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Una caída mortal reducida a un simple esguince de tobillo

Un instructor neozelandés salva su vida después de que le fallaran los dos paracaídas en un salto de 3.657 metros

Michael Holmes volvió a nacer el pasado 13 de diciembre. Ese día el instructor de paracaidismo acrobático de 25 años saltó desde un helicóptero a una distancia de 3.657 metros y le fallaron los dos paracaídas que tenía incorporados: el principal y el de reserva.

Tras los más de tres kilómetros de caída libre, en los que llegó a alcanzar los 193 kilómetros por hora, Holmes terminó cayendo contra un matorral de zarzamora y únicamente se hizo un esguince en el tobillo. Lo único que puedo hacer durante el descenso fue intentar una y otra vez que funcionaran los paracaídas; estos movimientos hicieron que, por lo menos, la velocidad de caida bajara a 128 kilómetros por hora.

Desde arriba, la operación estaba siendo registrada con una cámara de vídeo que, a pesar de ver los aspavientos del joven, no dejó de grabar en ningún momento. El propio paracaidista también llevaba incorporada una cámara, aunque en este caso las imágenes han quedado bastante difuminadas. Ahora, Michael Holmes se ha convertido en una estrella mediática en Nueva Zelanda y se rumorea que le han llegado a ofrecer 50.000 dólares por la cinta.

Tras el suceso, ocurrido sobre el Lago Taupo, el instructor estuvo ingresado en observación durante 11 días en el Hospital Waitako. Ahora, asegura que seguirá saltando y enseñando el arte del paracaidismo acrobático.

Un tobillo roto y un pulmón afectado, únicas secuelas de la caída de un instructor de paracaidismoVídeo: ATLAS

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