Se llevan los cuarentones

Madame Figaro, el semanario femenino de Le Figaro, ha dado su veredicto: se llevan los hombres mayores. Ni Orlando Bloom, ni mucho menos Justin Bieber. Las señoras francesas (y, por extensión, las europeas) los prefieren hechos. Al menos eso es lo que se traduce de su selección de los 20 hombres más estilosos -o sea, très chic- de ahora mismo. En cabeza, Colin Firth "por su carisma a lo Michael Caine", especifica la publicación.

Acompañan al protagonista de El discurso del rey otros hombres de carisma curtido y armario trabajado como Baz Luhrmann (director de Moulin Rouge y Australia, y que está preparando la próxima adaptación de El Gran Gatsby), François Henri-Pinault (propietario de Gucci e Yves Saint Laurent, entre otras firmas de lujo, y marido de Salma Hayek) o el diseñador Tom Ford. Llámenlo búsqueda del valor seguro y perdurable, refugio en estos tiempos inciertos o, sencillamente, chaparse a la antigua.

La publicación ha tenido presente a José Luis Rodríguez Zapatero, que lo equipara en estilo al mismísimo Barack Obama. Siempre según Madame Figaro, "Zapatero aventaja a sus camaradas de la Unión Europea gracias a su look clásico-chic". El primer ministro noruego Jens Stoltenberg y el portavoz del Gobierno francés François Baron completan su muestrario de políticos.

No es Zapatero el único español distinguido por su estilo. El diseñador industrial madrileño Jaime Hayón, a quien tildan de "Almodóvar del diseño", puede jactarse de verse cara a cara con el arquitecto Ron Arad. Hayón, de 36 años, responde al cupo necesario de jóvenes experimentados para dotar de vigor a este tipo de listas tan poco científicas.

Junto a él, encontramos a Alexander Skarsgard (el tentador rubio malo de la serie vampírica True blood), al productor musical Mark Ronson (responsable del sonido que trajo el éxito a la cantante Amy Winehouse), al chef superestrella Jaime Oliver, al heredero del imperio Fiat Lapo Elkann y a Julian Assange. Al borde de cumplir los 40, el responsable de Wikileaks establece esa difusa frontera que logra atraer a cualquier generación por encima de qué lleve puesto o quién confeccione la lista de turno.