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Columna
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Un toque de guillotina

París accede por primera vez a entregar a una ciudadana francesa vinculada al entorno de ETA

Todo el mundo sabe que la guillotina fue el procedimiento de ejecución utilizado en Francia desde la Revolución Francesa, en 1789, hasta la abolición de la pena de muerte, en 1981. Lo que quizá no es tan de dominio público es que la máquina, con su cuchilla oblicua, fue pensada para evitar el sufrimiento de la agonía a los condenados.

Un cirujano, Joseph Ignace Guillotin, que era miembro de la Asamblea Nacional, fue quien la recomendó y la Asamblea la adoptó para que el castigo "fuera igual para todos sin distinción de rangos ni clase social", ya que anteriormente solo los aristócratas tenían el privilegio de ser ajusticiados sin agonía. Ya ven, todo un avance en la eliminación del clasismo.

La cuestión viene al caso porque esta semana el Tribunal de Apelación de Pau ha decidido aceptar la euroorden planteada por España y entregar a Aurore Martin, dirigente de Batasuna en Francia -donde esta formación política es legal- por delito de pertenencia a banda terrorista. La decisión ha sido recurrida ante la Corte de Casación, que en menos de un mes confirmará o revocará la medida.

Sin embargo, la decisión del Tribunal de Pau ya es todo un síntoma de la situación, pues en al menos dos procesos anteriores había rechazado las euroórdenes cursadas por la Audiencia Nacional contra cuatro franceses. Es la primera vez que un tribunal galo accede a entregar a uno de sus nacionales y por hechos relacionados con el entorno político de la banda cometidos en España. Nada que ver con atentados o delitos de sangre.

El único precedente conocido es el del ex miembro de los Comandos Autónomos Anticapitalistas José Antonio Zurutuza Sarasola, que posee doble nacionalidad tras casarse en 1988 con una francesa, pero que tras cuatro años de peregrinaje judicial, fue entregado, juzgado y condenado en Madrid a 46 años de cárcel por el asesinato del delegado de Telefónica en Guipúzcoa, Enrique Cuesta, y su escolta, ocurrido en 1982.

Aurore Martin, de 31 años, está procesada en el sumario 4/08, que instruyó el juez Baltasar Garzón contra el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV) y Acción Nacionalista Vasca (ANV), las formaciones pantalla utilizadas por Batasuna -declarada ilegal en España por ser una estructura política dirigida por ETA- para tratar de concurrir a las elecciones generales de marzo de 2008, lo que no consiguió. Según el magistrado, la dirigente abertzale habría participado en varios actos celebrados en Pamplona y Agurain (Álava), así como en otros en territorio francés, con la finalidad de reactivar Batasuna, siguiendo instrucciones de ETA.

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En junio pasado, el Tribunal de Pau rechazó la petición española por falta de motivación. Sin embargo, los magistrados españoles han recordado a sus colegas que de acuerdo con las normas que rigen las euroórdenes, el Estado requerido no puede examinar si concurren los requisitos que conforman el delito por el que se reclama al acusado, sino que debe aceptar la definición del mismo que figura en el Código Penal del país requirente. Por tanto, el Tribunal de Pau ha aceptado ahora la petición española, rechazando las alegaciones de la defensa de que se trata de un caso político.

La noticia ha tenido escasa repercusión en España, salvo en medios de la izquierda abertzale en el País Vasco, y su trascendencia operativa también es reducida. Hay que tener en cuenta que hay muy pocos franceses involucrados en los aparatos de la organización terrorista. Además, no suelen operar en territorio español y tampoco ocupan puestos relevantes. No hay ya un comando Argala, integrado solo por etarras franceses que dependía única y exclusivamente del jefe de ETA y que durante 10 años cometió los atentados más sangrientos de la banda. Aquello acabó tras la detención de Henri Parot en Sevilla en 1992.

Está claro que el fin de ETA no depende de esta decisión, sea cual sea su resultado final en la Corte de Casación de París, pero da una idea de la implicación de la justicia y el Ejecutivo francés en la lucha contra el terrorismo. Un revolcón para aquellos que creen que las inundaciones no se producen porque los ríos crecen, sino porque el país se hunde. Y todo tiene el aire de una decapitación sin sufrimiento. Un toque de guillotina.

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