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Reportaje:Futuro

La joya marina del archipiélago Chinijo

Un programa de investigación biológica y química radiografía el estado de las costas de Canarias

Visto desde el aire, el archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote, es un grupo de islas e islotes de origen volcánico, de tonos marrones y ocres que contrastan en las orillas con el verde azulado del mar; las costas de aguas transparentes dejan ver los fondos rocosos y las praderas de algas. Forman el archipiélago la isla de La Graciosa, los islotes de Alegranza y Montaña Clara, y dos peñascos (el Roque del este y el Roque del Oeste), a los que se añade, en la reserva marina, parte de la costa lanzaroteña. Isla Graciosa (27 kilómetros cuadrados) está habitada, los islotes no. La zona tiene el mayor índice de biodiversidad del archipiélago canario.

"Este es el límite sur de especies que tienen su distribución en el Atlántico más al Norte y en el Mediterráneo", explica Fernando Tuya, biólogo de ciencias del mar (Universidad de Las Palmas). "Además, las aguas en el Chinijo son más frías que en el resto de Canarias por la influencia de los filamentos de aguas frías ricas en nutrientes que afloran en la costa africana y que son responsables de la riqueza pesquera del banco canario/sahariano. Si a esto añadimos la gran heterogeneidad de ambientes que se dan en una extensión tan pequeña como el Chinijo, se entiende la importancia de esta reserva".

Por ello, por su valor científico y por sus características singulares, el programa Costa Viva, que arrancó en 2003 con una duración de dos años y financiación del Ministerio de Medio Ambiente, dedica un especial esfuerzo de muestreo en el Chinijo. De la dirección del programa se encarga la Universidad de Las Palmas, y la investigación abarca tres facetas: evaluación del estado de conservación y de las poblaciones de especies; caracterización de ambientes de interés para la conservación; y análisis de la calidad de las aguas, tomando parámetros como contaminantes y nutrientes, o presencia de metales pesados e hidrocarburos, además de características físico-químicas. Así, el programa incluye investigaciones biológicas y químicas y se estructura en cuatro campañas de muestreo, una cada seis meses.

"Una peculiaridad de Costa Viva, que lo convierte en programa pionero en Europa, es que incluye tanto investigación científica como actividades de conservación y de sensibilización", dice Tuya, coordinador del área de biología.

La organización WWF/Adena dedica un esfuerzo especial a Costa Viva, que coordina el biólogo Alexis Rivera. Él explica, por ejemplo, como hace dos años se acabó con los conejos, una especie intrusa,en el islote de Montaña Clara, cazándolos con trampas poco a poco. En Alegranza, Rivera señala los extraños nidos de pardela cenicienta, un ave marina que perfora madrigueras en el suelo o aprovecha las excavadas por otros animales. "Anidan unas 10.000 parejas de pardelas aquí en Alegranza, es la segunda colonia de cría del mundo y la principal en España".

Hay otras especies de singular valor en el Chinijo, y varias de ellas amenazadas. "En toda España sólo quedan 35 o 40 parejas de águila pescadora, o guinche, de ellas 15 ó 20 en Canarias y el resto en Baleares; en concreto, no hay más de nueve parejas en Chinijo", explica Rivera, durante una reciente visita patrocinada por Adena. "Otra especie en peligro de extinción es el alimoche, guirre, con 24 parejas en Canarias, de ellas 22 en Fuenteventura, una en Lanzarote y otra aquí en Alegranza. Y es interesante el hecho de que los análisis genéticos indican que se trata de una subespecie endémica de Canarias".

Costa Viva, pese a haber recorrido sólo la mitad de su trayecto, ya genera resultados, destaca Tuyo. Por ejemplo, los científicos partieron de la hipótesis de que como las islas Canarias orientales y las occidentales son dos entornos biogeográficos diferentes y las primeras reciben la fuerte influencia de los filamentos de aguas frias que inducen la productividad marina, debería ser notoria la diferente distribución de organismos en la zona intermareal. "Efectivamente hemos descubierto una mayor abundancia de burgados (caracoles marinos) en las islas orientales que en las occidentales; sin embargo no apreciamos diferencia en las lapas, cuyas colonias son víctima de la captura intensiva. Estamos presenciando un fenómeno natural enmascarado por el efecto antropogénico, el marisqueo, que provoca la retirada selectiva de las lapas".

Otro tema interesante es el papel de los erizos de púas largas en la cascada trófica de las aguas en Canarias, jugando un papel clave entre las algas y los peces, depredadores de alto nivel trófico. "A diferencia del Mediterráneo, donde hay unos grupos de peces e invertebrados que influyen en la estructura de la población de las algas, aquí es este erizo (herbívoro) el que determina la distribución de especies", explica Tuyo.

Mientras avanza la investigación, la faceta de conservación de Costa Viva tiene ya identificadas las peores amenazas. La sobreexplotación de recursos pesqueros y marisqueros, la caza furtiva, el impacto de barcos en los fondeos, el vertidos de aguas residuales, la contaminación y la introducción de especies exóticas son los mayores riesgos para el Parque Natural del Chinijo, dice Rivera.

Formación geológica con entrada de agua de mar en el islote Alegranza.
Formación geológica con entrada de agua de mar en el islote Alegranza.A. R.
El archipiélago  Chinijo, visto desde el Mirador del Rio en Lanzarote, con la isla La Graciosa en primer plano.
El archipiélago Chinijo, visto desde el Mirador del Rio en Lanzarote, con la isla La Graciosa en primer plano.A. R.
Los biólogos Fernando Tuya (izquierda) y Alexis Rivera.
Los biólogos Fernando Tuya (izquierda) y Alexis Rivera.A.R.

Furtivos en un espacio protegido

El archipiélago Chinijo, las islas al norte de Lanzarote y su entorno oceánico, forma la mayor reserva marina de Europa, de 700 kilómetros cuadrados. Por su biodiversidad y peculiares características, este parque natural es para los científicos la joya del programa Costa Viva, el primer diagnóstico biológico y químico integral de las costas canarias.El archipielado Chinijo esta protegido como parque natural, bajo responsabilidad del Cabildo de Lanzarote, y en gran parte coincide con la reserva marina de La Graciosa y Los Islotes, la mayor reserva pesquera de Europa. Además, dos de esos islotes (el Roque del Este y el Roque del Oeste) cuentan con protección especial como reserva integral. Pese a ello, la defensa del entorno no es fácil ni automática en la práctica, y el servicio de vigilancia se las ve y se las desea para luchar contra la caza y la pesca ilegales, porque seis personas con dos lanchas (una de ellas estropeada desde hace dos años) son insuficientes. La organización WWF/Adena Canarias desarrolla el proyecto Chinijo, Campaña de conservación, sensibilización y vigilancia, cordinando incluso grupos de voluntarios que tratan de disuadir a quienes cometen atropellos, consciente o inconscientemene, contra la naturaleza allí.

Los furtivos matan cada año varios centenares de pollos de pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis), explica Alexis Rivera, biólogo de Adena y coordinador del Plan Integral Chinijo. También sufren una fuerte extracción incontrolada las lapas y una especie, la lapa majorera, está en serio peligro de extinción en la isla de Alegranza. Son sólo algunos ejemplos, dice Rivera, del peligro que acecha al frágil ecosistema del Chinijo, sufriendo, además, el creciente acoso del turismo en Lanzarote y en La Graciosa.

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