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Reportaje:

La España mineral en 1.164 mapas

Concluye la elaboración del Mapa Geológico Nacional a escala 1/50.000, a los 32 años de iniciarse

Conocer a fondo el substrato geológico del país es un factor esencial del desarrollo económico y social. Y para ello, en 1971 se puso en marcha un ambicioso plan, el Mapa Geológico Nacional (MAGNA), para cartografiar la geología española en 1.164 mapas a escala 1/50.000. Una tarea llevada a cabo por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) que se ha completado este año y acaba de ser presentada.

El proyecto nació como una consecuencia de los planes de desarrollo de los años sesenta, y su objetivo era, según Roberto Rodríguez, responsable actual del MAGNA, "abrir el país a la inversión extranjera para la explotación de los recursos mineros, pensando que sería un importante motor de desarrollo".

Este afán llevó a plantear un plazo de realización muy ambicioso para la magnitud de la tarea, que debía terminarse en 1988. Las inversiones destinadas a su elaboración fueron por ello muy elevadas durante el primer decenio de la tarea, lo que permitió terminar 569 hojas, el 49% del total, en 1980. Después, cuando quedó claro que la minería no iba a jugar un papel esencial en el desarrollo económico del país, los fondos menguaron y el ritmo se ralentizó. Para finales de 1990 sólo se habían añadido 319 hojas, en 1995 otras 155 y las 121 restantes tardaron 8 años en estar terminadas, si bien es cierto que se trataba de las más laboriosas.

En realidad, el primer proyecto para realizar esta cartografía se diseñó en los años veinte del pasado siglo, y arrancó con la primera hoja, la correspondiente a Alcalá de Henares, terminada en 1928. Con las interrupciones debidas a la guerra civil y sus consecuencias, se continuó hasta 1971, llegando a concluirse 442 hojas, pero para entonces el trabajo era manifiestamente anticuado. "En la mayor parte de los casos su valor es el de documento histórico, y no sirvieron para mucho. No había fotografía aérea, ni de satélite, y la base topográfica era bastante deficiente", explica Roberto Rodríguez.

Pese a todo, Rodríguez, que es el jefe del Área de Cartografía Geológica del IGME, considera que la conclusión del mapa es un hito con escasos precedentes. "En Europa tan sólo el Reino Unido tiene una cartografía completa a escala semejante. Francia tiene una cobertura del noventa y tantos por ciento, pero no la tiene completa", dice.

Y es que la elaboración de cada hoja ha supuesto, de media, el trabajo de dos o tres geólogos durante un año a tiempo completo, más la colaboración de especialistas en técnicas complementarias, estratígrafos, paleontólogos, petrólogos, geoquímicos... para análisis puntuales. En total han colaborado en el MAGNA 658 geólogos y 450 especialistas, algunos de ellos a lo largo de casi tres decenios de su actividad profesional.

Cada hoja se ha elaborado a partir de la información proporcionada, inicialmente, por fotografías aéreas y, en ocasiones, imágenes de satélite, además de la información geológica preexistente. Después se ha realizado un trabajo de campo en determinados puntos del área, cuya cifra oscila entre 200 y 400, estudiando los afloramientos rocosos en directo y recogiendo muestras para su posterior análisis. A partir de estas muestras se han generado las llamadas láminas delgadas, cortes de 0,3 mm de espesor, para su estudio microscópico, se han realizado análisis químicos y se han descrito los fósiles y microfósiles que contenían.

Todas estas muestras han sido almacenadas en una litoteca (una biblioteca mineral), que acumula en total 163.605 láminas delgadas, 41.448 muestras de mano, 6.254 restos paleontológicos, 6.374 celdillas (muestras de material no consolidado, como arenas) y 18.858 muestras denominadas levigados. La información derivada del estudio de estas muestras ha dado lugar a 200.000 fichas, informes y análisis químicos, disponibles para su consulta. Cada hoja dispone del mapa geológico, una memoria explicativa y una base de datos complementarios. Además, cada mapa contiene información de sondeos profundos, columnas estratigráficas y cortes geológicos, con una profundidad que alcanza hasta 6.000 metros. Por último, las últimas 200 hojas llevan incorporado un mapa geomorfológico complementario.

