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Un 'zulo' para más de 100 bombas lapa

Hallado un escondite cerca de Montpellier con "ingente material" para hacer artefactos y colocarlos bajo los coches - Localizados tres depósitos de ETA en 24 horas

Jorge A. Rodríguez

ETA tenía preparada una larga campaña de atentados con bombas lapa. La Policía Judicial francesa y la Comisaría General de Información española localizaron ayer dos zulos de la organización terrorista, uno de los cuales ocultaba "ingente material para montar bombas lapa", es decir, circuitos eléctricos y sistemas de detección de movimiento. Este escondrijo, hallado en Camplong, en el sureste francés, contenía cinco enormes bidones de plástico, lo que en principio apuntaba a que sería uno de los mayores zulos requisados en los últimos cinco años a la banda. Pero lo que finalmente acabó llamando la atención de los agentes fue que escondiera dispositivos "para montar no menos de 100 bombas lapa", según fuentes de la lucha antiterrorista.

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El hallazgo de los dos zulos se suma al encontrado anteayer en Ferrières, a tiro de piedra de la frontera española, en el que los detenidos esa misma mañana -Aitzol Etxaburu, Alberto Machain y Andoni Sarasola, encargados de distribuir material asesino a los comandos- guardaban 100 kilos de nitrato amónico (clave para fabricar explosivo amonal) y 12 litros de nitrometano (combustible que potencia el efecto explosivo).

Los terroristas tenían, además, 20 fiambreras con los dispositivos eléctricos ya montados, de forma que se pudieran utilizar como bombas lapa (como las tres últimas usadas por la banda, que han costado la vida en dos meses al policía Eduardo Puelles, y a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá) o como artefactos similares a los usados en la cadena de explosiones del 9 de agosto en Mallorca.

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El escondite localizado ayer a 80 kilómetros de Montpellier estaba compuesto por cinco bidones, tres de 150 litros de capacidad y dos de 200 litros. Al extraerlos, los agentes dieron por sentado, debido a su peso, que estaban repletos de explosivos ya fabricados. Pero no era así. Contenían 10 kilos de nitrato de amonio, 83 detonadores (los tres detenidos tenían otros 42), 450 metros de cordón detonante (hace la explosión homogénea), 2.600 cartuchos del calibre 38 (revólver), dos revólveres Smith & Wesson del calibre 357 magnun (procedentes del robo en una armería de Vauvert), un silenciador, materiales accesorios para el manejo químico de los explosivos, una gorra y una cazadora de un gendarme (se las quitaron a dos agentes de este cuerpo militar el 5 de marzo de 2006), material de montaña y equipos de transmisión.

Pero lo más importante, y que ocupaba la mitad de los bidones, era el "ingente material para montar lapas". Unas fuentes decían que había suficiente para "más de 100 bombas" y otras que para "varias decenas". Según el Ministerio del Interior, lo hallado en los bidones era: "Diodos, lámparas test, pilas de botón, cajas de plástico preparadas para contener las cargas explosivas, transformadores, tiristores, cajas de derivación, antenas, bombillas, material químico para la confección de circuitos impresos, rollos de cables eléctricos, circuitos impresos, placas vírgenes, láminas de metraquilato, líquido revelador y en polvo [para montar placas integradas]". Incluso había un recipiente de plástico (tupper) para la fabricación de una bomba lapa con un sistema de dos pilas de botón, preparado a falta de explosivo.

El tercer zulo fue hallado horas después en la localidad vascofrancesa de Hellete, pero según las fuentes "apenas contenía material de importancia operativa", lo que se traduce en herramientas para fabricar explosivos y documentación de ETA. Todo lo incautado estaba a disposición de los tres detenidos en Le Corbier-Villarembert para montar bombas y entregarlas a los comandos. Los investigadores siguen sin descartar que los arrestados tengan aún algo más escondido, pero les es suficiente como para afirmar que era el material con el que ETA pretendía mantener una larga campaña de atentados, de carácter muy selectivo, con bombas lapa. De hecho, las 20 fiambreras en poder de los terroristas (les faltaba el explosivo y el detonador) indican que ese era su objetivo inmediato.

Las fuentes insisten en que este golpe puede suponer un "desabastecimiento temporal" de los comandos, aunque otra parte puede, insisten, que ya esté distribuido. Lo que no creen que lleguen a localizar a raíz de esta operación son los grandes zulos de la organización, los míticos Chernóbil o Z-30. "Ésos no dependen de esta gente y dentro de la organización terrorista los conocen muy muy pocos miembros y de mucha fiabilidad", aseguran fuentes antiterroristas.

La distribución de los escondites confirma que los etarras habían establecido en los últimos años como pauta de actuación la diseminación de los zulos a lo largo y ancho del territorio francés, informa Vasco Press. Los miembros de ETA han optado por repartir sus arsenales en numerosos puntos y por esconderlos de manera preferente en agujeros excavados en el monte, en lugar de hacerlo en zonas urbanas.

La policía francesa conduce a uno de los tres detenidos el miércoles en una estación de esquí de los Alpes franceses.
La policía francesa conduce a uno de los tres detenidos el miércoles en una estación de esquí de los Alpes franceses.AP

Lo que guardaban los terroristas

- Ferrières. Este escondite, hallado anteayer, contenía 100 kilos de nitrato de amonio, utilizado para componer el explosivo amonal, y 12 litros de nitrometano, combustible de aeromodelismo que potencia el efecto explosivo.

- Camplong. En tres bidones se guardaban gran cantidad de material electrónico para la composición de artefactos explosivos (bombas lapa), además de dos revólveres Smith&Wesson , 2.600 cartuchos para éstos, un silenciador de la marca Sig-Sauer, 450 metros de cordón detonante, 83 detonadores artesanales, libros especializados de electrónica, dos walkie-talkies, 10 kilos de nitrato amónico. Todo estaba en cinco bidones, dos de los cuales tenían la "ingente cantidad" de material para bombas lapa.

- Helette. Herramientas para montar bombas y documentación.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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