin tocar la papeleta o bien votar a ese mismo partido pero punteando a cada candidato de la lista según si orden de preferencia. Y eso se podría hacer con cualquier candidato de ese partido en toda España. De esa forma, podría salir elegido el último de la lista de Soria, por ejemplo, antes que un correligionario suyo que esté bien situado en la lista de Madrid. El orden de preferencia de candidatos se puntuaría con el sistema Borda, que "es el que se usa en competiciones deportivas o en Eurovisión", dice Ramírez. El primero obtiene un punto, el segundo elegido medio punto, el tercero, un tercio y así sucesivamente. "Apenas se necesita un máquina como la de las quinielas para hacer ese recuento", explica Ramírez.

Este sistema acabaría con las estrategias de los partidos para colocar a sus candidatos en la cabeza de las listas, porque eso no les garantizaría nada. Por el contrario, los detractores opinarían que el candidato, con tal de salir elegido, podría "venderse" al mejor postor. O abrir las puertas a un mundo de frikis que, como en Eurovisión, podrían hacerse notar para ganar un escaño. Ejemplos, haylos.

Más información sobre esta propuesta de sistema electoral

Consulta el gráfico explicando el sistema electoral propuesto por la Universidad de Granada

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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