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Los socialistas vascos presionan a Rubalcaba para que siga en Interior

El ministro mantiene sus dudas, pero el PSE lo ve crucial para "el fin de ETA"

Luis R. Aizpeolea

No es sólo José Luis Rodríguez Zapatero. La dirección del Partido Socialista de Euskadi (PSE) está siendo clave para convencer a Alfredo Pérez Rubalcaba de que siga como ministro del Interior. Sus principales dirigentes están presionando insistentemente al ministro, ahora en funciones, para que supere sus recelos a continuar en el cargo, para el que fue nombrado por Zapatero en abril de 2006 con el mandato de gestionar el proceso de final dialogado del terrorismo.

Rubalcaba volvió ayer a reivindicar su derecho a decidir cuándo abandona. Ya lo hizo a los dos días del 9-M. Su desgana a seguir en Interior tiene como causa un problema familiar, que se añade al cambio de contenido de su cartera en la nueva etapa.

La gestión del Ministerio del Interior implica una dedicación absoluta, que Rubalcaba tiene que detraer de su vida familiar a la que pretende dedicar más tiempo. Rubalcaba es un apasionado de la política y en la pasada legislatura estuvo en su centro como protagonista de algunos de los acontecimientos más importantes.

El ministro gestionó, junto con el presidente del Gobierno, los dos temas más conflictivos de la pasada legislatura: la negociación del Estatuto de autonomía de Cataluña, como portavoz parlamentario, y el proceso de fin dialogado del terrorismo, como titular de Interior.

Tras el fracaso del proceso de final dialogado de ETA para cuya gestión fue nombrado Rubalcaba ministro del Interior, la cartera, pese a su importancia, ha perdido el protagonismo político, de primerísima fila, que tuvo en la pasada legislatura.

Rubalcaba, aunque no lo dice expresamente, reivindica un mayor protagonismo político en la nueva legislatura, en la que los tres principales cargos ya están designados por Zapatero: las dos vicepresidencias -María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes- y el portavoz parlamentario, José Antonio Alonso.

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Ahí entra la dirección del PSE, que considera que Rubalcaba puede jugar un papel crucial como titular de Interior, en una legislatura que muchos socialistas vascos consideran como la de "la etapa terminal de ETA".

La semana siguiente al 9-M, Rubalcaba, durante un viaje a Bilbao, oyó cómo un dirigente del PSE, en nombre de todos, le calificaba de "ministro vasco". Y el 15 de marzo el secretario general del PSE, Patxi López, elogiaba en el comité federal el papel de Rubalcaba como ministro del Interior y le hacía partícipe del éxito espectacular de los socialistas vascos en las elecciones del 9-M.

El PSE subraya el protagonismo y "acierto" de Rubalcaba en el proceso de final dialogado del terrorismo, su gestión posterior en el combate contra ETA y su dedicación y solidaridad hacia los socialistas vascos, acosados por la violencia etarra.

El argumento con el que los socialistas vascos tratan de convencer a Rubalcaba es que su presencia es crucial ahora para culminar una tarea inacabada que ha gestionado con "éxito" en la pasada legislatura: el final de ETA. El PSE cree que Rubalcaba será sensible a su petición.

Rubalcaba y Patxi López pasean por Bilbao el pasado noviembre.
Rubalcaba y Patxi López pasean por Bilbao el pasado noviembre.S. CIRILO

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