Los cortes y columnas se han elaborado a partir de los estratos que aparecen en superficie mediante modelos y técnicas geométricas, pero también con la información disponible de sondeos de profundidad ya existentes en trabajos de exploración de yacimientos petrolíferos que se realizaron profusamente durante los años setenta y ochenta en todas las grandes cuencas sedimentarias de la Península.

También se han utilizado técnicas sismológicas (se hace vibrar el suelo y se registran las ondas en muchos puntos distantes para determinar las estructuras que han atravesado), pero no como parte del programa, sino aprovechando otros estudios que las han empleado, como los del programa de Estudios Sísmicos de la Corteza Inferior (ESCI), financiado por el Plan Nacional de I+D a principios de los noventa.

Las dataciones se han hecho, generalmente, mediante técnicas clásicas, basadas en la presencia de fósiles, pero también se han empleado técnicas de datación radiactiva, en las que se mide la proporción de dos isótopos, uno de los cuales procede de la desintegración del otro. "El IGME tuvo entre 1980 y 1990 un laboratorio con un espectrómetro de rubidio-estroncio, que hacía dataciones de entre 200 y 500 millones de años de antigüedad. Queremos montar ahora un laboratorio para desarrollar estas técnicas de geocronología", dice Rodríguez.

Como colofón, el IGME envió una encuesta a 1.200 usuarios, con el objetivo de determinar el valor del MAGNA. A partir de las respuestas recibidas, 480, han concluido que los principales usuarios del mapa son las empresas de ingeniería que hacen obras públicas como carreteras, autopistas, vías férreas o canales, las que hacen obras puntuales como embalses, puentes, túneles o edificios, y, en tercer lugar, las que realizan estudios de impacto ambiental. En cuarto lugar están las empresas de minería industrial. La minería metálica, el objetivo que impulsó el inicio del proyecto, ocupa el sexto puesto.

A los encuestados se les pidió también que valoraran el presupuesto que estarían dispuestos a invertir en la consecución de los datos que les proporciona el MAGNA. Las respuestas indican que el ahorro que proporciona el proyecto se encuentra entre 10 y 28 veces su coste, cifrado en 120 millones de euros en valor actual.

El trabajo, por supuesto, no ha terminado. A lo largo de los más de 30 años de elaboración, los criterios y las técnicas han evolucionado y ha habido dos modificaciones de la normativa, en 1980 y 1991. Es necesario actualizar las hojas más antiguas y adaptarlas a nuevos criterios, más completos incluso que los de las últimas hojas. Así, en lugar de memoria llevarán un CD con los mapas digitalizados y toda la información accesible de manera interactiva. Bastará pinchar en un punto del mapa para obtener toda la información sobre las muestras recogidas, los fósiles y la documentación.También se ha va a elaborar un mapa geológico continuo digital, que permitirá disponer de la información de una zona más amplia, a nivel provincial por ejemplo, con la misma minuciosidad y con criterios homogéneos. Además se va a elaborar un mapa geológico a escala 1/200.000.

Mapa geológico continuo de Gran Canaria.
Mapa geológico continuo de Gran Canaria.IGME
Cortes geológicos del nuevo Mapa Geológico Nacional de la zona de Barrios de Luna (León).
Cortes geológicos del nuevo Mapa Geológico Nacional de la zona de Barrios de Luna (León).

Geología recreativa

La información que proporciona el MAGNA puede resultar excesivamente compleja para los profanos. Por eso, el IGME se ha propuesto ayudar a difundir la geología y despertar el interés del público general. Para ello ha iniciado la publicación de guías geológicas de parques naturales y nacionales. "Existe una demanda identificada de turismo de naturaleza, y empieza a haber interés no sólo por los aspectos biológicos, sino también por los geológicos. Estas guías llevan mapas geológicos más sencillos de utilizar y entender, están hechas con un estilo ameno y contienen propuestas de itinerarios, puntos de interés, modelos del terreno... y muchas fotos", explica Roberto Rodríguez.

La primera de estas guías está dedicada al Parque Nacional del Teide, cuyos máximos valores son, precisamente, geológicos, y que el año próximo cumplirá 50 años como parque nacional. La obra contiene una introducción general sobre la geología volcánica, una descripción concreta del caso del Teide, un mapa geológico, otro geomorfológico, una memoria geológica, propuestas de itinerarios y un glosario.

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