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Caetano Veloso revela la 'verdad tropical'

El músico revisa en su autobiografía el carácter subversivo del movimiento brasileño

Diego A. Manrique

Entre la cada vez más abundante bibliografía de músicos que cuentan su vida, Verdad tropical merece un lugar especial. Subtitulada 'Música y revolución en Brasil', la autobiografía de Caetano Veloso es, simultáneamente, una historia del exuberante movimiento tropicalista y la más despiadada autocrítica de su obra musical.

Editada por Salamandra, en la cuidada traducción de Violeta Weinschelbaum, Verdad tropical se aprecia mejor si se conoce la sinuosa obra de Caetano Veloso (Santo Amaro da Purificaçao, 1942), aunque los análisis de sus discos clave despiertan el ansia de conocerlos o revisarlos. Caetano pone el listón muy alto; la exigencia también se aplica a los demás: da un rapapolvo a Paul McCartney por manifestar admiración hacia Stockhausen y luego conformarse con hacer su música habitual.

La vuelta a Brasil le trae la sorpresa de que ya no es el chico malo

Explica Veloso que Verdad tropical es un encargo de una editorial estadounidense y eso explica que todo se cuente con claridad, respaldado por un glosario pensado para un público internacional (y aprovechando cada ocasión posible para ensalzar a João Gilberto, Dorival Caymi y otros maestros). Dejando atrás las emotivas páginas en que evoca infancia y adolescencia, Verdad tropical adquiere carácter de historia cultural cuando Caetano y demás bahianos se lanzan al asalto de Río, donde -otros tiempos- son mirados con precaución por su fama de promiscuidad sexual.

Los tropicalistas desarrollan una eficaz tarea de subversión estética, entre el recelo de los tradicionalistas y la sospecha de las izquierdas dogmáticas. El situarse en la tierra de nadie no les libra de las atenciones de la dictadura militar, que enjaula a Caetano y Gilberto Gil, dos meses de incertidumbre y absurdos interrogatorios que se resuelven en una invitación a exiliarse.

La estancia en Londres es frustrante en lo musical, aunque Caetano recuerda como un momento de reivindicación la visita del admirado Roberto Carlos; emocionado, Caetano termina secándose los ojos y sonándose la nariz en el vestido de la sorprendida mujer del divo. La vuelta a Brasil le trae la sorpresa de que ya no es el chico malo. Sus heterodoxias han sido metabolizadas y es considerado un artista del pueblo: en los carnavales de Bahía, se presenta un camión camuflado como nave espacial, bajo el nombre de Caetanave.

Esta segunda parte de su carrera es resuelta en menos de cien páginas. Puede que Caetano se reserve los detalles para otro libro o que se le acabara el espacio adjudicado: hay partes del libro escritas, lo confiesa, a salto de mata, aprovechando pausas en las giras. Renuente a contar intimidades de los demás, incluyendo sus dos esposas, explora en este tramo final de su sexualidad (antes, sólo ha confesado una atracción por el guitarrista Toquinho). Pero sus grandes temas son los mismos que le obsesionaban al principio: el diálogo entre herencia nacional y creación personal, la relación entre Brasil y el Primer Mundo, la comunicación entre la música popular y otras expresiones artísticas. Aun desconociendo o detestando la música de Caetano, Verdad tropical es un libro inmensamente estimulante.

Caetano Veloso.
Caetano Veloso.EFE
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