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'Ifigenia en Aulide' inaugura la temporada de La Scala

Ricardo Muti apuesta de nuevo por la obra de Christoph Gluck

Una ópera conocida y admirada sólo por los melómanos, Ifigenia en Aulide, inaugura hoy la temporada lírica de La Scala de Milán, en su nueva y provisional sede del teatro de los Arcimboldi. Una ópera difícil, en un escenario alejado del centro de Milán, que no ha llegado a conquistar aún a los aficionados. Dos desafíos en uno, asumidos por el maestro Ricardo Muti, que ha presentado ya en La Scala otras cuatro óperas de Christoph Williball Gluck.

Tanta devoción por el compositor bávaro no ha impedido al maestro napolitano escoger el final propuesto por Richard Wagner, que, en 1847, tradujo al alemán, añadiendo no pocos retoques musicales, la ópera de su paisano. Serán apenas cinco minutos finales del tercer acto, pero cinco minutos suficientes para desencadenar un pequeño escándalo. ¿Por qué no atenerse al texto original de Gluck? Muti se ha justificado asegurando que Wagner es más fiel al espíritu del compositor alemán afrancesado, quien, al crear la ópera, se vio obligado a complacer los gustos retóricos de la época, algo que a Wagner ya no le afectaba setenta años después. "Normalmente", explica el maestro, "soy absolutamente fiel al texto y a la última voluntad del autor, pero esta vez he hecho una excepción. Wagner retocó toda la partitura, quizás demasiado, pero en una cosa fue absolutamente genial: en su reescritura del final, donde utiliza el material gluckiano y lo recompone, recuperando el espíritu ético y trágico de Eurípides". Ifigenia será interpretada por la soprano Violeta Urmana, la mezzosoprano Daniela Barcellona será Clitemnestra, al bajo Christopher Robertson le corresponde dar voz a Agamenón, mientras Aquiles será encarnado por el tenor Stephen Mark Brown. El tenor elegido inicialmente era Paul Groves, que al final se echó atrás. Muti ha confesado que la baja de Groves fue uno de los grandes problemas que tuvo la producción, que ha sido dirigida por el griego Yannis Kokkos. Pese a que el teatro de los Arcimboldi, con la polémica de los paneles laterales caídos que no han sido recolocados, no es el edificio del Piermarini, en la mítica plaza de la Scala, los precios de las entradas en la velada inaugural no tienen nada que envidiar a los habituales. Una butaca cuesta mil euros, aunque el teatro dispone también de localidades a sólo 30 euros.

Gluck creó Ifigenia en Aulide en 1774. Estrenada con éxito en París, fue durante años favorita del gran público. "La obra es tan sumamente bella que conquistará a los espectadores igual que ha conquistado al equipo técnico que ha trabajado en este montaje", ha declarado Muti, seguro de no decepcionar a sus fans. El director defiende el ardor que hay en la escritura, aparentemente rígida, de Gluck. "Me enamora su capacidad de hurgar en los humanos. Gluck es capaz de hacer palpitantes los personajes trágicos; consigue descubrir los sentimientos esenciales y dejarlos al desnudo. En una etapa en la que imperaba un virtuosismo canoro, Gluck ha hecho la música en música, lo que Cánova

Pequeño escándalo

Tanta devoción por el compositor bávaro no ha impedido al maestro napolitano escoger el final propuesto por Richard Wagner, que, en 1847, tradujo al alemán, añadiendo no pocos retoques musicales, la ópera de su paisano. Serán apenas cinco minutos finales del tercer acto, pero cinco minutos suficientes para desencadenar un pequeño escándalo. ¿Por qué no atenerse al texto original de Gluck? Muti se ha justificado asegurando que Wagner es más fiel al espíritu del compositor alemán afrancesado, quien, al crear la ópera, se vio obligado a complacer los gustos retóricos de la época, algo que a Wagner ya no le afectaba setenta años después. "Normalmente", explica el maestro, "soy absolutamente fiel al texto y a la última voluntad del autor, pero esta vez he hecho una excepción. Wagner retocó toda la partitura, quizás demasiado, pero en una cosa fue absolutamente genial: en su reescritura del final, donde utiliza el material gluckiano y lo recompone, recuperando el espíritu ético y trágico de Eurípides". Ifigenia será interpretada por la soprano Violeta Urmana, la mezzosoprano Daniela Barcellona será Clitemnestra, al bajo Christopher Robertson le corresponde dar voz a Agamenón, mientras Aquiles será encarnado por el tenor Stephen Mark Brown. El tenor elegido inicialmente era Paul Groves, que al final se echó atrás. Muti ha confesado que la baja de Groves fue uno de los grandes problemas que tuvo la producción, que ha sido dirigida por el griego Yannis Kokkos. Pese a que el teatro de los Arcimboldi, con la polémica de los paneles laterales caídos que no han sido recolocados, no es el edificio del Piermarini, en la mítica plaza de la Scala, los precios de las entradas en la velada inaugural no tienen nada que envidiar a los habituales. Una butaca cuesta mil euros, aunque el teatro dispone también de localidades a sólo 30 euros.

Ricardo Muti.
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