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El tribunal del 11-M excarcela a un acusado de colaboración

Slimane fue detenido horas después por tener una orden de expulsión

El Tribunal del 11-M decidió ayer la puesta en libertad provisional con comparecencias quincenales en la Audiencia de Mahmoud Slimane Aoun, un colaborador de la célula terrorista autora de los atentados, a la que presuntamente ayudó con la falsificación de documentos. La Brigada de Extranjería lo detuvo nada más salir de la cárcel de Ocaña por existir un decreto de expulsión contra él dictado el 1 de abril de 2005, cuando ya estaba preso.

La excarcelación de Slimane supone que el tribunal ha decidido condenarle a una pena superior a tres años -que ya lleva cumplidos en prisión preventiva-, pero inferior a siete.

Precisamente, la imposición de medidas cautelares a Slimane -obligación de designar domicilio, comunicar cualquier cambio de residencia y presentaciones los días 1 y 15 de cada mes en la Audiencia Nacional-, determina que éste será condenado, puesto que en caso contrario tendría que haber sido puesto en libertad sin ninguna cautela.

La sorpresa saltó poco después al conocerse que Slimane había sido detenido por la Brigada de Extranjería y confinado en la Jefatura Superior de Policía de Toledo, por existir un decreto de expulsión contra él dictado por la subdelegación del Gobierno de Jaén, el 1 de abril de 2005, fecha en la que Slimane ya se encontraba preso por el sumario del 11-M. La Ley prevé que se consulte a la Audiencia. Slimane había sido condenado en el pasado a 5 años por tráfico de drogas.

Cristóbal Gil del Campo, abogado de Slimane en el proceso por el 11-M, confirmó la detención de su cliente, aunque señaló que la Audiencia Nacional no le había notificado la puesta en libertad y precisó que da la impresión de que Slimane nunca salió libre de la prisión de Ocaña, sino que simplemente pasó de las autoridades penitenciarias a las policiales.

Condenas para los restantes

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La decisión de la Audiencia Nacional supone también que los 18 restantes procesados que permanecen en prisión por su presunta participación en los atentados de los trenes de cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004 serán condenados a penas superiores a los siete años de prisión, ya que todos ellos llevan más de tres años de prisión preventiva.

El dato de que todos estos presos serán condenados es importante, porque las dudas más destacadas que se suscitaron en la vista eran si el tribunal había considerado suficientes las pruebas aportadas en el juicio contra dos de los supuestos autores intelectuales de los atentados, Rabei Osman el Sayed, Mohamed el Egipcio, y Hassan el Haski. La fiscalía y varias de las acusaciones reclaman para ellos penas que suman 38.952 años de prisión por delitos de pertenencia a organización terrorista, 191 asesinatos terroristas consumados, 1.841 asesinatos en grado de tentativa y cuatro delitos de estragos.

Aunque el tribunal mantiene un hermético mutismo acerca de las deliberaciones, fuentes jurídicas han asegurado que los magistrados habrían rechazado todas las causas de nulidad invocadas por los abogados. Estas causas de nulidad afectaban entre otras cuestiones a las cintas grabadas en Italia a Rabei Osman, El Egipcio, a la legalidad de los registros domiciliarios de los imputados, incluido el del primo de El Chino, Hamid Ahmidan, al que se le encontraron importantísimas cantidades de droga, o el acceso tardío de algunas partes al sumario lo que a su juicio generaba indefensión. También se impugnó la obtención de los datos de la BTS de Morata de Tajuña y que permitió cruzar los datos de activación de móviles y tarjetas, que fueron una de las primeras pistas de la investigación.

El rechazo de esta cuestión, sin embargo, ya fue anticipada en el juicio, puesto que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, llamó la atención a uno de los letrados al destacar que es obligatoria la autorización judicial para intervenir conversaciones telefónicas, pero no para recabar los datos de tráfico telefónico, que no tienen ninguna protección especial.

La sentencia está ya siendo redactada y será notificada previsiblemente a mediados del mes de octubre. El ponente de la misma, que es el presidente del Tribunal, Javier Gómez Bermúdez, tras las deliberaciones iniciales, ha revisado de nuevo todos los tomos del sumario y de ahí la nueva deliberación y la libertad de Slimane.

Mahmoud Slimane, a la derecha, se ríe con El Egipcio el 2 de julio pasado, último día del juicio por el 11-M.
Mahmoud Slimane, a la derecha, se ríe con El Egipcio el 2 de julio pasado, último día del juicio por el 11-M.AP

Lágrimas en la vista

Mahmoud Slimane Aoun derramó abundantes lágrimas durante el juicio.

En el turno de última palabra, Slimane se emocionó y con voz entrecortada recordó que su padre, ciego, su hermano y nueve familiares más fueron asesinados en la guerra civil en su país, Líbano, y aseguró que vino a España para vivir en paz. "Me acusan de terrorismo, pero no tengo nada que ver", dijo.

En su intervención, admitió que conoció a los yihadistas suicidas de Leganés, aunque afirmó que nunca supo lo que iban a hacer. En referencia al jefe operativo del grupo, Jamal Ahmidan, El Chino, Slimane señaló que era una persona violenta. "Él sabía que yo soy chií y se puso a insultar a mi religión. Yo era su enemigo", precisó. "Entre nosotros no había amistad, sólo odio".

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