Alfombra roja para los Príncipes en Palestina

Aunque el Príncipe no es jefe de Estado y Palestina no es un Estado, don Felipe ha sido recibido este mediodía en Ramala con los honores propios de tal rango. Debido a la amenaza de lluvia, el recibimiento oficial se ha trasladado al interior de la Muqata -la residencia oficial del presidente palestino, donde está enterrado el padre de la patria, Yasser Arafat- pero eso no le ha restado brillo. El presidente palestino Mahmud Abbas guió a los Príncipes de Asturias hasta el salón cubierto, a través de una alfombra roja tendida para la ocasión. La banda militar tocó los himnos de España y Palestina y a continuación Abbas y el Príncipe pasaron revista a una compañía de honores de la guardia presidencial, bajo un gran retrato de Arafat y del propio Abbas.

Don Felipe, con traje de chaqueta gris, y doña Leticia, con traje de chaqueta y pantalón rosa palo y camiseta a rayas, fueron saludando uno por uno a las principales autoridades palestinas; entre las que se encontraban el ministro de Asuntos Exteriores, Salam Fayyat, y los dignatarios religiosos (el muftí de Palestina y el patriarca ortodoxo de Jerusalén), así como el decano de los cónsules en Jerusalén (italiano) y el de los embajadores acreditados en Ramala (egipcio), entre los que aún no hay un diplomático español. No estaba el primer ministro palestino, Riad Al Malki, de viaje en Bruselas; ni tampoco la esposa de Abbas, que no participa en actos sociales y es sustituida por una representante personal cuando el invitado acude con su cónyuge.

En el servicio de protocolo palestino era patente el nerviosismo. Nunca un miembro de una Familia Real europea había visitado los territorios ocupados y, desde que se interrumpieron las negociaciones de paz con los israelíes, el año pasado, la Autoridad Palestina está ayuna de visitas de mandatarios extranjeros. Los Príncipes llegaron a Ramala desde Jerusalén, a poco más de 10 kilómetros, cruzando por la puerta de Betunia, que los israelíes solo abren para el paso de autoridades. La prensa, como el resto de la población, tuvo que dar un rodeo de casi 30 kilómetros para atravesar el muro construido por Israel en territorio palestino.

Sin discurso

Aunque la visita solo duro dos horas, incluido el almuerzo, y no hubo discurso ni declaración oficial, los palestinos se mostraron satisfechos con el gesto. A fin de cuentas, el Príncipe no ha viajado a la mayor parte de los países con los que España tiene relaciones diplomáticas. La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, no dudó en calificar la visita de "histórica" y aseguró que supone "un reconocimiento expreso del apoyo que el pueblo español presta al palestino".

Por la mañana, el Príncipe almorzó con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien, según la ministra española, se mostró dispuesto a tomar la iniciativa ante el cascada de reconocimientos diplomáticos del Estado palestino que se espera para septiembre. El propio Netanyahu sugirió el lunes, en una reunión con embajadores europeos, que podría retirarse de algunas zonas de Cisjordania si no se reanudan las conversaciones de paz, en lo que se interpreta como una forma de imponer unilateralmente las fronteras del nuevo estado, según publicó ayer el diario israelí Haaretz.

Tanto Netanyahu como Abbas transmitieron al Príncipe su voluntad de reanudar las conversaciones de paz, lo que tropieza con la negativa de Israel a congelar los asentamientos. "España siempre ha jugado un papel muy constructivo y ambas partes han deseado que lo siga jugando", concluyó Jiménez.

Desde Palestina, los Príncipes viajaron por la tarde a Jordania, con cuya familia real mantienen una estrecha relación. No en vano, don Felipe fue el primer mandatario europeo que visitó a Abdullah II tras la muerte de su padre Hussein, en 1999. La jefa de la diplomacia española desvinculó al régimen hachemí de las dictaduras árabes asediadas por revueltas populares y subrayó la "voluntad firme" de Abdullah de avanzar hacia la democratización con sus promesas de reformar la ley electoral y la de partidos.

La seguridad de los israelíes

Los Príncipes de Asturias fueron recibidos ayer por el presidente de Israel, Simon Peres. Ante ellos defendió los bombardeos del Ejército israelí sobre la franja de Gaza. "El Estado de Israel hace todo lo necesario y lo seguirá haciendo para defender la seguridad de sus ciudadanos y poner fin al terrorismo", dijo Peres en la cena oficial ofrecida ayer a sus huéspedes en el hotel Rey David de Jerusalén.

Aunque el enfrentamiento entre Hamás e Israel se tomó un respiro en las últimas horas, el mandatario israelí aprovechó la ocasión para denunciar que cientos de miles de ciudadanos de su país están expuestos a los cohetes y granadas de mortero lanzados desde la franja. Y que un adolescente de 16 años sigue grave por el ataque a un autobús escolar el pasado jueves. "La comunidad internacional entera debería plantarse frente a un ataque terrorista contra civiles y condenarla sin ambages", espetó a su invitado. Pasó por alto el hecho de que 19 palestinos han muerto y 70 han resultado heridos en las operaciones de represalia israelíes.