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Los talibanes se reorganizan en la zona bajo responsabilidad española

Los servicios de información alertan de la creación de un mando rebelde unificado

Miguel González

"Todo el mundo es consciente del deterioro de la seguridad que se ha producido en Afganistán", aseguró ayer la ministra de Defensa, Carme Chacón, en una videoconferencia con las tropas españolas, a las que pidió que "se mantengan en alerta permanente y con la máxima concentración".

Aunque el deterioro afecta al conjunto del país, se ha notado especialmente en la región donde están desplegados los 780 militares españoles. "Los insurgentes continúan extendiendo su presencia en áreas antes estables. La provincia noroccidental de Badghis y la vecina de Faryab se convirtieron en un campo de batalla durante el invierno, con un significativo aumento de las acciones de la insurgencia", asegura un informe del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de marzo pasado. "Este aumento de la presencia insurgente dificultó seriamente la asistencia humanitaria y la ayuda al desarrollo en zonas que antes eran accesibles", agrega.

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¿Cuál ha sido la causa de este agravamiento de la situación? Informes de los servicios de inteligencia, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, aportan algunas claves para entender lo sucedido.

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El 1 de octubre del año pasado, el presidente afgano, Hamid Karzai, ordenó la puesta en libertad de Gholam Dasteguir, líder pastún originario del distrito de Bala Murghab, el más violento de los que componen Badghis. Entre los años 2006 y 2007, Dasteguir, de unos 30 años, se convirtió en lugarteniente del gobernador talibán de la provincia, Abdul Haqqani. Este último huyó de Badghis tras resultar herido en un enfrentamiento con otro señor de la guerra, mientras que Dasteguir fue detenido el 13 de marzo a su regreso de Quetta (Pakistán), donde está refugiada la Shura (dirección) talibán.

La puesta en libertad de Dasteguir, menos de siete meses después de su captura, respondía a un plan del Gobierno de Kabul para pactar con los pastunes supuestamente moderados, una idea que está en la base de la nueva estrategia de la Administración de Obama y que imita la fórmula aplicada para pacificar Irak. Su excarcelación fue fruto de la mediación de un grupo de notables de Bala Murghab. El propio Dasteguir se comprometió por escrito a favorecer los trabajos de reconstrucción financiados por España en Badghis.

Pero lejos de eso, se dedicó, según las fuentes citadas, a reorganizar y agrupar bajo un mando único a los diferentes grupos de la insurgencia que actuaban de forma descoordinada y a poner en marcha un consejo talibán provincial. El golpe más audaz lo dio el 27 de noviembre, cuando tendió una emboscada a una columna del Ejército y la policía afganos en la localidad de Azakai, que se saldó con 20 muertos y 12 secuestrados.

La respuesta de EE UU llegó el 15 de febrero: un avión lanzó una bomba de varias toneladas sobre una casa de la localidad de Juy Ganj, en el distrito de Bala Murghab. En el bombardeo murieron al menos 10 personas, entre ellas, Dasteguir.

Tras su eliminación, dos cabecillas parecen disputarse el liderazgo de los talibanes locales: el mulá Jamaluddin, responsable de la insurgencia mientras Dasteguir estuvo encarcelado, e Ismail, mano derecha del ex gobernador Haqqani, exiliado en Pakistán.

Aunque los servicios de inteligencia pronosticaron un debilitamiento de los talibanes tras el asesinato de Dasteguir, el pronóstico no parece haberse cumplido. El pasado sábado, las tropas españolas sufrieron dos ataques: uno en Sang-Atesh, en la provincia de Badghis, y otro en Shiavasha, a sólo ocho kilómetros de Herat. En ninguno hubo que lamentar bajas de los militares españoles ni de civiles, según explicó ayer el coronel Luis Yagüe, jefe de la base de Herat, pero en el segundo, que se prolongó más de cuatro horas, los insurgentes sufrieron un muerto y cuatro heridos. Entre estos últimos, el presunto líder talibán provincial. Uno más.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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