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Quinto aniversario del 11-M

El último condenado saldrá en 2044

Los 12 presos musulmanes están en aislamiento, y los tres españoles, no

Jorge A. Rodríguez

Jamal Zougam tiene 35 años de cárcel por delante y 192 muertos a sus espaldas. El viernes hará cinco años que cayó preso, acusado de haber colocado algunas de las 13 mochilas bomba del atentado del 11 de marzo de 2004. Vive aislado y solo en su celda del penal de Alicante, pero vive. El jueves que viene cumplirá otro lustro de presidio José Emilio Suárez Trashorras, el minero esquizofrénico que llenó de dinamita las manos de los terroristas, cuya vida es más amable en el módulo terapéutico de Mansilla de Mulas (León), sin remordimientos confesos por tanto asesinato cometido por su falta de escrúpulos. Trashorras, Zougam y Otman el Gnaoui suman 120.559 años de condenas, el primero como cooperador necesario y, los dos últimos, como autores materiales. Allá por 2044 serán libres, tras agotar el máximo de 40 años de cumplimiento efectivo.

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Serán los últimos en salir de los 15 condenados por el 11-M que siguen en prisión. Todos van a cumplir a pulso sus condenas y hasta el último día, aunque albergan grandes esperanzas de que el Tribunal de Estrasburgo, ante el que han recurrido, acabe rebajando o anulando sus condenas, según fuentes jurídicas. Las vidas de los 15 son muy distintas.

Doce de ellos, todos musulmanes, viven en régimen de aislamiento (como presos de especial seguimiento, o FIES, de bandas armadas) repartidos por las cárceles de A Lama (Pontevedra), Alicante, El Puerto de Santa María (Cádiz) y alguno en Madrid. Y los doce padecen un problema común: sufren pérdida de visión por el encierro continuo entre cuatro paredes. Salvo Zougam y Fouad el Morabit el Amghar (el hijo de un notario, con 12 años de condena y una personalidad fría hasta el extremo), el resto apenas recibe visitas ni llamadas telefónicas y no tiene ni un euro en su peculio. Ni para tomar un té. Su contacto con el exterior es mínimo. Están en su mayoría en tratamiento oftalmológico, según aseguran fuentes de Instituciones Penitenciarias.

La vida para ellos se reduce a dos horas diarias de patio con un máximo de tres compañeros de paseo, un día por semana de clases, algo de gimnasio... pero siempre sin salir del módulo de aislamiento, fuera del cual el contacto con otros presos podría costarles un linchamiento por lo que hicieron. Sus comunicaciones están intervenidas.

El pelotón de los musulmanes se divide en dos. Uno es el de los que sigue con rigor los preceptos del islam, como, entre otros, Abdelmajid Bouchar (el Gamo, el hombre que huyó a la carrera antes del suicidio colectivo de Leganés, condenado a 18 años), Zougam, Larbi Ben Sellam (ahora juzgado por la llamada Operación Tigris, abierta por enviar suicidas a Irak y apoyar a los huidos del 11-M) o El Morabit.

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El otro lo forman los no practicantes, entre los que descollan Rachid Aglif (el Conejo, condenado a 18 años) o Rafá Zouhier (penado con 10 años por haber puesto en contacto a los terroristas islamistas con el minero de la dinamita), ambos con experiencia taleguera y que, pese al aislamiento, lo llevan de manera más desahogada. Hasta que se lo llevaron a Cádiz, Zouhier solía recibir en Aranjuez (Madrid) la visita de una novia y de su madre. Hay un tercer grupo, formado en exclusiva por Hassan El Haski, quien está en la prisión marroquí de Salé (Marruecos), país donde ha sido condenado a 10 años por terrorismo y de donde intenta que no le devuelvan a España mediante una huelga de hambre.

Los españoles del 11-M llevan mejor vida. Sólo quedan cuatro presos y ninguno está aislado. En realidad son tres, porque Antonio Toro, condenado a 4 años, ya ha cumplido su pena, pero sigue preso con 11 años por la Operación Pipol, en la que está también penado su cuñado Trashorras. Este último está en el módulo terapéutico de Mansilla de Mulas (León). Su esquizofrenia le permite el privilegio de no vivir en régimen de aislamiento para evitar un empeoramiento de su dolencia psiquiátrica, aunque es preso de primer grado, el más duro, como los demás. Sus padres le visitan con frecuencia.

En la cárcel leonesa están Sergio Álvarez Sánchez y Antonio Ivan Reis, colaboradores de Trashorras, ambos condenados a tres años y que llevan un régimen de vida normal, todo lo normal que puede ser vivir en la cárcel con el baldón de haber tenido algo que ver en el mayor atentado de la historia de España. 192 muertos.

Actos en memoria

- El Gobierno no organiza actos oficiales por el quinto aniversario del 11-M, pero hay otros en Madrid:

- 9.00. Ofrenda floral en la Real Casa de Correos

- 10.00 Ofrenda floral en la estación de Atocha.

- 11.00. Acto de memoria en el Círculo de Bellas Artes.

- 12.00. Acto en el monumento de Atocha.

- 19.00. Ofrenda floral en la estación de El Pozo.

- 19.30. Concierto in memóriam en el Auditorio Nacional de Música.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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