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LAS CLAVES DEL 'CASO FAISÁN' | La precampaña se ensucia

Un supuesto soplo para salvar el proceso de paz

Un policía supuestamente entró la mañana del 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán de Irún y entregó un móvil a su propietario, Joseba Elosua, miembro del aparato de extorsión de ETA. Al otro lado del aparato, otro supuesto agente le avisaba de que él y José Antonio Cau, otro miembro de la red de extorsión, iban a ser detenidos nada más entrar Cau en España desde Francia para que Elosua le hiciera una entrega de dinero, lo que terminó frustrando la operación policial hispanofrancesa dirigida por el juez Grande-Marlaska contra el impuesto revolucionario. El fin del soplo era, según Elosua, salvaguardar la negociación entre el Gobierno y ETA.

- El estado del caso. El fiscal pidió en octubre de 2009 el archivo del caso al juez Garzón al no haberse podido identificar al autor de la delación. Su sustituto, Pablo Ruz, acaba de reactivarlo tras recibir un informe de la juez francesa Laurence Le Vert. Ruz ha apreciado indicios de colaboración con banda armada por parte del exdirector general de la Policía, Víctor García Hidalgo, el ex jefe superior del País Vasco, Enrique Pamiés, y el inspector de la Brigada de Información de Vitoria José María Ballesteros, quien supuestamente entregó el teléfono a Elosua cumpliendo órdenes de los otros dos imputados. Ruz ordenó nuevas pruebas, como la identificación de tres móviles de Interior, y ha interrogado en secreto al ex director de la Policía y la Guardia Civil Joan Mesquida, y a cargos de ambos cuerpos.

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- Las pruebas. Los informes redactados por el director del operativo contra ETA, Carlos Germán, al que también se encargó la investigación del soplo, sitúan a Ballesteros cerca del bar en el momento de la delación, basándose en el tráfico de llamadas entre los móviles de los imputados. También recoge las comunicaciones entonces entre Ballesteros y Pamiés y entre este último y García Hidalgo. La última declaración del ex jefe de la Unidad Central de Inteligencia, José Cabanillas, apunta sin embargo al propio Germán, al que acusa de intentar borrar la cinta de las conversaciones de Elosua con su cuñado, en las que se reveló el soplo.

- El vídeo. El último informe de Germán aportado al juez Ruz afirma que las cámaras situadas en el bar muestran, presuntamente, la salida de Ballesteros del bar después del chivatazo, según El Mundo, hipótesis no confirmada oficialmente. Otro reciente informe de la Guardia Civil avisa de que los cortes en esas imágenes no fueron accidentales y se produjeron en el mismo instante de la grabación. Esta semana, varios medios han sostenido que había nuevas grabaciones cuando en realidad era la misma, y que los cortes ocultaban el momento del chivatazo cuando en realidad correspondía a minutos antes donde no había nada relevante.

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